PD entrevista al autor de 'El sueño de la barbarie. La complicidad de los intelectuales con la dictadura castrista'

Jacobo Machover: «Entre los intelectuales cómplices de la dictadura destaca García Márquez, que debe su Nobel a Fidel Castro»

"Rodríguez Zapatero y Miguel Moratinos fueron el 'caballo de Troya' del castrismo en la Unión Europea"

Jacobo Machover (La Habana, 1954), vive en París desde 1963. Catedrático en Lengua, Literatura y Civilización Hispánicas en la Universidad de Aviñón (Francia), es además crítico literario, periodista y escritor. Entre los medios con los que ha colaborado o de los que ha sido corresponsal figuran los franceses ‘Liberation’ y ‘Magazine Lítterarie’ así como los españoles ‘Cambio 16’ y ‘Diario 16’. En la actualidad escribe para la ‘Revista de Libros’ y ‘Revista Hispano-Cubana’. Entre su obra literaria figuran varios ensayos sobre el régimen comunista cubano y sus principales protagonistas, como Ernesto ‘Che’ Guevara. A visitado Periodista Digital para hablar sobre su última obra: ‘El sueño de la barbarie. La complicidad de los intelectuales con la dictadura castrista’ (Atmósfera Literaria, 2012).

«La lista [de intelectuales que apoyan a regímenes totalitario] en relación con Cuba es interminable, es larga, larguísima, interminable. Si uno  se pone a pensar hay muy pocos que no hayan apoyado nunca a Fidel Castro, a la figura de Fidel Castro. Hubo unas excepciones, Jean François Revel que nunca estuvo con él, algunos periodistas, esencialmente franceses y otros americanos, que no hayan visto una ilusión o una esperanza en la revolución cubana. Los demás se dejaron llevar por los mismo errores que cometieron los intelectuales en relación con el estalinismo o con la China maoista, esa lista también es larguísima.

«Pero en Cuba vieron algo insolente, como una revolución antiburocrática. Fidel Castro no representaba para ellos la misma cosa que Stalin o que Mao. Era un gigante barbudo, era un romántico, era latino, occidentalizado de alguna manera. Tenía cierta cultura, no provenía de la nada, un abogado, y entonces se volcaron hacia él como otros se vuelcan un amor».

EL SEDUCTOR FIDEL CASTRO

«Hay una empresa de seducción extraordinaria, seducción con las mujeres y con los hombres. Fidel Castro supo emplear esa arma absolutamente individual personal que no tenían los otros tiranos y de eso se aprovechó y se sigue aprovechando hasta ahora. Entonces él les daba a los intelectuales ciertas prebendas, ciertos privilegios que no tenían en sus países de origen y al mismo tiempo pues les brindaba unas posibilidades de acercarse al poder y poder tener la ilusión de ser consejero del príncipe. Fidel de alguna manera los escuchaba, aunque hablaba más que eso, los escuchaba siempre en una especie de confesiones nocturnas, muy romántica dando la impresión de que hablaba a solas con ellos y fueron innumerables los que cayeron en esas conversaciones nocturnas, en ese adoctrinamiento que hacía que después cuando regresaban a sus tierras se volvieran meros propagandistas de la revolución cubana».

«Sin lugar a dudas [quienes destacan por su complicidad por el castrismo], sería Gabriel García Márquez por un lado, el Premio Nobel colombiano que le debe en parte su Premio Nobel a Fidel Castro, y  también a los esposos Danielle y François Mitterrand, que fuera presidente francés. Y en segundo escalón yo pondría, precisamente a Danielle Mitterrand, la esposa del ex presidente que ha sido una de las mayores propagandistas del régimen y que ha permitido la vuelta al escenario internacional de Fidel Castro en 1995».

RAMONET, EL ÚLTIMO CONFESOR DE CASTRO

Y, hoy día, el que se pretende de alguna manera ser el último confesor de Fidel Castro que es Ignacio Ramonet. No se puede establecer realmente una escala porque todos intentan emular, como se dice en Cuba, a sus predecesores. Entonces los nuevos quieren olvidarse de lo mejor de los anteriores y hacen más y en eso por ejemplo, los cineastas Oliver Stone, Sean Penn, Benicio del Toro y muchos más, caen de nuevo en la trampa. Pero caen con mucho gusto en esa trampa, no tienen ningún reparo, no han aprendido nada del pasado y vuelven al redil con alegría y seguros de sí mismos y esos dejan completamente toda la represión que ha habido y que sigue habiendo  contra el pueblo de Cuba.

