CRIMEN SIN CASTIGO

Proyecto escolar: como matar a una madre o las chicas de la bañera

Proyecto escolar: como matar a una madre o las chicas de la bañera
Las asesinas Caroline y Catherine Karubin. FB

Estaba tomando un baño y le dije que se diera la vuelta. Durante cuatro minutos. Ese es el tiempo que mantuve su cabeza debajo del agua”.

Así relataba Caroline Karubin de dieciséis años cómo había acabado con la vida de su madre Anne Margarete Lebensztejn en Mississauga (Canadá). Su hermana Catherine, de quince, le ayudó a sumergirla en la bañera hasta que dejó de tener convulsiones.

Lo explican con todo lujo de detalles en Facebook, en Asesinos seriales y Psicópatas.

Anne Margaret Lebensztejn nació el 5 de abril de 1959 en Bialystok (Polonia). Siendo muy joven, conoció a un hombre con quien vivió durante un empo, apellidado Karubin. Tuvo tres hijos con él: Caroline J. Karubin (nacida en 1987), Catherine (en 1988) y el hijo menor, Robert. Los tres nacieron en Mississauga, Ontario (Canadá). Anne Margaret Karubin.

Anne Margaret mantuvo sola a sus tres hijos, como madre soltera, después de que el padre de las niñas la abandonó. Por esos tiempos, desarrolló una dependencia al alcohol y constantemente sufría de profundas depresiones.
En 2002, sus hijas eran adolescentes.

Caroline tenía 16 años y Catherine, 15. Anne Margaret tenía dos trabajos para poder seguir sosteniendo a su familia. Seguían viviendo en Mississauga, Ontario.
Pero las dos chicas estaban hartas.

Las continuas borracheras de su madre las irritaba. Según sus propias palabras, detestaban que «desperdiciara tanto dinero en alcohol».

También les molestaba que sus amigos poseían «mejores cosas, como piscinas y ropa». Odiaban de igual manera a Henry, el nuevo novio de su mamá.

Caroline y Catherine eran mentirosas consumadas. Las chicas estaban tan desesperadas por tener amigos, ser populares y disfrutar de más comodidades, que empezaron un juego con sus compañeros.

Ellas crearon un proyecto de clase titulado: “Cómo matar a tu madre”. Y su proyecto de clase terminó siendo una broma que se convertiría en realidad.

A causa de su descontento, las hermanas empezaron a buscar en Internet la manera de matar a su madre.

Catherine y Caroline creían que eliminándola tendrían derecho a cobrar su seguro de vida. Ya habían planificado que ese dinero lo gastarían en un viaje a Europa con sus amigos, así como en comprar una casa grande, con un patio lleno de marihuana. Sin imaginarse los macabros planes, la mujer estaba ahorrando dinero para poder pagar la educación universitaria de sus hijas.

Tras consultar varias páginas, las hermanas decidieron ahogar a Anne Margaret, porque creían que sería «rápido y espectacular».

Anne Margaret Karubin, asesinada por sus hijas.

Después de formular un plan de asesinato, Catherine y Caroline informaron a sus amigos sobre sus planes. Pasaron largas horas conversando con ellos a través del chat de Messenger, contándoles lo que planeaban hacer. Entre ellos estaban Troy Fitzgerald y Alanna Snow, quienes luego testificarían en el juicio. Lejos de escandalizarse o intentar disuadirlas, todos ellos las animaban y se rieron de la idea de asesinar a Anne Margaret Karubin, festejando la ocurrencia.

Ni uno solo de todos los que se enteraron de la conspiración hizo algo para tratar de salvar a la víctima; por el contrario, inclusive proporcionaron ayuda y consejos para que el plan resultase.
Caroline y Catherine querían matar a su madre la noche del sábado 11 de enero.

Pero eso molestó a sus amigos, aunque no porque fuera a cometerse un homicidio. Estaban molestos porque si las chicas lo hacían, ellos no podrían irse de fiesta la noche siguiente. Tendrían que fingir que estaban tristes, llorar e ir al funeral y al sepelio. Habría que esperar al menos una semana antes de que pudieran emborracharse de nuevo. Para no molestar a nadie, las hermanas simplemente pospusieron el asesinato una semana.

El sábado 18 de enero de 2003, durante la comida, Caroline y Catherine comenzaron a darle vodka a su madre con el fin de que se emborrachase. Su plan era ponerla completamente ebria para que ella no pudiera resistir su ataque.
Junto con el licor, también le dieron analgésicos para disminuir el lado de su corazón. Seis tabletas de Tylenol 3 fueron parte del mortal cocktail. Luego esperaron a que los medicamentos y el vodka actuasen. Mientras esperaban, se comunicaban en línea con sus amigos, uno de los cuales terminó su conversación con la frase: «¡Buena suerte! Usen guantes».

