OPINIÓN / Afilando columnas

Joan Barril, el hombre de Duran en El Periódico: «La prensa madrileña nunca había sido tan canallesca como ahora»

Gundín (La Razón) sobre el control de los medios en Cataluña: "Hasta Hugo Chávez actuaba con más escrúpulos"

En nacionalismo catalán, y cómo este se refleja en los medios a favor y en contra, así como el uso que hace de ellos, es uno de los grandes temas del día en los espacios de opinión de la prensa de papel de Madrid y Barcelona el 18 de septiembre de 2013. Compite en protagonismo el aniversario de la retirada de Esperanza Aguirre al frente de la Comunidad de Madrid y el caso Faisán, que es tratado por columnistas de un medio afín al Gobierno con fuertes cargas de crítica hacia el Ejecutivo de Rajoy y el PP.

La última moda en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’ parece ser sacar a ABC como ejemplo de una supuesta intolerancia de ese mítico ‘Madrit’ de donde se supone que proceden todos los males de Cataluña. Si dos días antes quien cargaba las tintas en el rotativo madrileño de Vocento era el hombre antes apodado ‘El follonero’ —Un ‘equidistante’ Évole carga las tintas contra «algunos medios españoles»: «Pocas cosas son tan eficaces para el independentismo como un buen editorial del ABC»–, ahora le toca el turno al hombre de Duran i Lleida en El Periódico y periodista-intelectual orgánico de Unió Democràtica de Catalunya, Joan Barril. Arranca su columna Los números primos de la siguiente manera:

Me sigue sorprendiendo la falta de rigor intelectual que subyace en la frase «España es indivisible». De las cuatro reglas la división es lo que menos gusta a la españolidad rancia. Se da por supuesto que los que quieren dividir son esos «sediciosos» catalanes en palabras del ‘ABC’, pero nadie se ha preguntado si el unionismo divide, si los ataques a la lengua dividen o si las infraestructuras que un sector del país reclama van a alimentar los votos de otros territorios. A menudo la división está fomentada por un trato desigual del poderoso administrador sobre el paciente administrado.

A este humilde lector de columnas le llama la atención, además de la fijación con ABC, la terminología utilizada. Referirse a la postura de quienes se oponen a la independencia catalana como «unionista» no es inocente. Nos remite a los unionistas de Irlanda del Norte y los grupos terroristas protestantes –aunque con menos víctimas que el IRA, también son o eran organizaciones asesinas– como la Asociación en Defensa del Ulster (UDA), los Defensores de la Mano Roja (RHD) o la Fuerza Voluntaria del Ulster (UVF). El uso del lenguaje, no nos engañemos, muchas veces no es inocente.


Joan Barril.

Por supuesto, hay un ataque al periodismo madrileño en su conjunto, combinado con la crítica al registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante:

Sorprende la inconsciencia con que el Gobierno de Rajoy ha alimentado lo que para ellos es el monstruo de la sedición. Azuzado por una prensa madrileña que nunca había sido tan canallesca como ahora, Rajoy ha desplegado toda su artillería en la táctica tradicionalmente exitosa de ir contra todo lo catalán.

Concluye:

¿Y la ilusión, insisto? Ni está ni se la espera. Aunque fuera con la ilusión del ilusionista, el Gobierno del PP ha sido el gran divisor de una sociedad catalana que, si por algo se caracterizaba, era por ser tranquila, pacífica y paciente. Ya no. Agitada e impaciente, por suerte continúa siendo pacífica. Ahora Rajoy monta en cólera. Manda cartas de desamor. Llama a embajadores para la regañina y empieza a darse cuenta de que la cosa puede ir en serio. La consulta por el derecho a decidir tal vez acabe celebrándose, pero para el Gobierno y sus miopes plumíferos la campaña, por fin, ya ha empezado. No tienen ilusión para repartir, solo la amenaza. Pero eso, ya se sabe, es marca de la casa.

Como decíamos antes, parece que todos los males vienen de ‘Madrid’. Se ve que Mas y compañía tan sólo pasaban por allí.

El director de El Periódico, Enric Hernàndez, también se lanza en campaña contra los medios no catalanes y lo que parece en un principio que va a ser una crítica a TV3 termina siendo una defensa del uso de los niños que ha hecho dicha cadena. Titula La política, ¿un juego de niños?

