José Rosado (Periodista Digital).- El prestigioso semanario The Economist ha realizado cambios en su dirección. El británico John Micklethwait será el nuevo director del semanario económico, sustituyendo a William Emmott, el cual había conseguido llegar al millón de ejemplares.
Destaca más que el cambio en la dirección el espectacular crecimiento que el semanario ha obtenido durante los últimos años, especialmente desde 1993 bajo la dirección de Emmott, cuando el semanario superó el millón de ejemplares.
El profesor de Marketing de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, Ángel Arrese, destaca en un artículo las claves de “una publicación insólita, de un modelo imposible de imitar; un modelo que históricamente ha atraído a las minorías más poderosas y a la élite más influyente”.
Cuando buena parte de la prensa escrita convencional pasa momentos difíciles por la competencia de Internet, por la aparición de productos gratuitos, de medios publicitarios hipersegmentados y por la explosión de la weblogmanía, el éxito de The Economist llama todavía más la atención, pues en muchos aspectos se sitúa en las antípodas de todos esos fenómenos.
Arrese resume el éxito del semanario en sus “siete ideas contracorriente”, donde destacan especialmente la independencia o la apuesta por el talento anónimo, talento que “se pone al servicio del conjunto, lo que permite que la mayoría de los artículos sean en realidad obras colectivas, más que piezas individuales”.
Prácticamente un siglo, nueve directores y un continuo goteo de nuevos lectores, cuya fidelidad se asegura con estrategias de marketing casi ocultas, han convertido a esta “rareza” del periodismo en la publicación exitosa que hoy supera el millón de ejemplares de ventas. Nada que ver con la espasmódica aparición y desaparición de títulos, de weblogs y de proyectos que pasan de la gloria al olvido en un abrir y cerrar de ojos, y que supuestamente reflejan el cambiante estado del mercado periodístico.
