El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Me he llevado un gran chasco con Domingo

ME HE LLEVADO UN GRAN CHASCO CON DOMINGO

María Soledad Señera ha guardado silencio sepulcral durante el último lustro sobre el affaire ominoso del “caso Salas Cuenca”, que le dio o supuso todo un vuelco a su triunfal existencia de prestigiosa diseñadora de moda y de cónyuge (primero anónima, luego atónita) de uno de los hombres más influyentes y ricos del orbe, Domingo Salas Cuenca, empresario, financiero y productor de cine. Durante los más de mil ochocientos días que han pasado (y le han pesado a Marisol, como una losa) desde que trascendió el sórdido suceso de marras, no ha hablado con nadie de los mass media del asunto que le llevó a su ex a prisión y a ella y a quien gustaba disfrazarse de Mefistófeles a las portadas de todos los diarios y revistas de la prensa (no solo económica) mundial. La opinión pública y la publicada, de tendencia binaria, dualista, duelista, se dividió en dos grandes grupos, las y los que veían en ella, en Marisol, a quien desconocía los chanchullos y tejemanejes de su marido (presuntamente trabajador, modélico y cariñoso) y las y los que la consideraban conocedora del cotarro y cómplice de sus fechorías.

La exesposa de DSC (desde hace dos años) va a publicar, dentro de un par de semanas, en la editorial Total, sus memorias, donde no trata el tema de su ex más que de refilón o pasada, pues lo despacha en apenas dos páginas, al final de la obra, ya que se limita a referir que quien fue su marido, por lo que, hasta el día de la fecha, ha salido a relucir, era un perfecto desconocido para ella. No sabía nada (de nada) de sus correrías: bacanales, orgías y demás fiestas privadas o golferías. “Puede que nadie que me lea me crea”, asevera. Y añade:

“Puede que sigan coligiendo o deduciendo lo equivocado o errado, que miento como una bellaca, pero me veo en la tesitura de tener que insistir e iterar, un día sí y otro también, el mismo discurso, que soy ciento por ciento sincera. Solo agregaré esto, que me he llevado un gran chasco con quien ahora sé, a ciencia cierta, que fue un mendaz de tomo y lomo, mi exmarido, Domingo. Conmigo nunca se portó de forma violenta (no lo hubiera consentido), sádica, como han asegurado (y jurado ante la biblia que decían verdad) que solía hacer dos señoritas que acudían, bien pagadas, a sus asiduas bacanales, donde, en una ocasión, al menos, él, sudoroso, se quitó el antifaz y las dos susodichas, a las que les hizo creer que les obligaba a beber su propio pis (de él) en sendos zapatos con tacón (cuando, según el testimonio que dio el interesado en el juicio, él lo había cambiado por champán), mientras les apuntaba al corazón con una pistola de pega, entraron en pánico por la broma, de pésimo gusto, y le denunciaron en el juzgado, al reconocerlo, tras la susodicha fiesta.

“Evidentemente, ignoraba, asimismo, lo que luego trascendió, que, según aseveró uno de los hijos del jardinero de su finca “Pandora”, en Miami, fue el propio Domingo quien, tras sorprender a su primera esposa, Magdalena, en flagrante delito o pecado, fornicando con su amante en el lecho conyugal, mató a ambos en un arranque de ira. Y gastó una fortuna en elaborar, con la inestimable ayuda de su abogado y media decena (docena, si incluimos al leguleyo entre los tales) de testigos sobradamente sobornados, una detallada y exhaustiva alibi o coartada.

“No sé qué pensará desde la cárcel, si es que lee algún día estas palabras, ‘Domi’. Como he decidido escribir la verdad, por el mucho daño que, indirectamente, me ha hecho, aduciré esto, que me importa un bledo lo que piense”.

   Elvira González, “Metáfora”.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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