«Muchos jefes de Estado latinoamericanos tienen una gran responsabilidad. En ese sentido, gente que ha permitido el regreso [de los hermanos Castro] a las estancias y a las cumbres iberoamericanas. Gente como Luiz Inácio Lula da Silva, el anterior presidente brasileño, pero también su sucesora Dilma Rousseff. Evidentemente los seguidores de Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y otros tienen una gran responsabilidad,y de países no populistas y democráticos, como Cristina Kirchner, por ejemplo, y muchos más. Y también, evidentemente hay que situar ahí lo que fue un poco el caballo de Troya en la Unión Europea de la revolución cubana, que fue José Luis Rodríguez Zapatero con su ministro de exteriores Miguel Ángel Moratinos que hicieron de todo para que Cuba fuera reintegrada de alguna manera».

DESMONTANDO EL MITO DEL ‘CHE’ GUEVARA

«El libro ‘La cara oculta del Che’, que fue objeto de muchas polémicas, muestra que no se podía tocar la figura, no se podía cuestionar la figura de un santo o que lo han hecho santo. Es muy difícil destronar a los santos, a los dioses y bueno, no es una empresa fácil. Creo que se puede desmantelar esa figura recorriendo esos propios escritos. El Che Guevara tenía una capacidad extraordinaria y hay muchas cosas que todavía se desconocen porque están engabetadas en la sede del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, porque él tenía esa sinceridad enfermiza que tiene también Raúl Castro. En ese sentido son muy parecidos, en esa sinceridad enfermiza que le hacía escribir sobre todo, le hacía desarrollar una escena donde describía como el mismo le había pegado un tiro a un traidor, entre comillas, y describía la trayectoria de la bala. En eso tenía conocimientos anatómicos muy precisos, como buen estudiante de medicina que era, que había sido, médico nunca lo fue, realmente.»

Pero a él [le dominaba] esa necesidad de decir la verdad y con tantas cosas absolutamente inadmisibles hoy en día. Era así simplemente. Sus escritos son orgías de sangre. Realmente era constantemente, la sangre, la muerte de los demás, del sacrificio de sus propios guerrilleros, de su propio sacrificio. Tenía la vocación de mártir aunque en el último momento no tenía ganas de ser mártir y, sobre todo, a él no le importaba ejecutar a la gente o dar órdenes o presenciar los fusilamientos masivos en la Fortaleza de La Cabaña cuando él estaba enfrente de de la mayor prisión de La Habana, de Cuba que fue en ese momento que fue en los primeros meses en 1959″.

«Yo creo que gozaba de alguna manera con eso porque también tenía la impresión de matar enemigos, de estar liquidando, exterminado enemigos. Y es una figura que muy extrañamente se ha vuelto un símbolo de la justicia, de la lucha por la libertad, eso es una creación de Fidel Castro. Fue Fidel Castro quien supo hacer que con la gente que estaba alrededor suyo, de la cual se podría deshacer, como fue el caso del Che Guevara, como fue el caso de anteriormente de Camilo Cienfuegos, pero de manera diferente. A Camilo Cienfuegos lo hizo desaparecer, sin lugar a dudas. A Che Guevara, digamos que lo abandonó y Raúl Castro también lo abandonó. Pero podía hacer con esa gente lo que no le estaba permitido a él: hacer de ellos figuras jóvenes para la eternidad. Él sabía que iba a envejecer en el poder y que no iba a poder representar esa imagen que representa el Che Guevara. Esa imagen de juventud eterna porque murió joven, a los 39 años, y Fidel Castro vio que él no podía hacer un culto a su propia personalidad, entonces decidió hacerlo con los mártires. Y los mártires siempre se vuelven santos, entonces hay una empresa de desacralización que hay que llevar a cabo».

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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