OPINIÓN / Afilando columnas

Rosa Montero: «Rajoy es como Cristina Kirchner, lleva el discurso lleno de bótox»

Javier González Ferrari: "Susana Díaz es listísima e impecable como producto de laboratorio"

Entre la actualidad, con una Susanita que en vez de un ratón chiquitín tiene un PSOE, y algún columnista de la prensa de papel española, al que se le ocurre titular con ese ‘Un globo, dos globos, tres globos’ con el que TVE informaba a nuestros padres de que llegaba el momento en el que los niños podían ver la televisión, parece que el destino de los cuarentones españoles lectores de periódicos es que recordemos nuestra infancia. Pero dejémonos de recuerdos de una época en la que que sólo había dos canales de televisión, ambos públicos y heredados del franquismo, y centrémonos en lo más jugoso de los espacios de opinión de los periódicos impresos del 26 de octubre de 2013.


Rosa Montero.

Arrancamos en esta ocasión en El País, donde Rosa Montero publica No saber.

Dice Rajoy que «no sabe si» las cuchillas de las vallas de Melilla «pueden afectar a las personas». Frase que ya es digna en sí de un estudio semántico como muestra del eufemismo más vacuo.

Añade:

No entiendo que haya votantes capaces de confiar en políticos que no hablan sino que ‘blablean’, esto es, que solo sueltan ‘blablablás’ sin sentido, palabras lacias carentes de significado, como Rajoy. ¿Cómo creer a quien no confía en lo que dice? Es como votar a gente tan siliconada como Cristina Kirchner, por ejemplo: ¿cómo confiar en alguien cuya cara ya es una mentira? Pues Rajoy lo mismo: lleva el discurso lleno de bótox.

Concluye:

¿Tenemos a un presidente que no tiene ni idea de lo que pasa en España? Cuando los socialistas pusieron las primeras cuchillas (luego las quitaron), ya Zapatero dijo que se había enterado por la prensa. Otro que no sabía nada, pero por lo menos leía las noticias. Señor Rajoy, ignorante Rajoy, sepa usted que esas cuchillas tajan, mutilan, rebanan y desangran a los pobres desgraciados que, pese al dolor y las amputaciones, se agarran a esos filos aterradores. Pero como usted no sigue la prensa tampoco leerá esto.

Cambiamos de periódico y tema. En ABC, Hermann Tertsch publica El Estado averiado, artículo en el que los problemas con el avión en el que el Príncipe de Asturias debía viajar a Brasil sirve como percha para tratar la situación de España en general.

En sus horas de baldía espera a bordo de un avión varado, el Príncipe Felipe quizá leyera el artículo de Esperanza Aguirre de ABC. Como otros hemos hecho y seguiremos haciendo, la presidenta del PP de Madrid se lamentaba por el escándalo que supone que, cuando ya se han cumplido cinco días desde los hechos, la Policía no haya detenido ni a uno solo de los 150 agresores de la ultraizquierda que asaltaron el pasado miércoles la Facultad de Derecho de Madrid [Una enfermedad moral].

Sí es cierto, por ejemplo, que el rector José Carrillo garantizó a los agresores la impunidad durante el asalto, al impedir a la Policía acudir en socorro de los agredidos. Las víctimas dicen sentir miedo en la universidad. Toda una declaración de bancarrota para el Estado, que se suma a todas las humillaciones que han sufrido estas semanas otras víctimas, de crímenes mucho más graves, abominables, en un espectáculo de prepotencia y alarde de los criminales que resulta insólito y monstruoso en una sociedad civilizada.

Concluye:

Por la falta de fuerza moral en las élites que evidencia desde el cinismo en la constitución del CGPJ a la corrupción que todo lo pringa. La avería moral y el colapso en la eficacia generan un asco que se nos pega a las ropas, como el célebre barro a las togas. Abolida la ética de la responsabilidad bajo los socialistas, estamos asistiendo con el Gobierno popular al naufragio de la esperanza. Porque sin músculo moral y político no hay remedio a tanta miseria. Un poco de decencia y eficacia, por caridad. Para que la avería no sea la regla.

Seguimos en el periódico madrileño de Vocento. Su jefe de Opinión, Jaime González titula con ese Un globo, dos globos, tres globos al que este humilde lector de columnas hacía referencia más arriba.

Los tres mil globos publicitarios rojos, impresos a una sola cara -pero muy dura-, cargados por la Federación de Servicios Públicos de UGT de Madrid al entonces Ayuntamiento socialista de Alcorcón constituyen la última prueba del nueve de la alianza estratégica entre el PSOE y su sindicato hermano (…) Lo curioso del caso es que el inflado no estaba precisamente en los globos, sino en la «comisión del 5 por ciento sobre el total de compra», técnica aerostática importada de la federación andaluza con la que la factura se eleva independientemente del peso del «concepto», ya sean globos, portanotas, papel higiénico, bolis, camisetas o langostas, un auténtico desafío a la ley de la gravedad.


Jaime González.

Concluye:

Lo de Alcorcón no es otra cosa que el reflejo de una conducta que ha hecho de lo inmoral su método de trabajo y que habría que depurar hasta sus últimas consecuencias para que el papel de los agentes sociales no muera por pura contaminación ambiental. Un globo, dos globos, tres mil globos, impresos por una sola cara -pero muy dura-, constituyen la penúltima demostración de la capacidad pulmonar de UGT, sindicato que pasará a la historia por su portentosa habilidad para inflar, inflar e inflar convencido de hacer realidad el dicho «de Madrid al cielo».

