Fernando Sánchez Dragó reconoce este 27 de octubre de 2019 en su tribuna de El Mundo que se le ha hecho muy complejo mantener su promesa de no hablar de política. Y es que entre lo que pasa en Cataluña, las elecciones generales repetidas y lo de la exhumación de Franco, al final el escritor ha tenido que romper su silencio político:
Hace unos meses anuncié que nunca iba a hablar de política en mis columnas y hace cosa de uno volví a hacerlo. Donde dije digo me desdigo. El problema estriba en que el monoteísmo democrático todo lo convierte en política y es imposible, para un columnista, hurtarse a ella. ¿Cómo fingir que el jueves no pasó nada? Propongo que el pontificado monclovita de esa religión que es el laicismo incorpore a su santoral la fiesta del 24 de Octubre, Día de la Infamia. León Felipe escribió que «para enterrar a los muertos / cualquiera sirve, cualquiera, / menos un sepulturero».
Asegura Dragó que el presidente en funciones tiene varias lagunas intelectuales:
Sospecho, señor Sánchez, que no tiene usted ni la menor idea de quién fue el poeta citado, pero puede consultar a Irene Lozano, su hagiógrafa, y darse por aludido. Usted, además de sepulturero –aún le quedan muchas tumbas por abrir: las de Paracuellos, sin ir más lejos– es un hacedor de milagros, pues milagro es la resurrección de quien llevaba muerto casi medio siglo, su canonización –similar a la que Pablo activó al dar por sentado que Jesús salió de su tumba al tercer día– y la asombrosa psicofonía de que el jueves resonasen otra vez en toda España, difundidos por el servilismo de una cadena de televisión privada que presume de ser pública, los gritos que en vida del Caudillo se consideraban de ritual.
Le pasa dos citas:
¿Me permite usted, aunque no quiero agobiarle en jornadas de tanto trajín electoralista, otras dos citas? Una es de Machado –cuyos huesos, por cierto, también querían exhumar los progres para juntarlos a los de Leonor– y dice: «Mirando mi calavera / un nuevo Hamlet dirá: He aquí un lindo fósil de una careta de carnaval». Pues ni más ni menos que eso es Franco a estas alturas, señor Sánchez. No se trata, por lo tanto, de ser franquista ni antifranquista. ¿Es usted, acaso, gibelino o güelfo, carlista o isabelino, bolchevique o menchequive?
Y le recuerda que:
Se trata, sólo, de respetar a los muertos y a quienes, en vida, los quisieron y tras su defunción los honran. Camposanto se llaman los cementerios. Son, pues, lugares sagrados y, en consecuencia, inviolables. La segunda cita, sacada de mi último libro (Arderéis como en el 36), es de santa Dólores Ibárruri, apodada la Pasionaria: «La guerra civil sigue. Hemos esperado durante 39 años y esperaremos algún año más, pero nuestra venganza durará cuarenta veces 39 años» (entrevista publicada por Il Borghese en 1974). ¿Quién será, señor Sánchez, el siguiente difunto paseado? ¿José Antonio, quizá?
VEA ‘EL QUILOMBO’ – PRESENTADO POR LUIS BALCARCE – 10 H