Palpito Digital

José Muñoz Clares

Resignados activos

Cuando uno está «harto ya de estar harto» (Serrat) no nos queda más que la emigración o la resignación. La mayor parte de los españoles nos hemos acogido a la resignación, que no es sino conformidad, tolerancia y paciencia en la adversidad según la RAEL. Hemos asumido que nos quedan dos años de soportar tropelías, de andar pagando el precio que a Sánchez le pidan a cambio de mantenerlo en la poltrona, dos años de desmoronamiento del sistema constitucional y del Estado de Derecho a manos de una cuadrilla bandolera y de quienes los apoyan, donde hemos de incluir, ¡oh novedad!,  a la Iglesia Católica, que luego se quejará de desafección por parte de la ciudadanía cuando es ella misma quien, tras los escándalos de abusos consentidos y propiciados, sigue cavando su tumba a base de apoyar un pretendido diálogo que para sí misma no acepta: igualdad de la mujer respecto del hombre dentro de la institución, aborto, eutanasia, matrimonio homosexual… De eso ni hablar, pero de magnanimidad con la delincuencia catalana sí, pobrecillos. No les saldrá gratis, ni a unos ni a otros.

Animados por la barra libre que ha abierto Sánchez en el subsuelo del sistema ya todos se atreven a todo: los vascos coquetean con la bilateralidad mientras los catalanes piden tres mil y pico indultos más para la delincuencia CDR y para quienes malversaron o cooperaron a malversar el dinero público al estilo desvergonzado de esa Borrás, la ahora presidente del parlamento catalán, que también querrá salir impune de sus chanchullos pujolescos.

Mientras tanto la política del gobierno sigue incrementando el número de los afrentados: autónomos, pymes, gente sensata en general, consumidores de electricidad o, lo que es lo mismo, a casi un 70% de la ciudadanía traicionada, engañada, estafada a base de promesas incumplidas una por una y cobradas en impuestos salvajes con que pagar el despilfarro en ministerios inútiles y dañinos. La masa de descontentos, que penetra incluso en los votantes tradicionales del psoe, no olvidará tanta afrenta, los muertos por COVID evitables, el desprestigio internacional, la actitud pedigüeña del felón con Biden, el pueril error pro polisario que no sabemos aún cuánto nos va a costar, la permisividad plagiaria en los más altos niveles, los ataques a la monarquía, a la justicia, ahora al Tribunal de Cuentas. Todo eso y lo que aún resta por ver resonará en la memoria del ciudadano una vez se vea ante la urna con una papeleta en la mano. 

La estrepitosa caída del exmoñudo ha relajado en parte la crispación que nos llevó a ser fascistas todos los que no apoyábamos ni apoyamos a Sánchez y a su cuadrilla de ineptos saqueadores de los bolsillos ajenos bajo coartada impositiva. Ya podemos no ser sanchistas sin sonrojo, incluso la gente se puede definir como conservadora sin que el asunto le cueste una detención al estilo Lukashenko, Putinesco, venezolano o nicaragüense. Van cayendo las caretas al ritmo de las mascarillas y ya toda la verdad está sobre la mesa: frente al decidido plan destructivo del sistema constitucional no nos queda más que resignación y dos años por delante… o buscar la forma de que los socios del felón le den la espalda y pueda prosperar una moción de censura que rompa el maleficio de aquella otra moción que llevó al felón a la Moncloa. El eslabón más débil será Cataluña, por ahí se podría romper la cadena.

Quienes han vivido los indultos como una victoria ya no se pueden parar: ahora lo quieren todo. De momento, más indultos, más dinero (Cataluña no para de robarnos), control de los fondos europeos, un referéndum de autodeterminación, la ruptura de España… Todo. Y sabe el felón que ese todo no se lo puede dar por más que quiera porque antes de permitirlo lo volverán a apuñalar los suyos, de modo que bastará con esperar a que esa cuerda se tense hasta que el independentismo salte en pedazos por sus propias contradicciones internas, se fragmente, como le está ocurriendo a los podemitas, y dejen caer a plomo a aquel del que saben que ya no pueden obtener más favores. Y nosotros, los resignados, nada podemos hacer que no sea propagar las verdades que se van asentando y no cejar en la lucha, como no cejaron quienes no apoyaban a los asesinos de ETA y al final ganaron la partida.

Pues ésta también la podemos ganar. Resignación activa, mazo blandido y un golpe y otro y otro, que al final, como la famosa Estaca del franquismo, caerá si tiramos todos  y, a partir de ahí, «a galopar hasta enterrarlos en el mar».

 

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

Lo más leído