Palpito Digital

José Muñoz Clares

Callar o no callar, esa es la cuestión

Que callen los espontáneos sería buena cosa. Debieron callar quienes anticiparon la resolución del Tribunal Supremo sobre los golpistas presos: todos decían saber que el pasado viernes, 1 de diciembre, quedarían en libertad bajo fianza: pues fallaron estrepitosamente en el arriesgado vaticinio, que los sitúa, junto a los golpìstas, en la puesta en cuestión de la separación de poderes en España. Y luego dijeron que el lunes todos en libertad, y otra vez ha sido que no. ¿Callarán de una vez los adivinos y dejarán paso a la razón? ¿Terminarán de aceptar que el TS conoce una documentación que ellos ignoran, y es ese conocimiento el que permite distinguir entre autores más o menos implicados en las tropelías? Y, ya puestos, deberían aceptar que la justicia no debe moverse pensando en el qué dirán, pues los golpìstas y su club de fans va a hablar igual de mal de los españoles sin necesidad de que se mantenga en prisión a quienes más responsabilidad tienen en todo lo que llevamos sufrido y malgastado.

Que calle el gobierno, malo. Porque callar en relación con el 9N y el posterior 1-O permitió a una partida de zafios ignorantes y golpistas propagar mentiras adornadas de fotos falsas. Ahora dicen los mismos golpistas que van a hacer un recuento paralelo de los votos del 21D porque temen un pucherazo, y el gobierno calla cuando debería hablar porque el mero anuncio de un recuento paralelo pone de relieve de qué pie cojea esa caterva, que es la misma que supervisó el recuento del 1-O. ¿Recuerdan? Fue aquella farsa en que las urnas tenían votos antes de ser puestas a disposición de los votantes, donde cada cual podía votar varias veces sin empacho y donde los resultados había que «refinarlos» para aparentar una legitimidad que sabían que no tenían. Y ahora se ponen de garantes de la calidad democrática de España. Vergüenza debería darles.

Pero también calla el gobierno cuando la mera propuesta del recuento paralelo revela que los independentistas no tiene nada claro que vayan a ganar – el CIS todavía menos -, como anticipan. Si hubiera esa mayoría clara, abultada y aplastante, eso se notaría en las calles, y no es el caso. Saben que van a pagar muy caro todo el daño hecho, los unos con su libertad y los demás con un bofetón electoral similar a aquel que sufrió el PP en Valencia que dejó a Rita Barberá con el «¡Menuda hostia!» en la boca.

Callan quienes deben hablar y hablan quienes deben callar. ¿O es que no ha llegado el momento de hundir definitivamente al esperpento de Pablenin? Hay que exigirle que diga qué habría hecho él si hubiera estado en el gobierno: ¿Sentarse a hablar con los golpistas? ¿Retirar a la policía y al ejército de Cataluña? ¿Trocear España para que no puedan decir los situados a su extrema izquierda que es un tibio monárquico?

Ya está bien, hombre, ya está bien. Hay que callar a los bufones a base de que hablen quienes deben. Hay que poner fin a la infinita chulería de Rufián, a las aventuras de Iglesias, al llanto independentista por sus delincuentes presos.

Y hay que votar el día 21. Y cabalgar, y cabalgar, hasta enterralos en el mar (F. Ibáñez).

 

 

 

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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