A lo mejor un poco tarde.
Porque a nadie se le va a olvidar que en laSexta han sido y son fervientes defensores de este Gobierno de mediocres, chulos y cada vez más corruptos.
Pero por fin parece que Antonio García Ferreras entrega la cuchara y se sube al carro de los que ‘queman’ en la plaza pública a estos ladrones de guante blanco.
Santos Cerdán va a prisión irremediable y sin fianza, lo manda de una patada el juez del Tribunal Supremo, y ha sido la de este 30 de junio una jornada terrible para los palanganeros de izquierdas. Y Ferreras es el jefe de muchos de ellos, claro.
Ahora es bien fácil ponerse del lado de los buenos, lo difícil era antes, cuando éramos bien pocos y señalados. Aunque es bien cierto también que el propio Ferreras lleva algunas semanas dándose cuenta del escandalazo que montaron los de la banda del Peugeot.
«La justificación de Cerdán por el caso Servinabar parece una tomadura de pelo», decía Ferraras este lunes.
«Estoy alucinando, me parece alucinógeno. ¡Que haya reconocido que Koldo le pagó 600.000 euros porque tenían una deuda entre ambos!»
https://twitter.com/MarioMacario98/status/1939723315649683581
¿Qué se le imputa a Cerdán?
El origen del escándalo está en una escritura privada firmada por Cerdán en 2016, poco antes de unas elecciones nefastas para el PSOE. En aquel documento, Cerdán adquiría casi la mitad de las acciones de Servinabar, una constructora que, desde entonces, ha recibido cerca de 100 millones de euros en contratos públicos con administraciones gobernadas por socialistas o nacionalistas vascos. La UCO señala que Cerdán tenía “capacidad de decisión” en la empresa, lo que habría facilitado las adjudicaciones presuntamente irregulares.
La situación se complica aún más por las reuniones privadas entre el constructor socio de Cerdán y la presidenta foral María Chivite. Las sospechas no solo apuntan a mordidas sino a una participación directa en los beneficios empresariales derivados de estos contratos amañados.
El malestar entre los socios y dentro del Gobierno
La reacción no se ha hecho esperar. Socios clave como Coalición Canaria y el PNV han puesto distancia con el Ejecutivo, exigiendo explicaciones más convincentes y transparencia real en los procesos de contratación pública. Cristina Valido (CC) fue clara: “La confianza se ha quebrado y no solo con nosotros, sino con la propia ciudadanía”. Desde el PNV, Aitor Esteban recordaba estos días que la moción de censura contra Rajoy llegó tras una sentencia firme, subrayando que lo actual es apenas un informe policial, pero que aun así “la salida de Cerdán era obligada”.
En los pasillos del Congreso y entre los socios parlamentarios reina un ambiente cargado. Nadie quiere ser arrastrado por un escándalo ajeno, pero todos son conscientes del riesgo para la estabilidad gubernamental. Y mientras tanto, Pedro Sánchez intenta navegar entre la tormenta mediática y las presiones internas para no perder apoyos clave.