Caroline y Catherine Karubin llenaron la bañera con agua y llevaron a Anne Margaret al baño. Ella tuvo dificultades para entrar en la bañera, debido a la mezcla de vodka y pastillas que le habían dado. Después de ponerse los guantes, Caroline y Catherine le dieron a su madre un masaje. En cuestión de minutos, Caroline le indicó que se pusiera boca abajo para que pudiera frotar su espalda. Una vez que Anne Margaret lo hizo, Caroline oprimió la cabeza de su madre hacia abajo, colocándola bajo el agua y no la soltó. Anne Margaret intentó oponerse, pero estaba demasiado sedada y casi no tenía fuerza.

Caroline diría tiempo después que era físicamente dificultoso empujar la cabeza de su víctima bajo el agua y mantenerla en esa posición, pero que no era emocionalmente difícil. La tuvo allí durante cuatro minutos, al término de los cuáles alzó la cabeza de su madre y se dio cuenta de que ya estaba muerta.

Después de haber matado a su progenitora, Caroline y Catherine se fueron con sus amigos y sus novios a un restaurante cercano, «Jack Astor’s», donde celebraron su victoria. Más tarde, regresaron a su casa y llamaron al servicio de emergencia, informando entre sollozos desesperados que habían encontrado a su madre ahogada en la bañera.

El operador les dijo que la sacasen de la tina y le practicaran resucitación cardiopulmonar. Las hermanas seguían llorando por teléfono y le indicaron al operador que Anne Margaret no había podido ser resucitada. Cuando la policía llegó, creyeron firmemente en la versión de Caroline y Catherin.

Una amiga suya conocida como Ashley diría que el asesinato no parecía real, hasta que fue a la funeraria y vio a la víctima tumbada en un ataúd abierto.

«Fue tan espeluznante. En realidad, no habría ninguna Anne Margaret Karubin alrededor otra vez. Éramos niños, pero todos inteligentes. Sabíamos lo que estaba pasando. No éramos adolescentes indefensos. Todos nosotros podríamos haber tomado un teléfono y denunciar el hecho. El caso es que no lo hicimos».

El padre de las chicas se llevó a sus tres hijos a vivir con él. Un año después del asesinato, Caroline y Catherine celebraron una fiesta. Caroline, que estaba borracha, le dio a un hombre en la fiesta varios detalles sobre el asesinato de Anne Margaret y le presumió que ella y Catherine lo habían cometido. El hombre fue a la policía para denunciar lo que le habían dicho.

Caroline y Catherine Karubin fueron detenidas. El escritor y periodista Robert Mitchell recordaría tiempo después: “Dentro de la sala del Tribunal, dos chicas estaban de pie en la celda de los prisioneros, vestidas con pijama. Era una visión increíble. Me dije a mí mismo: ‘¿Por qué los policías no dejaron que se vistieran?

¿Qué estaba pasando en el mundo? ¿La policía realmente pensaba que esas niñas habían asesinado a su propia madre? La policía había cometido un terrible error. ¿Por qué ni siquiera les permitian a estas pobres niñas traumadas que llevasen sus osos de peluche con ellas a los Tribunales? Luego me enteré de que en realidad se negaron a vestirse.

Preferían ir luciendo sus pijamas. Yo estaba en el juzgado Brampton esperando por otro caso cuando uno de los oficiales de la Corte me llevó aparte. Me preguntó si yo estaba allí por las dos chicas que acababan de ser detenidas por el asesinato de su madre, un año después de su muerte. Fue impresionante. Yo nunca había oído hablar del caso. La policía nunca emitió un comunicado de prensa al respecto. Unos minutos más tarde, un abogado de la defensa, que me reconoció, se acercó a mí y dijo: «Oh, supongo que estás aquí por ‘Las Chicas de la Bañera’ (‘Bathtub Girls’). Era un sobrenombre que con el tiempo se quedó con ellas.

Después de su breve aparición en la corte, su abogado salió y dio una declaración. Dijo que el caso era simple. ‘Su madre se emborrachó. Tomó un baño. Y se ahogó. Caso cerrado’. Sabía en ese mismo momento que iba a ser un caso interesante y empecé a pensar que habría un libro y una película sobre ello en alguna parte”

Después de su arresto, la policía incautó una computadora y un experto en crímenes de alta tecnología fue capaz de recuperar los chats que mostraban hasta qué punto la planificación fue parte del asesinato. Las palabras intercambiadas entre estas dos chicas y sus amigos a través de Internet y MSN eran absolutamente escalofriantes.

Sus conversaciones estaban salpicadas de emoticonos con caras felices y la frase “LOL” de la risa en voz alta. Estos chats fueron utilizados por los fiscales de la Corona, Brian McGuire y Mike Cantlon, durante el juicio. Cantlon incluso describió una de las charlas entre Catherine y su amigo Justin como el equivalente a escuchar a un mafioso planeando un asesinato.

El juicio comenzó en noviembre de 2005 y duró ocho semanas. Para los asistentes, lo más terrible era que esas niñas o sus amigos no eran miembros de una pandilla. Eran estudiantes de honor, que decidieron convertirse en asesinos para encajar con los chicos populares en la escuela. El aspecto más llamativo del asesinato era que todos sus amigos académicamente superdotados no sólo no hicieron nada para detenerlas, sino que las animaron y les ofrecieron asesoría sobre la mejor forma de asesinar a su madre. Era un proyecto estudiantil.
Un psiquiatra dijo sobre el caso, que nunca vio ni un ápice de resistencia por parte de nadie.

