Alto el fuego

Una de las grandes ventajas de la radio es su inmediatez, la velocidad con que reacciona. Luis Oz, alias tras el que se parapeta Felipe Sahagún cuando escribe su columna «El Oyente» en el diario El Mundo, ha recogido algunas de las perlas radiofónicas del miércoles en que saltó la noticia de que ETA anunciaba una «alto el fuego permanente» y concluye:

«Confirman el pesimismo radical de la COPE, el escepticismo de Onda Cero, el optimismo de la Ser y el pluralismo de Punto Radio».

«Este proceso de humillación nacional ante ETA ( ) no se puede separar de la destrucción de España por partes que ha empezado con el Estatuto de Cataluña», afirmaba el viernes Federico J.Losantos en la COPE. «Pactan la paz de los negocios y de los cementerios. Adiós a las víctimas, adiós a España».

«Es evidente que el Gobierno negoció con ETA los términos del alto el fuego», afirmaba Carlos Herrera en Onda Cero. «Estaba muy claro antes, a pesar de los desmentidos oficiales, y está mucho más claro ahora. El secretito que Rodríguez (Zapatero) guardaba en el tesorito del joyerito -que contó a Llamazares, recuerden, pero no quiso contar a Rajoy- era ése. Las negociaciones entre Eguiguren y Otegui empezaron Pacto Antiterrorista. Por eso se cargaron a Nicolás Redondo y por eso recibió Rodríguez una carta de ETA pocos meses después de su victoria electoral».

«Tras dos días de tsunami informativo, desearíamos un poco de tranquilidad, retirar los focos del minuto a minuto», decía Carles Francino en la Ser. «No podemos someter a los protagonistas de este proceso, que será largo y complejo, al agobio de un escrutinio constante».

Me imagino que el consejo iba dirigido a otros medios, no al suyo, pues la Ser convirtió el viernes el Parlamento de Vitoria en su estudio de radio y su pulsómetro en un grito al PP para que se suba a la pasarela de la paz so pena de sufrir un duro varapalo en las próximas elecciones generales.

Para escuchar las 1.000 voces de archivo de portavoces del Gobierno y del PSOE negando como Judas durante dos años la existencia de negociaciones con ETA, tuve que volver a la COPE.

«Como esto llegue a buen fin, a alguien se le termina el momio», advertía, esperanzado, Luis del Olmo en Punto Radio. «En el clima borrascoso de la crispación se vislumbra un horizonte soleado», añadía uno de los periodistas más amenazados por ETA. Baltasar Garzón, desde Nueva York, se unía a las peticiones multitudinarias de cautela y prudencia: «Habrá que ver qué entiende ETA por alto el fuego permanente».

«Habrá que esperar algún tiempo para ver el alcance real, pero nadie niega que estamos ante una noticia histórica y esperanzadora», afirmaba Julio César Iglesias en Radio 1.

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