Pasamos ahora a La Razón, donde nos quedamos con dos artículos dedicados al PSOE y a Susana Díaz. José María Marco titula Movimientos socialista:

En el cónclave socialista del pasado fin de semana, Rodríguez Zapatero habló de la necesidad de reconocer la «singularidad» de Cataluña. Tal vez no era el mejor momento ni el mejor lugar para recordarlo. El PSOE andaluz, bastión principal del socialismo español, tiene por el momento cosas más urgentes que hacer que afrontar la cuestión catalana. Probablemente también era, por parte del ex presidente del Gobierno, una forma de compensar el paso dado por los socialistas catalanes, con Pere Navarro al frente, al descolgarse del referéndum secesionista.

Añade:

Este cambio en el PSC ha coincidido con la consolidación del liderazgo de Susana Díaz en el PSOE andaluz. La presidenta de la Junta de Andalucía no parece dispuesta a renovar el régimen de poder en la comunidad, algo imprescindible por muchas razones, desde las cifras del paro hasta los datos sobre una corrupción abrumadora. Es posible que si amagara con hacerlos perdiera todo su carisma entre las filas socialistas. Aun así, ha conseguido, por el momento, consolidar una imagen de unidad.

Concluye:

La «singularidad» de Cataluña pondrá a prueba toda la capacidad de negociación, la resistencia y la imaginación de Susana Díaz y su grupo. El hecho, sin embargo, es que parece a empezar a esbozarse un socialismo que deja atrás veleidades autodestructivas de la etapa anterior y quiere tantear un terreno más sólido. Queda por ver si también quiete olvidarse del izquierdismo infantil. Esto, por el momento, resulta más difícil.

Por su parte, Javier González Ferrari firma Así es, así os parece:

Susana Díaz es lista. Es listísima, y como producto de laboratorio, es impecable. Eso es desde el congreso de Suresnes el PSOE y, sobre todo, desde aquella reunión extraordinaria en la que Felipe González pronunció la frase mágica de «hay que ser socialista antes que marxista» y se convirtió en el Merlín de la izquierda española. Un laboratorio donde se trabaja el marketing y se fabrican los eslóganes como si fueran pócimas mágicas.

Concluye:

La nueva lideresa de la federación más potente y con más apoyo popular, o, si lo prefieren, con mayor número de estómagos agradecidos por metro cuadrado, en las semanas que lleva como presidenta de la Junta ha dado muestras más que suficientes de su capacidad de ilusionar. No porque diga cosas distintas a las dichas por otros mucho antes que ella, sino porque, mientras la eficacia del PP se convierte en un manjar indigerible para muchos por lo espantosamente mal que presentan el plato, Susana Díaz es capaz de conseguir una estrella Michelin con medio kilo de patatas cocidas, pero sobre un magnífico lecho de demagogia. Pirandello ya nos enseñó cuando estrenó su famosa obra en Milán en 1917 que convertir la mentira en verdad es una simple cuestión de apariencia. Si Susana dice que en su tierra ya esta hecha la renovación, así será, si así les parece a sus paisanos. Y todo indica que sí.

Cerramos en esta ocasión con el periódico que trajo miga durante unos días –tardaron muy poco en dejar de regalar una barra de pan al comprar un ejemplar de La Gacer–. Su director adjunto, Kiko Méndez-Monasterio dedica su artículo de contraportada a Santiago Abascal y su abandono del PP. Titual ‘Jerry’ Abascal:

Algo de los modales elegantes de ese pelotari ha copiado su paisano Santiago Abascal, para largarse con estilo del PP, sin estridencias ni alharacas histéricas, que en política no todo tiene que ser un eslogan o un berrido. Aunque él en las explicaciones sí ha sido más prolijo, haciendo un listado muy coqueto de todos los ingredientes que han hecho de su partido la marca blanca del PSOE, incluida la lluvia que no cesa.

Añade:

No hace falta ser Toynbee para comprender que hace tiempo que la única diferencia entre Soraya Saez de Santamaría y Leyre Pajín es una cuestión curricular, porque en lo político se han fusionado como en la canción de Mecano, pensando que lo que opinen los demás está de más.

Es muy probable que, a partir de ahora, a Santiago Abascal le enrojezcan la espalda llenándosela de palmaditas de ánimo. Siempre sucede, al principio, cuando alguien se levanta y dice lo que tantos piensan y por temor se callan. Casi se le está poniendo cara de ‘Jerry Maguire’, esa película de Tom Cruise en la que un tipo se da cuenta de que la estructura está sepultando al individuo, y se rebela.

Concluye:

Por supuesto, el pobre hombre consiguió la ovación y el despido de forma consecutiva.

La película acaba bien, es americana. El tal Jerry se establece por su cuenta y triunfa. Pero acá es distinto, la política española sigue siendo más cercana al cine de Berlanga, y de hecho todavía estamos esperando a Mr. Adelson. En cualquier caso la historia de Abascal, o mejor dicho, la de los populares vascos, es de las que más merece un final ‘made in Hollywood’.

 

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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