Bronce de Luzaga y soneto en lengua celtíbera lusona

ANTES DE LA CONQUISTA de la Península ibérica por las tropas de la República romana, cuyo desembarco en las costas orientales de la Península tuvo lugar a finales del siglo III a. de C., ya hay muestra conocidas de escritura de los pueblos prerromanos en Castilla.
 
Lógicamente, en un alfabeto propio, que nada tenía que ver con el latino puesto que aún no había llegado hasta nosotros, sino relacionado con el alfabeto celtíbero e ibero.
 
Reproducimos el bronce de Luzaga, un municipio del noreste de la actual provincia de Guadalajara, cerca del nacimiento del río Tajuña (“Tagonius” para los romanos) que en su momento fue la capital del pueblo celtíbero de los lusones.
 
El bronce de Luzaga recoge -en alfabeto celtíbero- un tratado de paz, hospitalidad y ayuda mutua entre los lusones y varios pueblos de su entorno.
IMAGEN El bronce de Luzaga
 
La traducción de este bronce de Luzaga, versionada en un soneto moderno, pero con dos versos en idioma lusón, es la siguiente.
 
SONETO CELTÍBERO DEL BRONCE DE LUZAGA
 
(Bronce de Luzaga: Tratado de paz y colaboración entre los habitantes de Lutia –Luzaga- y otras naciones celtíberas de la zona, antes de la llegada de las tropas de la República romana)
 
Antes que la República romana
mande a Publio Cornelio, el Escipión,
a tomar tierra en que el Tagonius mana
y propio río oiga -en latín- su son…
 
tú ya eras Lutia, Luzaga en mañana,
arévaca urbe del país lusón.
Y tu lengua es ibera, más anciana,
que idioma de Cornelio en su misión.
 
“Lutiakos arekoratikubos karuo kenei”:
Las gentes de Lutia a los arecoráticos
acuerdan y establecen alianza de amistad.
 
“Aukis erna belaikum kariko stam lutiakei”:
Además garantiza acuerdo de los belaicos
para que reine entre los pueblos esta hermandad.
Juan Pablo Mañueco
 
Cabe solicitar se preste atención a esos dos versos en idioma lusón del anterior soneto, los cuales poseen una sonoridad que hará recordar a un idioma todavía vigente, si bien este otro idioma aludido no posee alfabeto propio, sino que ha tenido que recurrir al alfabeto latino o castellano para fijar sus palabras.
 
Y eso que dicho otro idioma presume de “pureza”, “integridad” y “antigüedad” sumas, cuando la realidad es que utiliza el alfabeto castellano, deliberadamente enrarecido a capricho en su ortografía inventada, para que parezca muy propio y peculiar. Por cierto, el latín también tienen sus antecedentes: la antigüedad de todas las lenguas es la misma, el momento en que la Humanidad rompió a hablar, lo que varía en su mayor o menor grado de modernización, y la posesión o no de alfabeto propio.

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Juan Pablo Mañueco

Nacido en Madrid en 1954. Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid

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