La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Lo que los atléticos jamás entenderéis de los madridistas

Mis valores personales están más cerca de la pasión, la entrega y la humildad que de la modorra, la aspiración a lo facilón y el lujo. No conozco a demasiadas personas que estén en el segundo ámbito (debe ser por mi condición de clase media). Sin embargo, sí, soy madridista y no del Atleti, “el equipo del pueblo”.

No quiero centrarme en lo falsa que es esta última expresión (el Atleti es un grande histórico y un coloso actual, con un presupuesto bastante por encima de todos los clubes salvo Madrid y Barça). La verdad es que me importa bastante poco, pues todos saben que el equipo del pueblo es mi Conquense.

Quiero contaros por qué soy del Real Madrid. No os esperéis grandes epopeyas: como la gran mayoría, soy de este equipo porque lo es mi padre. Fin. Con eso despejamos el absurdo de que “los madridistas se hacen porque ganan”. Me aficioné al fútbol tarde: en 1994, en el año del Mundial de Estados Unidos. Tenía ya casi 12 años, mucho mayor que la mayoría de mis amigos. ¿Y qué Madrid me encontré? El que llevaba cuatro años a la sombra del imperial Dream Team culé que había ganado cuatro Ligas seguidas y una Copa de Europa dos años antes, jugando la final además ese año. Mi Madrid llevaba 28 años recordando los tiempos de las copas en blanco y negro. Al año siguiente, con el Real de Valdano y con jugadores como Míchel, Zamorano, Amavisca, Buyo, Luis Enrique (era mi ídolo..) o Laudrup, ganamos la Liga. Para mí, el título más entrañable de todos. El primero, el ganado con la ilusión de un niño… Ese será siempre «mi Madrid».

¿Y el Atleti, por cierto? Solo un año después, en 1996, ganó su famoso doblete. Así que sí, amigos atléticos, hubo un tiempo en el que estuvisteis por encima de una joven generación de “ricachones” madridistas…

Otra anécdota: ¿sabéis qué día he estado más orgulloso de mi Real Madrid? El 14 de febrero de 2006. Semifinales de la Copa del Rey contra el Zaragoza. Habíamos perdido en la ida por 6-1 y necesitábamos un 5-0 para remontar… Finalmente nos quedamos en cuatro goles (tres de ellos en los primeros diez minutos), pero jamás he visto al Bernabéu vibrar como esa noche. Algún día le contaré a mi hijo que estuve en el estadio esa vez, y que esa vez fue mi mejor de todas. Y que nos fuimos derrotados. Por eso soy (aún más) del Madrid: por ser el equipo de la fe, el que de verdad entra en estado de ebullición y locura cuando todo es oscuro y solo asoma una rendija de luz.

Ese espíritu de bravura, por cierto, es algo que se hereda en este club. ¿Sabéis quién jugó esa noche de 2006? Casillas, Cicinho, Woodgate, Sergio Ramos, Roberto Carlos, Gravesen, Beckham, Zidane, Baptista, Robinho y Ronaldo. Entraron también Diogo y Cassano. Sí, era el Madrid de los Galácticos, pero cuando ya, muy brasileñizado, estaba tocando fondo, en un tiempo de catarsis que nos llevó a estar muchos años cayendo en octavos de la Copa de Europa… Pero esa noche hubo un fogonazo de casta, con un Bernabéu eléctrico y que (sí, Piqué) se rompió las manos aplaudiendo a los suyos pese a haber caído.

¿Sabéis qué es lo que más nos enorgullece a todos los madridistas? ¿Las cinco Copas de Europa en estos años que algunos hemos vivido? ¿Las once que otros privilegiados han gozado? No. Lo que nos hace vibrar es que, ganemos o perdamos, el equipo se deje el alma en el campo. Vaya, como a todas las aficiones… Solo que el Real Madrid tiene más fe (y más cojones) que nadie, y por eso gana más.

Pero eso algunos, sobre todo muchos atléticos, jamás lo entenderéis. Seguid diciendo que los madridistas solo hablamos de Copas de Europa. El día que ganéis alguna se habrá acabado la Historia del fútbol. Solo contará vuestra orejona. Eso sí, muchos no os culparemos por eso y diremos que, ganando, os habéis prostituido. A los que nos gusta el deporte, nos gusta respetar y no pontificar ni moralizar alrededor de una simple pelota de fútbol. Porque esto no es más que fútbol.

¡Hala Madrid!

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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