Un tensísimo Pablo Iglesias, en su visita a la Cadena SER de este viernes 29 de marzo de 2019, sigue dando muestras de ser un candidato cabreado, hastiado y quién sabe si amortizado.–Si se celebrasen ahora elecciones en Madrid, VOX superaría a Podemos y al partido Carmena-Errejón—
Más allá del contenido de sus respuestas, si la cara es el espejo del alma, lo cierto es que el podemita no transmite la mejor de las sensaciones. Ni una sola sonrisa, ni un leve gesto de relajación es capaz de aportar.–España: La debacle de Podemos y la irrupción de VOX dan hoy mayoría absoluta al centroderecha—
Las luchas internas en su partido y las horribles perpectivas de las encuestas parecen que han acabado con su vigor, pese a haberse reincorporado hace escasas fechas a la primera línea tras su baja de paternidad.–Los militantes de IU Madrid mandan a la porra a Podemos e irán a las autonómicas con Anticapitalistas y bajo la marca ‘Madrid en Pie’—
Pepa Bueno: ¿Se siente solo Pablo Iglesias?
Iglesias: Me siento acompañado por una amplia pluralidad [que no será tan amplia porque en otra pregunta tachaba de «malísima noticia» el no acuerdo con Compromís y con las Mareas gallegas]
Pregunta: ¿Usted dimitirá si el próximo 28 de abril pierde la mitad de escaños que vaticinan las encuestas?
Iglesias: Cumpliré con mi responsabilidad. Si los inscritos consideran que me tengo que ir, me iré
Es tanta la tristeza que desprenden sus intervenciones que cuando fue preguntado por la actitud de Manuela Carmena sus palabras mezclaron una especie de nostalgia y de enfado:
«No entendemos a Carmena excluyendo a Podemos y a Izquierda Unida. No entendí que Carlos Sánchez Mato, artífice de la exitosa gestión económica de la capital, fuera purgado. Y eso que nos parece la opción más sensata posible para la alcaldía, pero no hemos recibido por su parte la generosidad que en su día le dimos»
Solo alzó la voz para criticar al grupo PRISA (al que pertenece la Cadena SER) haciendo suyas las palabras del entonces cesado Pedro Sánchez en ‘Salvados’ informando de una conspiración entre el conglomerado mediático y Telefónica para despojarle de una secretaría general que acabó recuperando tiempo después.
Pero por lo demás, ni rastro del vigor, y por qué no, de la vanidad y el egocentrismo, de la que hacía gala en sus inicios. Mal asunto de cara al 28 de abril.
Roberto Marbán es redactor especializado en medios en PERIODISTA DIGITAL


