Nacho Torreblanca le propone este 28 de diciembre de 2019 un plan perfecto al líder de la oposición, Pablo Casado (PP) para dejar en completa evidencia al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y que se vislumbre que el del PSOE acabará escogiendo no solo lo peor para su partido, sino para el conjunto de los españoles.
Apunta el articulista de El Mundo que:
En circunstancias normales, cuando ves a tu rival conducir temerariamente, te apartas de su camino a la espera del fatal desenlace que te permitirá tomar su relevo. En circunstancias excepcionales, sin embargo, no solo estarías dispuesto a avisarle de las desastrosas consecuencias de su proceder sino a intervenir para evitar la catástrofe. Cierto que han sido no ya una sino múltiples las ocasiones en las que no solo el principal partido de la oposición sino muchos otros han avisado a Pedro Sánchez y al PSOE del terrible error que es basar su investidura en el apoyo, activo o pasivo, de ERC. Por tanto, no habría nada que objetar en cuanto al número e intensidad de las advertencias formuladas.
Se pregunta con cierta lógica si permitir que Sánchez se la pegue puede dejar sin responsabilidad al resto de líderes políticos:
Pero ¿son suficientes para exonerar a Pablo Casado, Inés Arrimadas y otros de la responsabilidad de ofrecer una alternativa a un desastre tan evidente como, al parecer, inminente? Lo serían si estuviéramos seguros de que el daño del impacto iba a ser plenamente absorbido por el conductor, Pedro Sánchez, y su vehículo, el PSOE. En ese caso no habría nada que objetar: en democracia los políticos actúan y luego, si se equivocan, rinden cuentas ante los votantes. ¿Qué ocurre, sin embargo, en circunstancias como las actuales, cuando es evidente que el daño no se circunscribiría al PSOE y a su líder, sino que alcanzaría de lleno a la democracia y a sus instituciones?
Recuerda Torreblanca que Casado se enfrenta a la misma dicotomía que ya tuvo que afrontar Rivera y que tan pésimos resultados le dio con su elección por su ‘no’ a Sánchez:
Pablo Casado se enfrenta hoy a la misma tesitura que en su día desequilibró a Ciudadanos y que Albert Rivera no supo resolver o resolvió tarde y mal: plantear a los españoles una alternativa creíble al desastre que se avecina y hacerlo de una forma tan honesta y transparente que aunque no surtiera efecto sirviera para que al menos los españoles visibilizaran en el principal partido de la oposición el sentido de Estado del que el partido en el Gobierno carece en estos momentos.
Y señala que lo relevante es ver al final que decisión adopta Sánchez si, como plantea Torreblanca, se opta por ofrecer una gran coalición o, como mal menor, un Ejecutivo de mínimos entre PSOE y Podemos:
No creo necesario discutir aquí los perfiles concretos de esa oferta, que podrían oscilar desde una ambiciosa gran coalición que incluyera un gran paquete de reformas políticas y territoriales al minimalismo de un gesto que a lo Manuel Valls considerara suficiente cambiar el mal mayor (un tripartito con Esquerra) por algunos de los posibles males menores (un Gobierno en solitario del PSOE o en minoría de PSOE-Unidas Podemos). Lo importante sería dejar en evidencia que si Pedro Sánchez logra su primera investidura con el apoyo de ERC no será porque haya elegido el mal menor frente a unas terceras elecciones, sino porque habrá elegido deliberadamente el mal mayor frente a otras alternativas.