Las televisiones, en cambio, tienen barra libre para explotar la espontaneidad de los niños y sus habilidades circenses, cómicas o culinarias sin que nadie se rasgue las vestiduras. Las cámaras los graban en los estadios de fútbol ensalzando a su equipo o mofándose del rival, y también en manifestaciones políticas en las que, con infantil desparpajo, expresan  ante las cámaras su adhesión al lema de los convocantes. Así había sido siempre… hasta que se formó la Via Catalana.

A continuación se lanza a al más pura deshumanización de los críticos con la televisión pública catalana, retratándolos como animales:

Los depredadores de esta demagógica carnaza ya han clavado sus colmillos en un informativo infantil de TV-3 que el pasado jueves recogió las opiniones de varios chavales presentes en la Via Catalana.

Concluye:

Fuera más o menos acertada la elección de los testimonios emitidos, aceptemos la máxima de que la política no debe jugar con los niños. En tal caso, la exhibición televisiva de púberes independentistas no debiera escandalizar ni más ni menos que la de otros menores en las marchas antiabortistas de Madrid, en la propaganda de un alcadable popular de Córdoba o en las hagiografías del Monarca en la televisión pública. Porque esos tampoco eran juegos de niños.

Como nos ha recordado el archivo histórico-periodistico de Periodista Digital hecho persona, J.F. Lamata, en el pasado se ha criticado en el pasado a otros medios por usar niños en sus portadas o por sacarles en televisión expresando opiniones políticas. El propio El Periódico se hacía eco en octubre de 2012 de las quejas por una portada de La Razón en la que se mostraban niños sin pixelar su cara, o en diversos medios se criticó a Intereconomía TV por sacar las imágenes de niños repitiendo consignas con la ministra Aido en una manifestación contra el aborto . Sí, justo eso que según Hernàndez no se critica.

Pasamos ahora a Madrid. Comenzamos nuestro recorrido capitalino en La Gaceta, con una muestra de humor gráfico. En la serie ‘Pinacoteca‘, que muestra cuadros importantes de la historia cambiándoles el título, se nos presenta en esta ocasión la obra Caridad Romana, en el que una joven mujer alimenta con su pecho a un anciano encadenado. El diario de La Gaceta lo retitula y describe de la siguiente manera:

Peter Paul Rubens (1577-1640), «Generalitat Amamantando a los periódicos catalanes» . Óleo sobre lienzo. Museo del Hermitage, San Petersburgo.


Fuente: La Gaceta.

En el periódico de la ‘disciplina’, José Antonio Gundín –la intereconómica Mayte Alfageme encuentra un parecido físico entre el columnista de La Razón y este humilde lector de columnas que, más allá de la calva y las gafas, nosotros no vemos– se pregunta ¿Dónde está el CAC?

Dice de las ya famosas imágenes de los menores:

De un crío no se puede esperar un juicio ponderado e informado; ni siquiera cabe achacarle esa estética de Frente de Juventudes o de Pioneros castristas, tanto da porque es consustancial a todo nacionalismo totalista. Los culpables de esta funesta utilización de la infancia para sembrar fanatismos son sus propios padres. En el caso de TV3, existe una responsabilidad añadida del CAC, el Consejo Audiovisual Catalán, cuya función es la defensa «del pluralismo, de la neutralidad y la honestidad informativas».

Tras señalar que este órgano mantiene silencio al respecto, concluye:

Desde su creación hace 13 años, el CAC se ha especializado en emitir sentencias condenatorias contra la Prensa de Madrid, en negar licencias a las radios díscolas y en denigrar a profesionales críticos, cuando lo suyo es garantizar el juego limpio en Cataluña. Nadie espere, por tanto, que despierte de su embriaguez del 11-S y que denuncie la manipulación infantil. Da miedo pensar que, de celebrarse el referéndum, sería el CAC el encargado de velar por la imparcialidad y la «honestidad informativa». Hasta Hugo Chávez actuaba con más escrúpulos.

