Morir por Obama

Morir por Obama

Se pregunta Edurne Uriarte en ABC qué pensarán los soldados españoles destinados en Afganistán tras leer la entrevista de Zapatero en The New York Times y enterarse de la nueva razón que explica nuestra participación en esa guerra: ayudar a Obama.

«La cuestión no es qué puede hacer Obama por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por Obama», ha comunicado el presidente del Gobierno de España a los estadounidenses, en el contexto de unas reflexiones sobre Afganistán.

La frase ni siquiera es suya. Es una copia oportunista de un fragmento del discurso de John F. Kennedy, presidente de EEUU, en su toma de posesión, el 20 de enero de 1961: «»No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país».

Para quienes no tengan mucha memoría, viene a cuanto recordar que hace sólo dos años, Zapatero se expresaba así, a propósito la relación con Estados Unidos:

«Y la segunda (percha de refundación ideológica de la derecha) es típica del nacionalismo español, típica. Es lo que yo llamo el complejo retardado del nacionalismo español. Es agarrarse, para salir del rincón de la historia, sometiéndote (sic). [Risas.] Al imperio americano. [Más risas.]

Lo cual es increíble, porque están todos los complejos: “Hay un cambio en el viento de la historia, sopla en una dirección, y el que no vaya detrás de Estados Unidos no pinta nada».

Lo an terior viene recogido por el zapaterista Suso de Toro, en su «Madera de Zapatero. Retrato de un presidente». RBA Libros S.A. Barcelona, 2007. Págs. 157 y 158.

LA ENTREVISTA EN NYT

Volviendo a la entrevista de Zapatero en NYT, resulta que ahora los soldados españoles deben arriesgar su vida por Obama. No por España, por nuestra Constitución, por la libertad de los afganos y de los occidentales, por la democracia, por acabar con el terrorismo, sino por Obama. Ni siquiera por los 300 millones de estadounidenses. Simplemente, por Obama.

Y es que el discurso internacional de Zapatero debe ser entendido en su literalidad, en toda su cruda simpleza. No hay otro sentido en ese propósito de hacer algo por Obama que su fascinación por el americano y su confusión entre el símbolo mediático aún popular en todo el mundo y las políticas reales de Obama.

Más cercanas a Bush que al pacifismo de Zapatero y que han incorporado últimamente un nuevo escenario de posible enfrentamiento militar, Irán, país al que Hillary Clinton amenazó con un ataque militar hace mes y medio, y ahora amenaza con un rearme militar del Golfo.

Con la misma respuesta que Bush le daba hace unos meses y que Obama esperaba rectificar con una ofensiva diplomática que ha fracasado, como ya fracasaron otras antes. En el discurso neocon que Zapatero tampoco entiende pero tanto cuestiona, las intervenciones militares se fundamentan en la defensa de la libertad y de la democracia.

Así en Irak, aunque fuera un fracaso, como en Afganistán. Ahora vamos incluso a aumentar nuestras tropas en Afganistán. Pero esta vez será por Obama.

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