Juan Carlos Girauta ha tirado de mucho talante para no hacer leña de un árbol que considera caído o a punto de troncharse como es Ciudadanos.
En una entrevista concedida al diario ABC, a Juan Fernández-Miranda, confiesa que tuvo que estar incluso más rápido a la hora de darse de baja, que tres cuartos de hora fueron mucho tiempo para tomar la decisión:
Yo creo que fue demasiado tiempo. La cuestión de ayer era definitoria de lo que se propone hacer Cs a partir de ahora, de cuál es su estrategia central y de cómo entiende su actual dirección la razón de ser de su partido. Era el momento de aprovechar eso para pararle los pies a un Gobierno con inclinaciones autoritarias muy claras, y no sólo eso: empezar una contraofensiva. Que se preparen porque van a empezar a investigarse todas sus contrataciones irregulares, sus negligencias, etc. Cuando veo que el partido al que he consagrado tanto tiempo y tanto trabajo lo que hace es darle una botella de oxígeno, comprendo que está demasiado lejos como para que yo siga manteniendo mi afiliación.
Está convencido de que Albert Rivera nunca hubiese adoptado tamaña decisión:
No lo habríamos hecho jamás, por lo tanto es evidente que hay vuelco estratégico, un giro muy radical y se ha visto a quién le ha complacido más. Esto es, matices el fin de lo que fue la era Rivera, de lo que fue Ciudadanos.
Asegura que no está por vincularse nuevamente a otras siglas, que prefiere seguir de columnista en ABC:
A estas alturas, yo no me imagino a mí mismo incorporándome a unas siglas y comulgando con ruedas de molino. Yo eso ya lo he hecho. Prefiero estar en un espacio más libre y más interesante: explicar mi visión de la realidad en las páginas de ABC, donde hay lectores que votan distintas opciones políticas y que se identifican con esa visión. En eso estoy contribuyendo mucho más que lo que contribuiría de otra manera.
Considera que Ciudadanos, hasta ahora, había tenido claro que no siente aversión hacia las ideas socialdemócratas, sino hacia la imagen hueca de Pedro Sánchez, especialmente cuando se vio que no tenía principios sólidos:
La aversión de la anterior ejecutiva a Sánchez no tenía que ver con su condición de socialdemócrata, sino con su condición de nada, de traje vacío, de persona sin palabra, de hombre que no cumple sus compromisos, de alguien que diga lo que diga no tiene ningún valor; todo es papel mojado. No tiene ningún reparo, ningún freno a la hora de hacerse con el poder y de mantenerlo. Quiero recordar que cuando Sánchez parecía una persona de palabra hicimos un pacto de gobierno con ellos con 200 puntos. No fue fácil, pero tampoco extraordinariamente difícil. El rechazo a Sánchez no era un rechazo ideológico
Entiende que la estrategia emprendida por Inés Arrimadas ha sido errática:
Además de un error, es señal de estar en una estrategia equivocada. No creo que sea algo puntual, porque el momento era particularmente crítico. Este era el momento en el que tú podías dejar inerme al Gobierno en todo aquello que el Gobierno ha abusado. Lo desnudabas y lo exhibías: ustedes no están gestionando la crisis sanitaria, porque su gestión es desastrosa. Tenemos el récord de muertos por habitante y más sanitarios contagiados que nadie y todas sus compras son sospechosas de corrupción. Además, han aprovechado un estado de excepcionalidad para intentar censurar a los medios de comunicación, practicar el chantaje sobre le oposición, lanzar una reforma de la justicia y de la educación cuando el Parlamento no se puede prácticamente reunir.
Y además denuncia el escaso rédito que saca la formación naranja con ese respaldo a la prórroga de Pedro Sánchez:
Era el momento para retratar al Gobierno en todos sus abusos y decirle hasta aquí han llegado. La cuestión sanitaria la vamos a gestionar con las leyes disponibles, que dan de sí lo suficiente; y en todo lo que han abusado, prepárense para las investigaciones judiciales y políticas porque no cejaremos hasta que ustedes detengan su escalada autoritaria y paguen por lo que han hecho. Ese era el momento. ¿Y votas a favor? ¿A cambio de qué? ¿De que paguen los ERTE? Que se atrevan a no pagarlos. ¡Pero qué tontería es esa! ¿De una reunión semanal? Es decir, que ya no la calumniarán en los medios de comunicación del régimen. Vaya, de eso se trataba. Y no es una crítica personal.