Desde Pollemon, no se había visto algo ‘tan bueno’…La tradición de coger grandes películas y hacer versiones pornográficas de éstas es ya tan vieja como el cine. Al menos como el cine porno. Que esa costumbre de índole oportunista y desenfadada que haría padecer a cualquier abogado especializado en derechos de autor pasara a las series era cuestión de tiempo, según recoge el autor original de este artículo 20minutos y comparte Ivan Rastik para Periodista Digital.
Así ha sido con La casa de Papel, el éxito mundial de Atresmedia y Netflix, que ahora tiene una versión en Brasil llamada La casa de Raquel. La última temporada de la serie de Álex Pina tiene cinco capas temporales. La versión porno tiene un argumento algo menos complicado: un grupo de atracadores entra en una casa, la de Raquel, que venía al pelo, para robar un pen drive.
Entran con monos rojos y caretas de Dalí como las de la serie original y a partir de ahí hagan lo que hagan todo les lleva a mantener relaciones sexuales. La magia de los atracos cuando asaltantes y víctimas están abiertos a vivir experiencias nuevas.
Fue la productora brasileña Hard Brazil la que adaptó la serie, con un éxito similar a la original, pues tiene millones de reproducciones en plataformas pornográficas, seguramente por el intríngulis de sus tramas.
Antes que La Casa de Raquel llegaron otros títulos, algunos se retrotraen a los años noventa, como Tetanic, Game of Bones: Winter Is Cumming (juego de palabras con ‘comming’, llega y ‘cumming’, eyacula), La banana mecánica, Abierta hasta el amanecer, Fap to the future (‘fap’ es una onomatopeya para la masturbación), La guarra de las galaxias, Pulp Friction, Eduardo Manospenes, Mujeres al borde de un ataque de miembros, Sperman, Pollemon…
