No más Mentiras

Antonio García Fuentes

Un magnífico libro

Un magnífico libro

El libro es uno de los mejores alimentos para el alma; si bien y como ocurre con los que por la boca entran en el cuerpo; unos agradan, otros no; y la mayoría ya nos son indiferentes por lo repetitivos. El libro es diferente y por cuanto cada libro cuando lo abres y empiezas a percibir sus “sabores”, estos pueden hasta repelerte; y recorridas unas pocas decenas de páginas, lo cierras y lo dejas, por cuanto deduces e intuyes, que ese libro no te va a decir “ná”; por el contrario, cuando un libro “le encuentras substancia”, ese libro te engancha y lo lees, lo relees, retrocedes incluso páginas para cerciorarte de algo que has leído y que te sorprende o ilustra de tal manera; que “tu yo”, te exige el que vuelvas a leerlo; después de ello, ese será un libro que irá a un lugar especial, para tenerlo a mano, ya que seguro lo volverás a leer una o más veces. Pues ese es, el libro que les comento hoy.


El título no es significativo, si bien puede ser o yo intuyo, que se refiere, a ese junco que nace en las orillas del Nilo y que los egipcios utilizaron para fabricar el papiro y con él, los primeros libros de Occidente, puesto que también los chinos hicieron sus primeros libros sobre tiras de bambú y puede que, coetáneamente en esa antigüedad que se pierde en la noche de los tiempos.


“El infinito en un junco” (La invención de los libros en el mundo antiguo); ese es el título y subtítulo, que lleva ese libro, escrito por una mujer, Irene Vallejo; y editado por “Siruela: Biblioteca de Ensayo” – Madrid, en 2019, pero asombrosamente ya va por más de treinta reediciones, lo que ya nos da una idea, del valor y éxito de la obra, que cuenta con 451 páginas.


¿Qué nos cuenta la autora en una enormidad de apartados en que divide la obra? Pues no encuentro palabras para explicarlo, por la enormidad de datos, pensamientos, reflexiones, deducciones propias o de figuras señeras de la historia y cultura del “mono humano”, sobre este planeta; y todo ello en un idioma “español”, entendible en grado sumo. Y digo esto último, por cuanto si bien todos practicamos un idioma, pero dentro del mismo, cada cual “tenemos el nuestro” y esta mujer, lo tiene tan cultivado, que es un gozo simplemente leer sus relatos, por la facilidad en que “nos mete en ellos”, incitándonos a “leer entre líneas”, con lo que estimula nuestro propio caletre, como muy pocos autores pueden lograr en sus escritos; por ello, considero admirable la citada obra, y deduzco los esfuerzos y estudios que esta mujer ha tenido que hacer, para luego elaborar su producción literaria, la que es muy abundante, pese a su relativamente joven edad.(1).


Les copio algunos párrafos: “A aquel que se apropie la tablilla mediante robo o se la lleve por la fuerza, o haga que su esclavo la robe, que Shamash le arranque los ojos, que Nabu y Nisaba lo vuelvan sordo, que Nabu disuelva su vida como el agua”. Amenaza terrible para salvaguardar las tablillas de aquellas bibliotecas, donde aún eran de tablitas de arcilla, puesto que ni se había inventado el papel, ni el pergamino”. “Inventados hace cinco mil años, los libros de los que estamos hablando, en realidad los antepasados de los libros – y de las tabletas- eran tablillas de arcilla. En las riberas de los ríos de Mesopotamia no había juncos de papiro, y escaseaban otros materiales como la piedra, la madera o la piel, pero la arcilla era abundante”. “Hecateo de Abdera, que consiguió la visita minuciosa de la Biblioteca en el templo de Amón en Tebas, en una galería de aquellas enormes instalaciones, pudo leer el siguiente texto: “Lugar de cuidado del alma”; lo que nos da a entender el valor que a los libros ya se daba milenios antes de Cristo y donde la realidad, era, el que… “Muy pocos individuos sabían leer y escribir; solo los miembros de la casta de los escribas, que era el grupo más poderoso del país después del rey y su familia”. De esta casta singular, nos relata sus escuelas y el durísimo aprendizaje a que eran sometidos, aparte de sólo admitirse los miembros (hombres) de las familias más poderosas; pero los que aun así, eran sometidos a castigos, incluso de duros apaleos, lo que confirma aquello tan viejo en nuestra cultura que afirma, el que… “la letra con sangre entra”. Sirvan estas pinceladas como mínima muestra del enorme contenido del libro, que va, desde la explicación de la memoria como único “documento”, hasta el hoy, inmenso universo cual es Internet y toda la información (incluso desinformación) que hay ya en sus inmensas recopilaciones y las que nos sirven, según los deseos y capacidades del que allí entra “a bucear”.


Por todo ello y mucho más; ese libro será una pieza única en su biblioteca, o lote de libros que usted ya posea y que quiere conservar mientras viva, recomendándoselos a sus más allegados seres u otros con los que pueda compartir, “ese saber que en realidad no sabemos nada”.


Y finalmente, el canto más hermoso que yo he leído valorando al libro; y el que procede de la cultura “más vieja del planeta”… “Un libro abierto, es un cerebro que habla. Cerrado, un amigo que espera. Olvidado, un alma que perdona. Destruido, un corazón que llora”. (Proverbio Hindú)

NOTAS:
(1) Irene Vallejo Moreu (Zaragoza, 1979) es una filóloga y escritora española. Entre otros premios ha recibido el Premio Nacional de Ensayo 2020 por su libro El infinito en un junco. Doctora en Filología Clásica por las universidades de Zaragoza y Florencia, su labor se centra en la investigación y divulgación de los autores clásicos; así, por ejemplo, colabora con los periódicos Heraldo de Aragón y El País, donde mezcla temas de actualidad con enseñanzas del mundo antiguo. Fruto de ese trabajo ha publicado dos libros recopilatorios de sus columnas semanales, El pasado que te espera y Alguien habló de nosotros. (Wikipedia).

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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