Tenemos que llevar la contraria a Gundín. De calvo con gafas a calvo con gafas, por indignante que sea el control político de los medios en cataluña, por poco que nos guste un órgano como el CAC lo que hacía Hugo Chávez (y hace ahora Maduro) era aún peor, incluyendo el cierre de medios críticos o la obligación impuesta a todas las radios y televisiones de emitir sus mensajes en el momento en que él quisiera. CiU es aprendiz comparado con el Socialismo del Siglo XXI.

Terminamos con el tema catalán en El Mundo, donde Raúl del Pozo firma Precio de la moneda:

Entre Barcelona y Madrid sólo hay monólogos yuxtapuestos y diálogos absurdos. Hay quien piensa que España no esgrime ante el plante de Cataluña otro discurso que el reproche de la amante abandonada y despechada de la alegoría orteguiana o la pasión alharacante, vocinglera, destructiva a la que aludía Azaña. ¿Qué hacer, qué decir para disuadir a millones de ciudadanos de que no nos den puerta?

En esta ocasión, el columnista de la contraportada del periódico de Unidad Editorial cambia a su ‘Tercer Hombre’ y otros confidentes por otro periodista:

Luis A. Balcarce, periodista cajetilla bonaerense, ante un arroz pelao, titularía la situación de Cataluña así: «Camino sin retorno». Tal vez acierte en el diagnóstico y ya sea tarde para amenazarles con su ruina, que será la nuestra.

Luis A. Balcarce no es otro que el redactor jefe de Periodista Digital, lo que le convierte en el jefe directo de quien esto escribe, con quien coincidió en un almuerzo. Del Pozo, buen conocedor de Argentina le retrata como «cajetilla», que el bonaerense ha tenido a bien traducirnos. En argot de la ciudad del River Plate y el Boca Juniors, significa «elegante».

Concluye:

Nadie sabe el final de la tragicomedia. Como dijo Zweig, las cloacas están abiertas y muchos ciudadanos, en el ensueño nacionalista, respiran su pestilencia como un perfume, esperan su tierra prometida, a sus alabarderos de capas moradas con plumas y tarimas.

Los políticos prometen. «Prometre no fa pobre» (Prometer no arruina). Pero contra las ilusiones gratuitas, contra todas las formas de demagogia, «existe un factor de seguridad indefectible: el precio de la moneda» (Pla). ¿Quién va a pagar su inmensa quiebra, su escandalosa deuda?

Sin salir de El Mundo, nos encontramos con Manuel Jabois, que publica Año I antes, con y después de Aguirre:

España está envuelta estos días en los fastos de celebración del primer aniversario de la retirada de Esperanza Aguirre de la política, un acontecimiento histórico similar a 1492 pero con más Pinzones. También se celebra, aprovechando este aniversario, la conmemoración anual de los rumores de la vuelta de Esperanza Aguirre a la política.

Añade:

Todo esto lo ha festejado Esperanza Aguirre con una intensa agenda en la que ha insistido en su habitual mensaje nítido y claro, sin dobleces, que es lo que más valoran sus fieles: no confirma ni desmiente. Ni siquiera el desayuno, tanto es el desasosiego que causa Aguirre en el PP y en la izquierda, similar al que me advirtió Gistau nada más llegar a EL MUNDO: «Pedro J. está siempre por la Redacción: el primer efecto que causa en el recién llegado es el de una aleta de tiburón».

Concluye:

El día de su despedida, con lágrimas fatales en sus ojos, dijo que no había vuelta atrás. Todos interpretamos que no daría la vuelta y efectivamente no lo hizo, porque no llegó a girarse. Citó hasta el Rubicón, un río pequeño que ningún general romano podía cruzar con su ejército para proteger Génova, 13. «No lo cruzaré», dijo Aguirre dándole sentido armado a su regreso. Mientras en el PP se afanan por saber en qué orilla está para adivinar a qué lado va si lo cruza, entre las aguas del río sigue paseándose la aleta que estos días ha aparecido para recordar que estamos de cumpleaños, pero no sabemos de qué.

Sobre Aguirre escribe también Elvira Lindo, en la contraportada de El País. Lo hace en un artículo titulado De verbena que busca ser ingenioso mediante el uso de un lenguaje supuestamente castizo propio de ‘La verbena de La Paloma’.

