Mitterrand, más popular que nunca

Mitterrand, más popular que nunca

(EFE, París).- En el X aniversario de su muerte, el socialista Francois Mitterrand es objeto de una avalancha de homenajes, libros y documentales, y de una admiración que deja de lado las zonas oscuras de su biografía y de sus 14 años en el poder.

Elegido en 1981 con la promesa de ‘cambiar la vida’, el único presidente de izquierdas de la V República fundada en 1958 por el general Charles de Gaulle es visto hoy, según los sondeos, como el mejor o el segundo mejor, detrás de éste, de los cinco jefes de Estado que ha conocido Francia en casi medio siglo.

Los analistas y editorialistas destacan estos días la nostalgia y la veneración por la figura de Mitterrand, hablan incluso de culto o de sacralización, lo que, para algunos, habla más del presente que del pasado, un presente marcado por la búsqueda de referentes en un mundo incierto y una globalización que da miedo.

El Mitterrand que domina en la memoria de los franceses no es «ni el modernizador, ni el europeísta, sino el de los años 81-83«, según el jefe del instituto demoscópico BVA, Jerome Sainte-Marie.

Es la nostalgia de «un tiempo en que la reforma era positiva y no sólo sinónima de una adaptación tardía a evoluciones inevitables y dolorosas«, de una era del futuro radiante, explicó en Libération.

‘EL ÚLTIMO DE LOS GRANDES PRESIDENTES’

Brillante, seductor, maquiavélico, obsesionado por su lugar en la Historia, el que, según un libro, llegó a definirse como «el último de los grandes presidentes» se apagó el 8 de enero de 1996, a los 79 años, siete meses después de dejar el Elíseo en manos de su sucesor y actual mandatario, el neogaullista Jacques Chirac.

El «monarca republicano«, apodado Tonton (tío), según el nombre en clave que le daban sus agentes de seguridad, o Dios, a raíz de un programa satírico, murió de las complicaciones de un cáncer de próstata, del que fue informado seis meses después de su elección en 1981 pero que sólo reveló a los franceses en 1992.

X ANIVERSARIO DE SU MUERTE

El décimo aniversario de su muerte reunirá mañana a la crema y nata del Partido Socialista (PS) en la pequeña localidad de Jarnac (oeste), donde Mitterrand nació y está sepultado, pero también al ex primer ministro de Chirac, Jean-Pierre Raffarin, que como presidente regional, facilitó la transformación de la casa natal en museo.

Está anunciada la presencia del líder del PS, Francois Hollande, los ex jefes de Gobierno Edith Cresson (primera mujer que llegó al cargo), Laurent Fabius y Lionel Jospin, el ex ministro de Exteriores Hubert Védrine, o el ex titular de Cultura Jack Lang, cómplice del afán de Mitterrand por dejar su impronta arquitectónica en París.

También estará parte de las ‘dos familias’ de Mitterrand: su hijo Gilbert, fruto de su matrimonio con su esposa Danielle, y su hija Mazarine, nacida de su larga relación extra-matrimonial con Anne Pingeot y cuya existencia fue revelada en noviembre de 1994.

NO ESTARÁ DANIELLE MITERRAND

Pero no estará Danielle Mitterrand, quien prefiere estar sola, en casa, ni la nueva estrella socialista Segolene Royal, ahora personalidad política favorita de los franceses y que está en Chile para apoyar a Michelle Bachelet en la recta final de los comicios.

UN ‘PASEO’ POR LOS DIEZ LUGARES EMBLEMÁTICOS DE MITERRAND

En París, donde se ha creado un paseo de diez lugares emblemáticos de Mitterrand, la sede del PS estará abierta y los visitantes, tras franquear la entrada dominada por una foto gigantesca del homenajeado, podrán rememorar momentos estelares de su trayectoria política: Desde el Congreso de Epinay (1971), donde se hizo con la dirección del PS, sin todavía tener el carné de militante, y el fin de su segundo mandato, en mayo de 1995.

Con fotos, grabaciones de sus discursos o entrevistas, y una película inédita. Quienes se pierdan la visita podrán hojear alguno de la veintena de libros publicados sobre Mitterrand o ver los documentales de televisión difundidos en torno a esta fecha de conmemoración.

Del artífice de la ‘unión de la izquierda’ destacan los dos años iniciales de su primer mandato, con la abolición de la pena de muerte, la implantación de las 39 horas de trabajo semanal, la jubilación a los 60 años o la descentralización.

Ante las realidades económicas, en 1983 optó por el ‘vuelco de la austeridad’ y mantuvo a Francia en el sistema monetario europeo. A esa decisión clave para el anclaje de Francia en Europa se unen la imagen simbólica de Mitterrand y del canciller Helmut Kohl, cogidos de la mano en Verdun, en 1984, ante el campo de batalla franco-alemán de la Primera Guerra Mundial, o su apuesta por el euro con el tratado de Maastricht, en 1992.

El segundo septenio de Mitterrand fue empañado por los escándalos, como las ‘escuchas del Elíseo’, las revelaciones sobre su pasado durante la ocupación nazi antes de su paso a la Resistencia, el descubrimiento de su hija ‘oculta’, Mazarine, o los suicidios de dos de sus allegados.

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