La fragmentaria información a que dio lugar el cambio inesperado del gobierno de perrosánchez sobre el Sáhara, cuyos habitantes tuvieron DNI español hasta que las arteras insidias del rey Hassan II hicieron que España los abandonara, dando lugar al surgimiento del Frente Polisario, y todo a través de la marcha verde y el ejército de monos desminadores que lanzaron como avanzadilla, precisamente cuando el dictador Franco agonizaba y el por entonces primerizo Rey D. Juan Carlos no estaba en situación de lanzar al país a una guerra con Marruecos. Pues bien, todo va cobrando un sentido unitario que no presagia nada bueno para la caterva gobernante.
Quienquiera que estuviera informado sobre los usos y costumbres del rey Hassan II sabrá que en su reino no se movía un dinar ni ninguna otra moneda sin que el rey, de forma que llamaremos “misteriosa”, acabara participando en los beneficios de la operación, máxime si conllevaban sumas astronómicas. Que se lo digan a Felipe González, el que ahora reivindica al condenado Griñán, que conocía bien aquel mercado, aquel paño y, sobre todo, a aquel rey y la ciénaga que era el sector inmobiliario de aquel Marruecos emergente.
El rey Mohammed, Príncipe de los creyentes, heredó de su padre títulos y usos, y hace no mucho le susurraron que cierta persona del entorno de perrosánchez había suscrito comprometedores compromisos financieros precisamente en el sector inmobiliario a gran escala,–a Begoña/oño apuntan todos los dedos como testaferro necesario en previsión de ganancias compartidas-. Movió Mohammed sus muy sutiles y eficaces servicios de inteligencia, consiguió los documentos e interpretó correctamente que era el momento de extorsionar la voluntad de España a través del autócrata ambicioso y y sin escrúpulo alguno que detenta la presidencia del gobierno, en el muy concreto sentido de que cambiara su tradicional postura respecto del Sáhara occidental, bendecida por la ONU, con el recochineo añadido de haber aceptado perrosánchez sentarse junto al rey Mohammed, para celebrar la forzada reconciliación, en una cena presidida por una bandera de España montada cabeza abajo como bandera de una nación vencida, y a la vez supimos que la embajada marroquí en España exhibe un mapa en que Ceuta y Melilla aparecen como territorio reconquistado.
Sólo por lo anterior debería investigarse penalmente al citado felón, pero las instituciones llamadas a hacerlo son hoy usurpadas por chusma sumisa a la jauría mangante: CNI y Fiscalía General principalmente, sin olvidar que los secretos de los que se apropió Marruecos gracias al “random malware” (secuestro de datos) Pegasus, incluían conversaciones grabadas que, según quienes las han escuchado –tu amigo tiene un amigo que, a su vez, tiene un amigo: sé discreto, dice la sabiduría ancestral judía- hacen que Mohammed tenga al perro sujeto con correa y bozal y cogido por los argamandijos pareados y colgantes. Al lado de lo anterior la sobreactuada gresca con los golpistas catalanes y vascos fue cosa de niños. Pero hubo más: altamente significativo resulta que perrosánchez no quisiera entregar su móvil al CNI para que rastrearan el origen de la infección y el contenido de lo apropiado. Lo que al final salga, que con certeza saldrá, pondrá fin a la carrera política del felón y, si de verdad se hiciera justicia, a la libertad de la que hoy interinamente disfruta. Porque resulta ilusorio pensar que los grandes servicios secretos como el Mossad israelí, la CIA, hoy en estrecha comunión con la inteligencia marroquí, y el MI5 británico ((más el MI1(descifrado de códigos), MI2 (información de Oriente Medio y, hoy, de la neo URSS de Putin), el MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto)) no saben ya cuanto hay que saber al respecto, y bastará que se harten de la presencia comunista en el gobierno del perro para que el MI7 despliegue su poderío con los medios para que el perro caiga inevitablemente. Busquen en Google «Operación Fortitude» y entenderán lo hábiles que son los chicos del MI7, capaces de mantener engañado a Hitler contribuyendo así a la victoria aliada.
Del móvil de perrosánchez extrajeron casi tres gigas de datos, incluidas conversaciones sumamente reveladoras, dado que Pegasus no sólo registra el tráfico de llamadas entrantes y salientes, incluido wasap y actividad en redes sociales del usuario, sino que permite activar el micrófono del móvil y captar cuanto se hable en el entorno del despreocupado propietario de la terminal. Y del móvil de la falderilla que oficia de ministra de defensa se apropiaron de nueve gigas de datos que, según la exmagistrada, creyente confesa y con una vida que encaja perfectamente con la vida en una “casa de señoritas” del opus, en nada comprometen la seguridad nacional. Y eso lo jura por la honradez de Bolaños y que se muera un alcalde del PP si es mentira. Lo anterior significa que se apropiaron de inocentes fotos de bautizos y comuniones, de bodas de familiares, estampas piadosas del santito de Balaguer y de inofensivos mensajes de wasap. Menudencias, cosas insignificantes como son las que suele llevar en el móvil una ministra de defensa como Dios manda.
Mohammed es ladino. Juega sus cartas como quien barre para su casa cuanto encuentra, y seguirá jugando a ese juego florentino mientras pueda exprimir al pobre hombre sánchez, cuya voluntad está anulada por el miedo a que se desvelen sus manejos, pero en cuanto caiga -Yahveh Sebaoth, el Dios de los ejércitos, lo haga- todo ha de salir a la luz para seguir enredando la política española. Hará como Putin hizo en Cataluña cuando el puchifugas era todavía alguien en su pueblo y no un don nadie en Waterloo, de donde no sabe cómo huir sin dar la cara definitivamente como el cobarde rematado que es.
Dejar la investigación para luego puede dar lugar a que ya sea tarde para abrir una vía de salvación a España y para lo que sin más tardanza se debería hacer hoy: detenerlo, juzgarlo y, si procede tras un juicio justo, condenarlo sin beneficio penitenciario alguno. Encerrar con él la soberbia delincuencia socialista, esa que produce condenados ejemplarmente honrados en un nivel que supera por goleada a los rufianes roldanes, griñanes y chaves, y al melifluo Zapatero, embajador oficioso de Maduro en la parte menos reivindicable del mundo. Menudos papelones se están viendo obligados a hacer estos gentuzos. Por cierto, hablando de gentuza, acaban de condenar a la alcaldesa de Manilva (Málaga), de la igualmente honrada IU, también en el gobierno, por haber firmado sin trámite previo alguno ni publicidad, siguiendo la senda de los condenados de los ERE, más de 700 contratos en favor de familiares, amigos y gentes del pueblo que luego votan a la mano que le da de comer. Son las costumbres de la Izquierda Reaccionaria, ejemplar como siempre.
Y muchos nos preguntamos al límite ya de la desesperación: ¿Pero qué hace falta en este país para perseguir judicialmente a toda esa canalla enchulada?
