YO NO QUIERO QUE SE MUERA FIDEL CASTRO

Claro que no quiero que se muera Fidel Castro, de la misma manera que no quiero que se muera nadie, ni mi peor vecino, el ignorante de la mala leche. No quiero que se muera nadie.
De lo que tengo muchas gana es de que el castrismo desaparezca. Tantas ganas tengo como tenía de que desapareciera el franquismo o cualquier otra dictadura, todas son iguales. Para ellas el individuo no pinta nada, es sólo un mero instrumento al que exprimir en nombre de un alto ideal, inalcanzable siempre, claro. Me da igual que al individuo se le oprima y exprima en nombre del proletariado, de Dios o de la nación. Así de simple.
No es que quiera que Castro, la saga Castro, deje el poder. Es que no debería haber permanecido en él. Si en un primer momento pudo justificarse la lucha contra Batista son muchos los años que Castro ha permanecido dominando Cuba cruel e inhumanamente. Que lo deje ya, que se vaya, que libere al pueblo cubano.
A uno le parece que estas frases anteriores deberían ser fácilmente asumibles, al menos en líneas generales, por cualquier demócrata, con absoluta independencia de su ideología política. Las dictaduras, todas, son malas y las democracias son el menos malo de los sistemas de gobierno, como ya se dijo en la antigua Grecia y repitió Churchill.
Hay sin embargo ciertas tendencias en la política, al menos en la española, a defender, comprender o disculpar las dictaduras dependiendo de su signo político. O de su poder económico, como en el caso de China. Así al Partido Popular le cuesta horrores manifestar cualquier leve crítica al franquismo, retirar sus símbolos de las calles (Hay un alcalde de la provincia de Palencia que ya se ha negado a seguir la nueva ley en proyecto) o simplemente modificar la nomenclatura de los callejeros. Ignoro los motivos, aunque lo sospecho, pues ninguno de sus militantes destacados osaría jamás iniciar públicamente la más tenue defensa de la dictadura y cabe suponer que sus militantes de base dispuestos a hacerlo serán una ínfima minoría sin futuro en el partido.
En el caso de la rígida dictadura cubana son los partidos de izquierdas, singularmente I.U. y el Partido Comunista de España que la fagocita, los que comprenden o al menos disculpan (a veces cabe hablar de otras expresiones más fuertes) la dictadura cubana, como si los presos por criticar a un gobierno de izquierdas fuesen más culpables que los presos cuya libertad de expresión está cercenada por una dictadura de derechas.
A los demócratas, especialmente a los que nos resistimos rabiosamente a ser encuadrados en los dos grandes partidos, en las dos grandes corrientes ideológicas, nos da igual en nombre de qué alto interés nos metan en la cárcel. La Libertad, con mayúscula, la que engloba todas las demás libertades, sólo tiene un enemigo: La Dictadura. Sin apellidos.
Que no se muera Fidel Castro, que entregue YA el poder al pueblo cubano, al que tanto dice defender y querer. Hay cariños que matan. http://pedrodeh.blogspot.com

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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