OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Camacho aconseja al PP que ceda parte de su poder local al PSOE

Isabel San Sebastián encuentra en la demagogia televisiva del Hombre-Anchoa el precedente de Pablo Iglesias

Cuartango reivindica a los presidentes de la I República

Como niños con zapatos nuevos o tontos con una tiza están los columnistas españoles con el debate de este 7 de julio de 2014, entre los tres candidatos a la secretaría general del PSOE. Un espectáculo para llenar páginas y sentar doctrina en las tertulias, y en el que los periodistas pueden presumir del off the record, que les encanta.

Félix Madero (ABC) declara su preferencia por Pedro Sánchez y le advierte de que le vigilará para que cumpla sus promesas.

De los tres candidatos Pedro Sánchez me parece el más estimable. Tengo por Eduardo Madina respeto y consideración, y tengo para mí que el largo tiempo pasado a la sombra del aparato ha terminado por contaminarlo con el virus que ha acompañado a la última dirección: la ambigüedad. La entrevista que Gabriel Sanz hizo ayer en ABC a Sánchez es la declaración de un socialista que expone sus ideas con claridad y sin complejos. Está en la moderación, en el respeto a las formas, en colocar a su partido en la ejemplaridad ahora que todo el mundo recela. Guardaré la entrevista en la carpeta que todo periodista tiene por si un día hay que recordar lo que se dijo y terminó en el olvido.

José Oneto (Republica.com) también se decanta por Sánchez, aunque con más moderación.

Madina (…) no ha aprovechado su mayor grado de conocimiento para ganar posiciones (su gran promesa de que lo que necesita España es un «shock de modernidad», recuerda mucho a esa vaguedad en la que se movía el zapaterismo), no ha podido quitarse de encima una cierta imagen de dependencia del aparato (…) frente a su principal adversario el madrileño Pedro Sánchez que partió de un total desconocimiento, que se ha ganado los avales recorriendo miles y miles de kilómetros por toda España desde hace meses, y que tiene un discurso más fresco y realista , además de una experiencia fuera de las estructuras del partido que dan una dimensión distinta a sus propuestas. Un propuestas que, en el fondo, no difieren tanto de las del candidato vasco, un hombre formado en la militancia socialista desde su puesto de responsabilidad en las Juventudes con solo 17 años.

TODOS SE MUEVEN, MENOS RAJOY

Entre las primarias en el PSOE y la abdicación de Juan Carlos I, Pablo Sebastián (Republica.com) destaca la inmovilidad de Rajoy.

Quien no se mueve es Rajoy, dueño del Gobierno, del PP -Aznar está encerrado en el bunker de FAES- y del poder económico que controla a su antojo. Un Rajoy consciente del fracaso electoral del PP en el 25-M y de la indignación de los votantes españoles a los que ha querido -mientras medita la crisis del Gobierno y la cúpula del PP- hacer un guiño al bajar los impuestos y soltar ‘la liebre’ de elección directa de alcaldes, para simular el inicio de cierta ‘regeneración democrática’. Pero a sabiendas que dicha reforma -que solo beneficia al PP- es imposible porque la veta el PSOE. Como los socialistas saben que su pretendida reforma federal del país -para salvar al PSC- es hoy imposible porque la veta el PP.

Fernando González Urbaneja (Republica.com) explica por qué Madina ha pinchado y aventura el futuro del PSOE con un nuevo líder en un momento en que la izquierda está fragmentada.

Madina es distinto, apenas ha recorrido las asociaciones socialistas y ahora lo lamenta. Por eso tiene que apretar y jugará fuerte en el debate de esta mañana para sacar de la pista a su oponente. El vasco salía como el candidato más firme en ausencia de Susana Díaz, pero el acopio de avales le descolocó y le dejó en desventaja.

lo que salga dentro de una semana de las urnas socialistas puede ser el comienzo de la recuperación socialista o un acto fallido más como el pasado Congreso de Sevilla. La suerte del partido que más tiempo ha gobernado e influido en la España democrática está abierta y es incierta. Como en 1976 la izquierda más allá del PSOE aspira a atraer votos suficientes para ser dominantes, aunque, como entonces, puede ser solo un sueño activado por la crisis y el cabreo, con poco recorrido efectivo. En el PP contemplan con alivio la fragmentación de la izquierda y cuidan sus flancos para no deslizarse por el mismo síndrome.

