Pocas veces en la vida se topa uno con gente extraordinaria. Cuando ocurre conviene pararse a escuchar con atención lo que tienen que decir porque vale la pena aprender de ellos. En el caso que les traigo hoy la lección es muy clara y muy provechosa: hay que quejarse y mirarse el ombligo mucho menos y también hay que tomar nota de cómo afrontan la vida aquellos que lo tienen infinitamente más difícil que nosotros.
Así pues, anden, háganse un favor y vean y escuchen a Jaime Lafita y a Juan Carlos Unzué. Dos grandísimas personas que habiéndolo tenido todo han visto como de pronto la vida se les ha torcido y se les ha puesto muy cuesta arriba.
Por favor tomen nota de cómo nos cuentan, con la sonrisa en la boca, que ni piensan rendirse, ni piensan dejar de luchar para ayudar a otros y también por una causa que vale mucho la pena, ni van a dejar de disfrutar de todo lo que todavía tienen. Sin duda lo harán con muchas más dificultades que nosotros, pero apreciando a tope el valor del tiempo, de las personas y de todo lo que les rodea. En definitiva, del valor de cada segundo de la vida.
En fin, que en apenas unos minutos aprenderán una lección muy valiosa y les prometo que sin duda serán los minutos mejor invertidos de su día.