Esperanza Aguirre es tan chula, en el sentido madrileñísimo de castiza, que a ella no la-hace falta estar en campaña, o en pre-campaña, a la señá Espe se la-hacen otros. A doña Esperanza, varias televisiones, entre ellas su TeleMadrid, le están alfombrando ya con mantones La Gran Vía y prometen bañarla en breve con vinillo de Jerez. Ole que sí.

Añade:

Y convencidos como están los tipos al cargo de la información autonómica de que Botella es ya una perilla fundida y Aguirre una bomba de relojería, han decidido dedicarle a la susodicha cada tres o cuatro días un publirreportaje. Pa chasco.

Concluye:

De momento, hay dos que están moscas, la señá Botella y el señor Mariano, que es ver acercarse a la señá Espe y el hombre como que empalidece. La teme más que a un nublao. Y esto es un poco lo que yo veo a nivel PP. A nivel PSOE me harían falta más de 320 palabras. Otro día.

Terminamos en ABC, con dos columnas dedicadas a la actitud del gobierno marianista ante el juicio por el caso del chivatazo policial a ETA. El primero lo firma Ignacio Camacho y se titula Faisán frío:

De tanto ir y venir por la cocina de los juzgados, el plato del faisán ha llegado frío y duro a la mesa del tribunal encargado de juzgarlo. En primer lugar por causa de los golletazos que la Sala del juez Gómez Bermúdez le propinó a la instrucción del juez Ruz, limitando su alcance al podarla de implicaciones políticas. En segundo término porque el terrorismo ha desaparecido de las preocupaciones de la opinión pública y la lucha contra ETA, tan sufrida y tan cercana, se percibe ahora como un remoto vestigio del pasado. Y por último, ‘last but not least’, porque el Partido Popular ha perdido al llegar al poder todo el airado interés que durante los años de oposición puso en el caso.

Al mando de la Policía está ahora, puesto de perfil, el senador que con más énfasis impugnaba el chivatazo. El entusiasta y combativo diputado que hostigaba sin tregua al Gobierno zapaterista y ponía de los nervios a Rubalcaba ha topado con la manifiesta apatía de su propio grupo parlamentario, bruscamente desentendido de las prioridades del caso.

Concluye:

Lo más triste, que no lo más sorprendente, es la abdicación del partido que convirtió los hechos en una bandera política arriada por pragmatismo de poder. Los principios han quedado arrumbados en el desván de la conveniencia política. Las palabras, sin embargo, permanecen como testigos de la enojosa memoria. Está escrito en las actas del Congreso, cuando el anterior Gobierno hurtaba explicaciones y dilataba procedimientos: «La dignidad democrática no puede irse de vacaciones».

Melchor Miralles, por su parte, escribe Faisán e indecencia:

Coherencia. O sea, actitud lógica y consecuente con una posición anterior. Coincidencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. Decencia. Dignidad en los actos y en las palabras. Lo echamos de menos en nuestra política. El penúltimo ejemplo nos lo da el Partido Popular con el caso Faisán.

Tras repasar lo que ocurrió en el ya famoso bar, añade:

Veremos en qué termina el juicio. Pero lo relevante ahora es la actitud del Partido Popular. Durante años, el caso Faisán sirvió al PP para asaetear al Gobierno de Zapatero en el Congreso y en los medios de comunicación. Dos diputados, Ignacio Gil Lázaro e Ignacio Cosidó (actual director general de la Policía), se hicieron famosos porque cada semana preguntaban al Ejecutivo en el Parlamento y censuraban ácidamente la delación que posibilitó que la operación policial se frustrara por orden superior. Hasta 46 veces, sí, 46 veces, el PP pidió la dimisión de Rubalcaba como ministro.

Y fue ganar las elecciones y olvidarse.

Concluye:

¿Dónde están ahora Gil Lázaro, Cosidó, Rajoy y compañía? En el poder, que todo lo puede. Llegado este punto, ya que no quieren que se sepa la verdad de esta traición, se han sumado a la teoría del ocultamiento. Ya que también ellos han traicionado a las víctimas y a la verdad, lo menos que podían hacer Rajoy y los suyos ahora es pedirles perdón a Rubalcaba y compañía. No lo harán. Faltan coherencia y decencia. Y como dijo el gran Tony Soprano, nuestro Gandolfini favorito, la mierda te arrastra hacia abajo. Ineludible.

 

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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