UNOS DESPACHITOS PARA LOS SOCIATAS, POR CARIDAD

Ignacio Camacho (ABC) escribe la columna más sorprendente del día: anticipa una pérdida de gran parte del poder local que posee el PP, pero añade que eso es bueno para la Estado, el Régimen, la Monarquía o lo que sea, porque así el PSOE volverá a tener responsabilidades políticas y se portará con más seriedad.

El Partido Popular va a perder en 2015 poder municipal y autonómico por una sencilla razón: porque tiene demasiado. En 2011 le tocó la bonoloto de una oleada de fobia social antizapaterista que no se produjo cuando el entonces presidente gastaba con irresponsable alegría sino cuando dejó de hacerlo. Beneficiado por aquel cabreo torrencial el centro derecha se hizo con doce comunidades y la mayoría de los grandes municipios

a cambio expulsó al PSOE a una relativa marginalidad política que ha perjudicado la estabilidad del bipartidismo. Un partido de Estado como el socialista necesita de cierto arraigo institucional cuya falta se ha notado en su andadura de los últimos años. La socialdemocracia se ha quedado sin apenas cuadros dirigentes con experiencia de gobierno y el perfil de los candidatos al liderazgo muestras las consecuencias de ese exilio de poder: salvo un breve carguito provincial de Pérez Tapias, ninguno de ellos ha gestionado siquiera una concejalía de festejos.

desde un punto de vista de conjunto puede resultar hasta beneficioso un reparto más equilibrado de las responsabilidades públicas; si Susana Díaz ofrece ciertas garantías de anclaje frente a veleidades adanistas es porque preside una comunidad de gran peso específico.

La conclusión que saco de la lectura de la columna de Camacho es que sólo podemos esperar sensatez y cordura por parte del PSOE si los socialistas disponen de enchufes, donde descargar sus ansias revolucionarias.

Paco Marhuenda (La Razón) escribe una columna sobre el separatismo catalán, titulada ‘El desafío independentista’, pero en realidad es una columna sobre el PSOE, ya que esta es su última frase.

Lo importante es que el PSOE esté con la defensa de España.

Federico Jiménez Losantos (El Mundo) escribe sobre una frase de Mariano Rajoy pronunciada en la escuela de verano de la Faes, ante José María Aznar: «Yo amo profundamente la estabilidad». ¿Con quién quiere compartir la estabilidad el presidente del Gobierno?

Doña Pesoe, a la que pidió, en nombre de ese amor suyo a la estabilidad, otro Rubalcaba. O sea, otro responsable de la LOGSE, de la portavocía del Gobierno de los GAL, del golpe del 11-M al 14-M y de los dos golpetazos de Zapatero, el de Cataluña y el de la ETA, en el que Rubalcaba ofició como archieguiguren, hiperespía y protofaisán.

Losantos coincide con Camacho y Marhuenda en que el PP necesita al PSOE, pero se diferencia ensu actitud ante esa realidad.

Gabriel Albiac (ABC) sigue harto de todo, pero en especial de los socialistas.  Parece que a él no le preocupa el papel del PSOE en la gobernación de España.

Me divierte ver al PSOE en vísperas de su entierro. Nadie en la España del último medio siglo robó tanto. Nadie fue más ajeno a ley. No hay un solo motivo racional para desear que sobreviva. Ciao, ragazzi!

LOS VOTANTES DE PODEMOS SON FUNCIONARIOS

¿Creía, amigo lector, que se iba a librar de la sesión diaria de análisis de Pablo Iglesias? Pues no señor.

Enrique Gil Calvo (El País) primero confunde la representación política de los ciudadanos con la proporcionalidad electoral. ¿Es que los sistemas mayoritarios, como EEUU, Reino Unido y Francia no son representativos?

Un cambio, además, de aroma inconstitucional, pues pretende sustituir el consagrado sistema proporcional (corregido como ya está por el método d’Hondt) por otro mayoritario al estilo anglosajón, lo que agravaría todavía más nuestro ya de por sí abultado déficit de representación.

