Dany Boon representa a un taxista ahogado por las deudas y con un carácter agrio y seco, mientras Line Renaud es una nonagenaria positiva y alegre.
Los dos caracteres enfrentados se encuentran en un paseo hacia su último destino, una fría y exigente residencia, pero la abuela le pide al taxista recorrer en el camino los lugares más importantes de su vida, desde el sitio donde dio su primer beso, con sabor a naranja y miel, hasta la casa donde intentó acabar con su marido maltratador. Y poco a poco su relación se va volviendo en amistad y comprensión del uno con el otro, consiguiendo un ambiente milagroso.
El film es dulce, sensible, elegante, lleno de malancolía y repleto de anécdotas de la valiente Line, que luchó por la educación de un hijo bastardo, por la igualdad de la mujer y por poder vivir por sí misma, sin tener que acudir a su obligado último destino.
La dirección y el guion de Christian Carrion da en el clavo a la hora de mostrar ese cambio entre la relación de los dos, con un respeto profundo por la tercera edad, algo encomiable, y un final entrañable que posiblemente te haga soltar unas lágrimas.
A mí me ha encantado.
3½ ★★★½