De rodillas ante su moto, Jorge Lorenzo alzó los brazos como símbolo de su histórica conquista en Malasia. Sus expectativas se habían cumplido. El mallorquín y este título estaban predeterminados a encontrarse antes o después. «Hace cuatro años, cuando gané el primer título de 250, ya pensé que había conseguido mi sueño …
Lea el artículo completo en www.publico.es