El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, aún no tiene claro si acudirá a Alemania el 17 de junio para presenciar, en Fráncfort, el partido Portugal-Irán del Mundial de fútbol.
Escribe Guillem Sans en ABC que en una amplia entrevista que publica Der Spiegel, Ahmadineyad dice no entender el revuelo que su intención de acudir al estadio ha causado en Alemania, donde políticos de distintos partidos han exigido que se le prohíba la entrada por negar el Holocausto y poner el duda el derecho a la existencia del Estado de Israel:
«El partido lo voy a ver en cualquier caso, pero aún no sé si por televisión o no. Mi decisión dependerá de si tengo tiempo, de si me apetece y de otras cosas».
Al mismo tiempo, el semanario Focus asegura que un grupo de neonazis organizará en Fráncfort el día del partido una manifestación de apoyo al mandatario iraní bajo el lema «El presidente Ahmadineyad, un invitado entre amigos».
La selección iraní también jugará contra México, el 11 de junio en Nuremberg, y el día 21 con Angola en la ciudad sajona de Leipzig.
Esto sucede mientras políticos alemanes y el comité organizador del Mundial se esfuerzan por eliminar los miedos a agresiones racistas contra jugadores o seguidores extranjeros, avivados en las últimas semanas a raíz de varios sucesos de este tipo en distintas ciudades del país.
El Partido Nacional Democrático (NPD), aglutinante de la ultraderecha alemana y con representación parlamentaria en Sajonia, ha instado a sus seguidores a expresar su simpatía por Irán en los partidos.
Que los judíos vuelvan a Europa
Ahmadineyad disfruta de una gran popularidad entre los neonazis alemanes por sus reiteradas declaraciones antisemitas, con las que se explaya una vez más en la citada entrevista.
El presidente de Irán expresa de nuevo sus dudas sobre el exterminio de los judíos y señala que «si el Holocausto tuvo lugar, entonces Israel tendría que estar en Europa y no en Palestina. Y si no tuvo lugar, los judíos tienen que regresar al lugar de donde vinieron».
Por otro lado, Ahmadineyad dice que Irán «no necesita armas nucleares, pero queremos hacer valer nuestro derecho a tenerlas», y reclama el apoyo europeo a Teherán en el conflicto desatado por su programa nuclear:
«Entendemos la lógica de los americanos.
El triunfo de la revolución islámica en Irán les perjudicó. Pero nos sorprende que algunos países europeos estén contra nosotros.
En la cuestión nuclear, me pregunto por qué los europeos no hacen sino traducirnos las palabras de los americanos, pues saben que nuestras actividades tienen una orientación pacífica.
Si los europeos se ponen de nuestra parte, todos saldremos ganando, ellos y nosotros.
