La agitprop preferida del amo, Adri Axis, ha vuelto a ladrar en público. Que han tenido noches mejores, concluyó. A quienes con más ansia esperábamos ver al sanchismo arrastrado por los suelos y boqueando nos alivia la mala noche que le han dado los andaluces, y el consuelo de la chica del Eje es que, al fin y al cabo, “Andalucía sigue en manos del PP, que ya la tenía, luego nada han ganado.”  He ahí el fracaso del PP. Y la nueva consigna de la izquierda reaccionaria: Moreno Bonilla no representa más que el paso del inmovilismo a la involución, sin reflejo posible en la realidad nacional. Y se pregunta uno: pues si se llegan a movilizar el psoe sería hoy extraparlamentario en Andalucía… Por detrás surge la voz del huido perrosánchez, escondido tras el cordón sanitario respecto del fracaso anunciado de Espadas, su delfín, al que ha dejado gallardamente solo para que le dieran a él y no a su linda cara las bofetadas que hemos ido acumulando por toda una caótica y mentirosa gestión de cuatro años. Y habla el profeta: No hay cambio de ciclo. Y por detrás se escucha la voz de Espadas: Pues bofetadas sí ha habido.

El Jefe siempre tiene la razón, cita a Gil Robles la desconcertada jauría progresista. El psicópata emboscado que nos ha tocado padecer va más lejos. El perro se ha tragado el BOE y habla con un marcado acento “decreto”, asertivo hasta el límite de un atraco con armas: esta es mi voluntad y la vais a acatar o la impondré. No importa la realidad sino  el relato y, por otra parte, la realidad que me circunda me da la razón; se equivocan quienes se dejan llevar por los bulos de la ultraderecha: la gasolina bien, la inflación mejor, la electricidad controlada, el paro bajando, lo del Sáhara fue una faena necesaria –por lo que ustedes aún no saben pero yo sí-, las broncas con la morralla podemita son ajustes de crecimiento… Santa hermandad progresista abandonada al irracional negacionismo mientras la srª Olona, más lista, se encomienda a Dios, que es como tener carta blanca para servir a Dios y a España desde Sevilla, desde Madrid o directamente colocada en Madrid.

¿Quién no ha sido aún seducido del todo? Los llamados barones, que se han pronunciado tajantes en el análisis –ni podemitas ni independentistas en el gobierno ni apoyándolo- y en la solución: cese inmediato de todo podemos e intente recomponer puentes en una dirección decente en cuanto que asumible por esos españoles en los que usted parece no creer. Déjese las fanfarronadas falconianas, atrévase a dar la cara aunque lo abucheen, llévese las raciones que, de momento, nos estamos llevando los demás y, a lo mejor, cambia usted de opinión sobre si esto de Andalucía no deja entrever un mal próximo de mucho más calado.

Claro que lo de Moreno Bonilla es más, mucho más que un suceso andaluz. En contra de lo que dicen que pasa en Las Vegas, lo que pasa en Andalucía no se queda en Andalucía. La aplastante derrota del psoe trasluce un cansancio generalizado frente a una gente cuya decencia se pone a prueba cada vez que es preciso hablar de ética y de ejemplaridad; lo de la payasa Oltra ha resultado patético, tan insufrible a la vista porque resultaba fácil asociarlo a la imagen de los inútiles pataleos del ahorcado. Un ejemplo más de vida “desordenada” bajo coartada ideológica, con escuadra de protección (SS) formada por gente como los chavistas venezolanos, los revolucionarios cubanos, aquellos primigenios guardias rojos de Mao: nuestro gran secreto es nuestra mentira, protejámosla.

La primera batalla contra el sanchismo se ha ganado de forma incuestionable. Moreno Bonilla ha superado a Ayuso en lo de darle a la izquierda un baño y después sopas con ondas. Y eso mismo va a pasar cuando por fin se nos permita opinar a base de votos: pagarán todas juntas las afrentas acumuladas, el daño hecho, los muertos ocultos, la gente a la que no se pudo ni acompañar ni velar, los transportistas y marineros arruinados, los desaires, los enredos, las mentiras y todo cuanto nos ha llevado a un malestar social generalizado que está pidiendo a gritos perder de vista a esta nueva pandilla de Alí Babá.

Al PP, que ha ganado con votos prestados, le ha llegado la hora de acreditarse como el partido del nuevo ciclo, y ahí no cabe sino soga corta y vara larga.