Y después atiza a los tres candidatos socialistas por no haber comprendido algo que él sabe perfectamente, que es el origen los votantes de Podemos:

ahí están los flamantes candidatos Pedro Sánchez, Eduardo Madina y Alberto Garzón, incapaces de tomar iniciativas arriesgadas como Matteo Renzi pero dispuestos eso sí a competir con Pablo Iglesias en juventud, imagen cool y uso de redes sociales. Pero con eso olvidan que el grueso de votantes de Podemos no fueron tanto los jóvenes del 15-M que acamparon en la Puerta del Sol como sus propios progenitores: los profesionales de los servicios públicos que protagonizaron en 2012 las mareas blanca y verde. Y esa clase media de edad adulta no se dejará impresionar tan fácilmente.

Ignacio Ruiz Quintano repite que a él Pablo Iglesias le recuerda al Felipe González anterior a a su entrada en el Gobierno. Isabel San Sebastián (ABC), en cambio, encuentra el precedente en el Hombre-Anchoa, Miguel Ángel Revilla.

Pablo Iglesias, actual campeón del audímetro, que se disputan las televisiones ansiosas por subir el share, tuvo un predecesor ilustre en Miguel Ángel Revilla. Las anchoas viajeras del expresidente de Cantabria, sus recetas de sacamuelas para curar todos los males, desde la inflación al paro, pasando por los desahucios, brillaron con luz propia en la pequeña pantalla, hasta que fueron desplazadas por las lecciones magistrales del Maduro de la Complutense. Al de Salceda lo echaron del Gobierno sus propios paisanos, vistos los efectos devastadores que sus políticas milagrosas habían producido en la comunidad.

Cuidado, pues, con la tentación de imitarle. La gloria televisiva no tarda en desvanecerse.

Me hace gracia leer las columnas de Almudena Grandes (El País) en que apoya algo tan facha, tan reaccionaria, tan de milicia tejana, como es tomarse la justicia por la mano propia. Hoy cuenta su conversación con un taxista.

Mientras me contaba que no había derecho a que el Gobierno permaneciera con los brazos cruzados ante el conflicto desatado por las aplicaciones que ofrecen lo que en definitiva no son sino taxis piratas, sonaba la radio. El escándalo de aquel día eran los fondos de pensiones de los eurodiputados que habían invertido en una Sicav de Luxemburgo, que pagaba impuestos al 0,001%. Mi taxista se paró un momento a escuchar. Cuando el locutor empezó a hablar de la reforma fiscal, me dijo que cualquier día cargaba el coche de bidones de gasolina, lo aparcaba enfrente de una delegación de Hacienda, tiraba una cerilla dentro y se largaba corriendo. Me pareció que estaba hablando en serio.

Estoy convencido de que si el Gobierno fuese de izquierdas, semejante deseo le parecería una salvajada inducida por tertulianos golpistas.

JOAQUÍN LUNA DENUNCIA EL LOBBY GAY «VENTAJISTA»

Joaquín Luna escribe en La Vanguardia una columna atrevida sobre la condición de intocables que están alcanzando los gays en España.

¿Y puedo añadir que me aburre tanta fiesta gay reivindicativa? Ahora debería aclarar que no soy homófobo y otras obviedades. Pero cada día en España tienen algo más de lobby ventajista (…). No entiendo, por ejemplo, el rasgarse las vestiduras porque en un bar guiri de Magaluf hicieran del sexo oral una fiesta y que nadie haya abierto la boca en Barcelona por la juega gay del 6 de junio centrada en una sucesión de mamadas. Aconteció en el antiguo teatro Barcelona, derribado bajo compromiso municipal de crear un espacio cultural.

La tontería del día la escribe Pedro Cuartango (El Mundo). Nos informa de que está leyendo uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, titulado La Primera República y a continuación da su opinión sobre tres de los cuatro presidentes de ese invento:

La República estuvo gobernada por políticos como Pi y Margall, Salmerón y Figueras, hombres rectos e idealistas, pero el resultado fue un desastre porque el país estaba dividido y el funcionamiento de las instituciones era caótico. Los nobles propósitos de estos reformadores chocaban contra la prosaica realidad de una sociedad católica y rural, en la que el clientelismo era la única obligación de los dirigentes.

Le recomendaría a cuartango otras lecturas para que no dijese tales estupideces sobre Figueras, Pi y Salmerón, que amañaron elecciones, conspiraron y se apuñalaron entre ellos con más obsesión que los políticos de Isabel II, pero seguramente sería inútil… Qué modernos son los opinadores: Losantos y Anson elogiaron a manuel Azaña y ahora Cuartango retrocede a mediados del siglo XIX.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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