La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Lo que nos susurra el coronavirus: “Recuerda que no eres inmortal”

Lo que nos susurra el coronavirus: “Recuerda que no eres inmortal”

No, todo no “va a salir bien”… En el momento en el que escribo esto, decenas de miles de españoles han muerto. Y el coronavirus, que ya ha hecho estragos en tantos países de nuestro entorno, asoma la cara del horror a tantísimos rincones del mundo ya de por sí abajados, también en las esquinas olvidadas de nuestro mal llamado Primer Mundo. Y no quiero ni pensar sobre qué puede ocurrir en muchos de los campamentos de refugiados y desplazados repartidos por todo el planeta.

Partiendo de esta desgracia (no hay tristeza más grande que afrontar la muerte de un ser querido sin poder despedirte de él, posponiendo el luto en un paréntesis surrealista), y sin salirme del margen del dolor, quiero quedarme con una utopía, más que una ilusión real: ¿y si, después de una pandemia global que ha puesto patas arriba nuestro modo de vida desde la base, aprendemos algo positivo y reconstruimos desde cero algunas esencias?

Lo primero que esto nos ha recordado (a algunos, de hecho, se lo habrá enseñado) es que somos débiles, frágiles, siempre al borde del abismo. Puesto que vamos a morir todos (algo que algunos también estarán pensando y sintiendo por primera vez en su vida), y es muy posible que lo hagamos antes de lo que imaginamos, es balsámico tener una conciencia clara de ello para, sin caer en la agonía que paraliza, tratar de encarnar la mejor versión de nosotros mismos. Y no dejarlo para mañana, porque es posible que mañana ya no estemos aquí.

Estoy convencido de que esta puede ser una oportunidad para ser mejores, individualmente (cuando has conocido el confinamiento obligatorio, saborearás más la libertad recobrada y lo que desde ella podrás alumbrar) y como sociedad. Si hemos comprobado que en las grandes ciudades hemos recuperado 20 años en los niveles de contaminación y saturación, ¿no nos morimos de ganas por hacer nuestra esa luz y ese aire que ahora nos está vetado y que simplemente ha vuelto a aparecer porque no nos entregamos a un modo de vida insano, acelerado y codicioso?

Ante nosotros se levanta, ni más ni menos, que la posibilidad de vivir una nueva vida. Más reposados, más llenos. Más nosotros mismos, más hondamente humanos. Y esta alternativa llega, como siempre en la historia, desde el dolor. Porque, siempre, lo más bello y esperanzador emerge desde el sufrimiento previo.

Hace apenas dos meses, subidos en el auriga triunfal, nos sentíamos falsamente indestructibles. Nos creíamos Dios. Ahora, al habernos susurrado el maldito coronavirus el necesario “recuerda que no eres inmortal”, sabemos la insondable verdad: somos una preciosa pieza de porcelana a punto de romperse. Y lo somos desde que nacimos. Desde esta maravillosa tragedia, ¡a vivir a pleno pulmón!

Artículo publicado en Cuadrilátero 33, dentro del combate ‘La epidemia de coronavirus desafía al mundo’

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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