Sus amigos cercanos sabían que se iba a cometer un asesinato real. Estaban enterados de cuándo y cómo iba a tener lugar. Todos las apoyaron el proyecto con consejos e ideas sobre cómo deberían hacerlo para salirse con la suya. Ninguno tenía antecedentes penales y nunca había tenido problemas con la ley, pero eran displicentes sobre el asesinato. Uno de sus amigos, que sabía sobre el crimen desde antes, testificaría que el crimen equivalía a estar «viendo una película emocionante”.

El juez Bruce Duncan diría al final que las chicas habían intentado cometer el crimen perfecto y casi se habían salido con la suya. Si Caroline no hubiese presumido de su crimen, nadie se habría enterado. “Hubo una total indiferencia de sus amigos cercanos y de muchos otros. Es como si la conciencia, la moral y la compasión, faltasen entre todo un grupo de adolescentes”, afirmó.

Las dos hermanas fueron condenadas a diez años de prisión. El padre de las niñas, sin éxito, intentó que Catherine cumpliera su condena bajo arresto domiciliario en su ciudad natal. Pasaron en prisión poco más de cuatro años. Caroline fue puesta en libertad en 2009, mientras que Catherine fue liberada un año después, en 2010.

Dado que ambas eran menores de 18 años en el momento del asesinato, sus identidades fueron protegidas bajo las leyes canadienses. Por orden del gobierno de Canadá, los nombres de las asesinas y de la víctima fueron cambiados. Anne Margaret Karubin se convirtió en “Linda Andersen”, Caroline Karubin en “Sandra Andersen” y Catherine Karubin en “Elizabeth ‘Beth’ Andersen.

La distorsión llegó a tal nivel que se alteraron y borraron los registros y actas oficiales de los procesos legales, se censuraron las tomas de los noticiarios y las notas de prensa, se escondieron fotografías, se eliminaron los registros de Internet y se alteró la información sobre el caso, creando una ficha falsa en Wikipedia. Todo el poder del gobierno canadiense se volcó en proteger a las asesinas y darles una nueva vida, brindándoles casa, dinero, oportunidades escolares y laborales. Un estado más preocupado en cuidar de los asesinos que de las víctimas, con el dinero de los impuestos de sus ciudadanos.

Después de su liberación, Caroline Karubin fue aceptada en la Universidad de Waterloo con una beca de $2,000 dólares, proporcionada por el empresario Andreas Cords.
Estudió Ciencias de la Tierra con especialización en Geofísica. Muy pocos en la escuela sabían de su pasado.

Por su parte, Catherine Karubin viajó a Ottawa con la intención de presentarse a la universidad. Estudió allí la carrera de Derecho y años después se casó con Matthew Sleightholm, cambiando su apellido por el de su esposo. Tuvieron un hijo llamado Thomas Sleightholm.
Caroline Karubin se dedicó a hablar de su pasión por las rocas. El viernes 7 de marzo de 2014, dio una charla titulada «Historical Mineral Exploracion: Ancient Egypt». Después hubo una cena con ella en el Hotel Heuther.

El caso del asesinato de Anne Margaret Karubin fue incluido en la serie de televisión Deadly Women en 2010; los nombres reales no se mencionaron. En 2014, se estrenó la película Hermanas perfectas (Perfect sisters), que retoma el caso, pero otra vez cambia los nombres de las asesinas y además inventa la justificación de que Henry, el novio de su madre, abusaba sexualmente de ellas, lo cual es falso y que según el director de la película, es un recurso narrativo para tratar de darles un motivo de peso para el crimen.

El matricidio también fue el tema del libro de Robert “Bob” Mitchell El Proyecto de Clase: Cómo matar a una madre. La verdadera historia de ‘Las Chicas de la Bañera’ de Canadá. El periodista, sin embargo, alteró los nombres de las asesinas y se negó a incluir cualquier fotografía que pudiera revelar su identidad. De esta manera, la impunidad otra vez se vio reforzada.

Quien finalmente las descubrió fue Carlos Manuel Cruz Meza, el escritor, periodista y criminólogo mexicano, autor del libro Monstruos entre Nosotros. Historia y tipología de los asesinos. Él se dedicó a cazar a las matricidas, para revelar sus identidades reales a través del blog Escrito con Sangre, en un post publicado la noche del 24 de agosto de 2014. A raíz de esto, el blog fue prohibido y bloqueado en Canadá.

Cruz Meza comenzó a escribir el libro Las Chicas de la Bañera: A la caza de las asesinas, donde narra paso a paso cómo consiguió encontrarlas y revelar al mundo sus identidades.

Anne Margaret Karubin fue enterrada en el Assumpon Cemetery de Mississauga, Sección 7, Zona 3A, Tumba 54, en una tumba solitaria. Pese al tiempo transcurrido desde su cruel asesinato, su pareja, Henry, nunca dejó de llevarle flores.

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