Un peatón salva a un niño que cayó al vacío desde el balcón de un tercer piso

(PD).- Adriel podrá explicar durante el resto de su vida que el 14 de marzo del 2009 volvió a nacer. El milagro que permitirá a este niño cumplir dos años dentro de unos días tuvo un artífice, Andrés Mario Arias, convertido por casualidades del destino en héroe en el distrito de Sant Andreu.

Cuenta Patricia Castán en El Periódico que el joven vio caer un zapato al suelo cuando paseaba ante el número 78 de Gran de Sant Andreu y levantó la vista al cielo a tiempo de ver caer a un niño pequeño desde el balcón de un tercer piso y amortiguar con sus brazos una caída que habría sido fatal.

La historia, con desenlace feliz, tuvo lugar antes de la una de la tarde, cuando Andrés Mario, argentino, ingeniero de sistemas y residente en Barcelona desde hace ocho años, se dirigía a hacer unas gestiones y empujaba el carrito de su propio bebé.

En la esquina de la rambla del Onze de Setembre con Gran de Sant Andreu vio caer ante sí un zapato de adulto, lo que le llevó a levantar la vista al cielo buscando a su propietario. Inmediatamente, explicó ayer a EL PERIÓDICO, vio al pequeño Adriel colgando por el exterior del balcón del tercer piso. «Casi no creía lo que estaba viendo», relató.

Pese a la sorpresa, tuvo la rapidez de reflejos de apartar el cochecito de su hijo y prepararse para lo peor.

«Vi que no había nadie cerca para pedir ayuda y cuando volví a levantar la vista el niño ya estaba en el aire», contó. El improvisado héroe voló más de un metro para alcanzar al pequeño y logró parar la caída con sus brazos, aunque no pudo sostenerlo. Pero el niño alcanzó al suelo desde sus brazos y no desde una altura que habría podido ser mortal.

JUEGO PELIGROSO
Según fuentes de la Guardia Urbana, se cree que la víctima trepó a una cama situada junto a una ventana anexa al balcón. Lo más posible es que estuviese jugando y el zapato se le cayese a la calle.

Al asomarse en su busca, acabó agarrado a la baranda del balcón y colgando, de cara al exterior. Milagrosamente pudo sostenerse los suficientes segundos para que Andrés Mario lo viese y reaccionase.

Una vez en el suelo, Adriel estaba «muy asustado» pero plenamente consciente y sin magulladuras. Mientras llegaba una ambulancia, su madre, de origen brasileño y que se encontraba en otra habitación con unos familiares de visita, bajó desesperada a la calle temiendo lo peor.

La mujer tuvo que ser atendida por un ataque de ansiedad, mientras el niño lloraba desconsolado y era atendido por los servicios sanitarios en medio de un gran revuelo. Pese a estar aparentemente ileso, fue ingresado en observación en la UCI.

Por la tarde, la madre llamó a Andrés Mario para darle las gracias e informarle de que el niño parecía estar bien pero seguía hospitalizado por precaución. Esta vez la suerte jugó a su favor.

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