Son varios meses en los que se vienen viendo diferentes guiños asquerosos, si se permite la expresión, entre Pedro Sánchez y Otegui.
Y es que al Presidente de la Nación le interesa mucho tener de su lado a los herederos políticos de ETA, Bildu, por aquello de que le den su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado y quién sabe a cuántas cosas más. Y si lo ‘único’ que tiene que hacer el socialista es algún reconocimiento infame por aquí, un movimiento político proseparatista por allá, pues no pasa nada.
Es lo que este 15 de septiembre de 2020 explica Luis Ventoso en su columna del diario ABC, bajo un título genial: Pedro & Arnaldo, S.L.
[…] Sánchez organizando una mesa bilateral con Torra y ERC; lisonjeando a Bildu, prometiendo echarle agua en el Código Penal a los delitos de rebelión y sedición. ¿En qué cree el verdadero Sánchez? Eso no lo sabe ni su colchón de La Moncloa. […] Para resumir: tenemos un presidente que se hace cruces –ateas– ante Vox y ve a Bildu como un socio homologable.
En las mismas líneas dedica el director adjunto de ABC un párrafo genuino a Otegui:
Otegui, con su camiseta y su flequillo juvenil, peina ya 62 años y gasta más conchas que un galápago. En una misma vida ha sido terrorista de ETA, con delitos de robo a mano armada y secuestros, y autoproclamado «hombre de paz». Resulta moralmente viscoso –dicho en suave–, pero no le falta cintura maniobrera y está claro que en Sánchez ve un filón.
Y después de las risas, viene lo preocupante, y así termina Ventoso su artículo de opinión:
¿Y cuál puede ser la doble «solución» de un partido que nació como sucesión política de ETA? Referéndum de autodeterminación y amnistía de los terroristas. Doce mártires socialistas fueron asesinados defendiendo todo lo contrario. Pero su partido ya no existe. Solo queda el PS (el Partido Sanchista), con sus valores de goma elástica.