No da crédito a lo que sucede dentro del que fue su partido.
Joaquín Leguina está estupefacto al observar la deriva que ha tomado el PSOE desde que Pedro Sánchez se volvió a convertir en su líder supremo.
El que fuera presidente de la Comunidad de Madrid (1983-1995) es de los que estaba convencido que al sanchismo le quedaban dos telediarios tras el fiasco electoral de los socialistas en la noche del 28 de mayo de 2023 con motivo de las elecciones autonómicas y municipales.
Sin embargo, apunta el veterano político cántabro desde su tribuna en ‘The Objective’, el PP, con un error de estrategia, propició que Sánchez tuviera un resquicio por el que colarse y poder quedarse una nueva legislatura en La Moncloa:
En mayo hubo en España elecciones municipales y autonómicas y, a la vista de los resultados, casi todos creímos que el reinado de Pedro Sánchez acabaría en julio. Fue esta creencia, avalada por multitud de encuestas electorales, la que llevó al PP a meter la pata por doquier. Hasta se negaron a asistir al debate en TVE.
El PP ganó las elecciones de julio pero Sánchez subió respecto a mayo y aquella misma noche lo celebraron los suyos en la calle Ferraz, pues ya se veían en la cama de La Moncloa con Bildu, Junts, ERC, Sumar dentro del mismo lecho, y lo demás, son ruinas:
A partir de ahí, el actual presidente socialcomunista fue tejiendo una maraña de pactos que fueron directamente contra los intereses de España:
El primer acuerdo de Sánchez fue con Bildu (a mediados de octubre), pero no sabemos nada de su contenido, ya lo sabremos más adelante. De momento le han entregado a estos proetarras la alcaldía de Pamplona, nada menos.
Luego le llegó el turno a ERC y allí dentro hay mucho dinero público, traspaso de competencias y ferrocarriles, lo cual supondrá la fragmentación de la red, cosa que dificultará su adecuado gobierno. La red en estos momentos está integrada en un sistema único gestionado por una sola entidad, Adif, al ser competencias del Estado las líneas que se extienden por más de una comunidad autónoma. Además, justamente en Cataluña, se han precisado tramos de interés europeo para facilitar el corredor del Mediterráneo, que también exigen una responsabilidad única para la gestión.

Tampoco comprende cómo Sánchez fue capaz de dejar la imagen de la formación de Ferraz a los pies de los caballos con esas fotos con Carles Puigdemont:
Luego llegó la exhibición con el huido que reside en Bélgica y que ha impuesto un mediador experto en conflictos militares destinado a supervisar el desguace que comenzará con esa ley de amnistía con la cual se pretende elevar a los altares a todos los golpistas de octubre de 2017.
Para Leguina, el acuerdo más nocivo, aunque pueda pasar más desapercibido para el conjunto de los españoles, es el pacto con los nacionalistas vascos:
Pero, aunque no lo parezca, la peor de todas las cesiones la está haciendo Sánchez a impulsos del PNV, donde se especifican aspectos muy concretos de las leyes que hay que modificar ya (Estatuto de los trabajadores, régimen local, régimen de los títulos oficiales…). O de aquellas en las que se ha exigido que el PSOE no impulse ninguna modificación salvo «extraordinaria necesidad» y siempre con acuerdo previo del PNV.
Para no incomodar al PNV, se ha incluido el compromiso bien expresivo de impedir la reforma del régimen electoral, semilla de la que procede la desigualdad ciudadana en España. El colmo del desafuero es la inclusión de una cláusula foral. De acuerdo con ella, en la preparación de los proyectos de ley por el Gobierno ha de negociarse bilateralmente con el PNV.
El histórico socialista se muestra alarmado ante todas estas alianzas y lo que conlleva de riesgo tanto para el PSOE como para el conjunto de España y se hace preguntas ineludibles:
No dejo de preguntarme cómo es posible que dentro del PSOE no se oiga ni una sola voz crítica con este desaguisado. ¿Qué piensa el PSOE sobre la deriva que está tomando el Estado de las Autonomías? ¿No queda ahí dentro alguien con dos dedos de frente capaz de oponerse a Sánchez y a la tropa que le aplaude?

