Pacos

Paco Sande

La Historia no está ahí para que te guste o te disguste.

En el momento de redactar lo presente es domingo 18 de marzo de 2023, y Día del Padre, algo que ahora quieren cambiar y llamarlo día de tu persona especial.

Y seguimos con la obsesión “progre” de querer borrar al hombre de todos los estadios de la vida.

¿Pero que hemos hecho los hombres para merecer tanto odio?

Aunque no se trata de eso, no es por el hombre, sino por una psicosis colectiva y obsesiva de las generaciones actuales de querer demostrar que están aquí para salvar al mundo, triunfar donde ellos creen que fallaron sus padres y cambiar la historia.

En los países de habla inglesa han dado en conocerlo como “woke” y aquí “progresismo” cuando son todo lo contrario.

Y en lo de cambiar la historia lo están haciendo literalmente.

Y así nos encontramos con gente que nació hace menos de 30 años furiosa con alguien que murió hace más de 40 años, y que tiene presente una guerra de hace más de 80 pero que olvidan que, hace menos de 10, un grupo terrorista asesinaba a personas inocentes.

Gente que nunca ha leído un libro ni nada más serio que el típico panfleto de izquierdas.

Gente que no se da cuenta que la historia que tienen en su cabeza no pasa de ser el adoctrinamiento ignorante de gente que no sabe nada más allá de lo que ha oído de otra gente que sabía todavía menos que ellos.

Gente que dice que condena una dictadura, cuando en realidad lo que tienen es una fijación, un deseo malsano de condenar algo que no conocieron

Podría haber sido otra cosa, las mujeres, los árabes, los judíos, en fin, otro sujeto, el motivo de su odió -su «pet hate», le dicen los británicos-, pero eligieron el hombre blanco hetero y el franquismo y su «odio» lo llevan a ultranza, sin remedio, sin remisión, sin razonamiento alguno.

Un odio psicótico, que hace de ellos enfermos, adictos.

Cuando les cuentas que Franco salvó a España de un régimen corrupto, golpista, ilegal y dictatorial comunista.

Cuando les explicas que aquella República impuso su régimen sobre una mentira. Impuso su voluntad sobre el resultado de unas elecciones municipales que ellos, los «demócratas republicanos», creían que habían ganado, cuando en realidad las habían perdido.

Y como si de una película del oeste se tratara, conminaron al Rey a que saliera de España antes del día siguiente a las 12.

En 1933 la derecha volvió a ganar las elecciones, pero aquéllos «demócratas» se opusieron a que gobernase, bajo amenaza de una revolución.

En 1934 dieron un golpe de estado, que fue sofocado y los cabecillas encarcelados.

Pero esto duró poco, porque antes del año ya todos habían sido indultados y estaban en la calle con sed de venganza y ahí empezó una espiral de violencia como nunca antes se había conocido en España, con quema de conventos, e iglesias y asesinatos indiscriminados contra religiosos, contra gente que iba a misa, contra líderes de la derecha o simpatizantes de ésta, solo por serlo.

Cuando les rebates “su historia” y les expones que aquel régimen tenía de democracia lo que Nacho Vidal tiene de casto.

Cuando les aclaras todo esto, te dicen que notros, “los mayores”, estábamos adoctrinados por la dictadura.

Y que es gente como nosotros la que divide España.

¿¡Estábamos adoctrinados por la dictadura!?

¿Ahora no? ¿Ahora, que reciben un baño de odio hacia un hombre y un tiempo que no conocieron, ahora no están adoctrinados???

¿Y es gente como yo la que divide?

No divide España gente como ellos, que claman venganza contra un hombre que murió hace 45 años y por una guerra que acabó hace 80.

Gente que enarbola con orgullo la bandera de la hoz y el martillo, símbolo del régimen más letal, destructivo y criminal de la historia.

Gente fanática de un régimen que allá donde gobernó o gobierna, solo llevó y lleva, dolor, pobreza, temor, muerte y lágrimas, a sus habitantes.

Gente que olvida hacia qué lado corría la gente cuando cayó el muro de Berlín.

¿Esa gente no divide España?

¿No?

 

El ex presidente de Gobierno de la II República Española, don Alejandro Lerroux, en su libro La Pequeña Historia:

«Cuando el general Franco apareció en el horizonte de las esperanzas nacionales con la espada en alto, en España ya no existían ni un Estado ni forma alguna de legalidad.

El general Franco no se sublevó. Se subleva el militar obligado a la disciplina que se rebela contra la organización del Estado, el cual ejerce un poder efectivo para garantía de la ley, que todos acatan y cumplen en convivencia social y civil. Pero hablar de sublevación en este caso es no solamente un absurdo jurídico, sino también una mentira histórica”

 

La Historia no está ahí para que te guste o te disguste.

Sino que está ahí para que la estudies y aprendas de ella.

Y si no te gusta, mejor, porque así estarás más inclinado a que no se repita.

Y recuerda: la Historia es de todos y no es tuya para borrarla o destruirla

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