Hoy he tenido la agradable sorpresa de tener una alumna turca en mis clases de comunicación interna. Ella, de hecho, es medio alemana culturalmente, pero sus padres son turcos.
Y viene todo esto a cuento porque mi madre siente fascinación por Turquía debido a su adicción a las series de televisión de tal país que ve a diario. Devora los capítulos. No se pierde ni uno. Y llegada la hora de la emisión, lo deja todo (hasta la conversación conmigo) para plantarse ante el televisor. No salgo de mi asombro.
(Mamá me ha pedido que aprenda turco para poder explicarle detalles de cuanto ve en la serie. Espero complacerla tan pronto acabe mi tesis doctoral. Faltaría más).