Correlatos en el Teleférico de Mérida (Venezuela), el más alto y largo del mundo

Con 12,5 kilómetros de largo y una altitud de 4785 metros sobre el nivel del mar es una de las obras de ingeniería más extremas de todos los tiempos

En octubre del 2005, durante un viaje de prensa a Quito, Ecuador,  subí al que yo creí equivocadamente, el teleférico más alto y largo del mundo. Y así titulé el post publicado en Periodista Digital de España.

«El Teleférico de Quito que tiene  4.050 metros de altura y una extensión de  2,5 kilómetros es uno de los más largos y altos del mundo». Una amiga venezolana me recordó que el más alto y largo del mundo estaba en Mérida, Venezuela.

Pasaría casi una década para tener la oportunidad de subir al teleférico más alto y largo del mundo. Nada más y nada menos que a 4.765 metros de altitud y con una extensión de 12,5 kilómetros. Toda una mega construcción. Quizá una de las obras de ingeniería más extremas de todos los tiempos.

Y allí estaba yo, subiendo en una cabina con el cuerpo expuesto al vacío, como flotando entre las nubes (cabina utilizada por los trabajadores) hasta los 4.765 metros de altura, donde se encuentra la última estación llamada Pico Espejo.

Hay que recalcar que ésta no es una restauración del antiguo teleférico, sino la construcción de uno nuevo.

La oportunidad de conocer y ser testigo directo de la construcción de este nuevo teleférico me la brindó la Feria Internacional de Turismo de Venezuela, FITVEN 2013, celebrada a finales de octubre del 2013 en la ciudad de Mérida.

Por aquel entonces tuve la suerte de que fuera el único medio de comunicación de España invitado a tal acontecimiento. Así que ni bien recibí la carta- invitación no dudé en hacer las maletas, cargar equipo y trípode y partir como alma que persigue el diablo rumbo a la tierra de las «Miss Universos».

CONVALECIENTE

Los médicos me recomendaron que no viajara tan lejos y más aún estando en rehabilitación.  Resulta que dos meses y medio atrás había sufrido una «Parálisis de Bell» que me tuvo postrado en cama y bajo tratamiento médico.  Pero mis ganas por viajar y «despejar la cabeza»  me hicieron ignorar cualquier recomendación.

Me recuperé  en poco tiempo…pero no del todo.

A Venezuela llegué hecho polvo. Pero no obstante,  mis ganas inquebrantables  de hacer entrevistar, fotos, grabar vídeos etc, me dieron la fuerza suficiente para cubrir el evento. Debo agradecer la colaboración de las chicas de prensa de Fitven y a su jefa de prensa, Magdamelia Loreto, que hicieron posible mi labor periodística.

EL VIAJE

El viaje de prensa  por el país fue espectacular, aunque algunos días los pasé en cama mientras los demás colegas disfrutaban de esos lugares  maravillosos que hay en la cuna de Bolívar .

Y así pasó el tiempo hasta que llegó el día mágico para mí: por fin podría subir al teleférico más alto y largo del mundo.  Tocaba preparar cámaras, trípode, y videocámara  para inmortalizar el momento.

Recibiendo oxigeno por parte del equipo médico

Tras recorrer los 12,5 kilómetros en una cabina de trabajadores, y surcar los cielos de esta Mérida,llegué hasta la estación de Pico Espejo que, situada a una altitud de 4765 metros sobre el nivel del mar, en la cima de una montaña de Los Andes, es la última parada de esta mega-construcción.

Allá arriba, sobre las nubes, hacía un frío tremendo. Los colegas de prensa fotografiaban, grababan en vídeo, y por último tuvieron la oportunidad de subir a lomos de mulas y recorrer algunos senderos de miedo que hay en la montaña.

A casi 5 mil metros sobre el nivel del mar, el oxígeno escasea y eso hace mella especialmente en las personas  que no estamos acostumbrados a climas y alturas extremas.

En la cumbre de la estación Pico Espejo se encuentra  enclavada la estatua de la Virgen María, que observa, imponente, el paisaje majestuoso de los Andes venezolanos.

Tras visitar y fotografiarme junto a la estatua de la «Virgen de las Nieves», conocida también como la Patrona de los Alpinistas, pude saber que fue colocada en esta cima el 12 de septiembre de 1965.

La estatua fue esculpida en Italia en mármol de Carrara por el artista Walter Ribani y bendecida por el Papa Pablo VI vía telegrama.

DEPARTIENDO CON LOS TRABAJADORES DEL TELEFÉRICO MÁS ESPECTACULAR DEL MUNDO

Fue en el preciso momento que me retiraba para alcanzar a los demás colegas de prensa que se disponían a subir a las cabinas del teleférico y regresar a la estación tercera en la cual sería la comida, cuando me sentí mareado y mi vista se nubló. Las cefaleas me doblegaron. Y eso se debe a la escasez de oxígeno. Le llaman «mal de altura» o «soroche».

El personal paramédico que acompañaba a la delegación de periodistas, se percató de mi estado de inconsciencia y me suministró oxígeno en una de las casetas utilizadas por los trabajadores.

Este percance  me brindó la oportunidad para departir con los trabajadores del nuevo teleférico y así fotografiarles (aunque algunas fotos no las hice yo, ya que me encontraba en estado zombie) y rodar un pequeño vídeo en la cima de la montaña.

Debo añadir que parte del vídeo lo rodó otro trabajador (yo estaba en estado deplorable) pero consciente al hablar, aunque sin coordinar mis palabras. Una vez en la cabina y a medida que íbamos descendiendo me sentí mejor y pude entrevistar al equipo paramédico y a un técnico de dicha construcción.

Y así se fraguó este vídeo que veréis a continuación, el cual no hubiera sido posible sin la colaboración de estos -yo diría- valerosos y duros trabajadores de esta mega-construcción, que un año después fue inaugurado.

El nuevo teleférico de Mérida, es considerado  uno de los más grandes y extremas obras de ingeniería de todos los tiempos.

Trabajadores del Teleférico de Mérida (Venezuela), una de la sobras de ingeniería más extremas de todos los tiempos

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