Tener los cojones que nuestro presidente no tiene a la hora de cumplir el deseo de todos los estadounidenses, no sólo de la gente de Arizona, de asegurar nuestras fronteras
No tiene pelos en la lengua y tampoco un conocimiento cabal del castellano, porque si Sarah Palin hubiera sabido como suena de fuerte la palabra «cojones» en los ódiso del público hispano, no habría recurrido a ella. Máxime en un país como EEUU, donde en televisión y radio no se emplean núncla los términos de «cuatro letras» y los tacos suelen ir cubiertos por un pudoroso pitido.
Sarah Palin, dentro de sus esfuerzos que apuntan cada vez más hacia una candidatura para la Casa Blanca en el 2012, ha terciado en la pasional polémica planteada en Estados Unidos en torno a control de fronteras e inmigración, hasta el punto de cuestionar la virilidad política del presidente Obama.
En declaraciones a la cadena Fox, la líder conservadora Sarah Palin -utilizando la palabra española «cojones»- ha reprochado al ocupante de la Casa Blanca el no tener lo que hay que tener en la lucha contra la inmigración ilegal.
Como explica Pedro Rodríguez en ABC, de acuerdo a los vehementes argumentos de Palin, la gobernadora republicana de Arizona, Jan Brewer, en sus esfuerzos por criminalizar a los inmigrantes ilegales ha demostrado:
«Tener los cojones que nuestro presidente no tiene a la hora de cumplir el deseo de todos los estadounidenses, no sólo de la gente de Arizona, de asegurar nuestras fronteras y permitir la inmigración legal que ha construido nuestro país».
«Si nuestro propio presidente no aplica la ley federal, hay que dar más poder a Jan Brewer y al resto de Estados de la Unión que sí quieren hacer lo que el presidente no hace».
LA GUARDIA NACIONAL A LA CALLE
En este contexto, la Administración Obama ha empezado durante las últimas horas a desplegar en la frontera con México un contingente de 1.200 efectivos militares de la Guardia Nacional.
Operación que llevará semanas, pero que a viene a reconocer la ansiedad existente en los Estados de la Unión cercanos a la frontera sur, sobre todo por la espiral de criminalidad y violencia vinculadas al narcotráfico mexicano.
Estas tropas sin responsabilidades policiales tendrán asignadas en principio durante un año misiones de vigilancia secundarias para poder dedicar más agentes federales a la lucha contra el contrabando y la violencia fronteriza.
La llegada de efectivos militares, recurso también utilizado por el anterior ocupante de la Casa Blanca, simboliza las enormes dificultades políticas a las que se enfrenta la Administración Obama que por un lado se opone a iniciativas que intentan criminalizar a los «sin papeles» como la recientemente bloqueada ley de Arizona.
Pero al mismo tiempo no quiere ser acusada de negligencia ante los problemas que saltan el río Grande.