A Gabilondo se le podrá encontrar desde ahora como orondo consejero de la Cadena SER; a buena parte de los que trabajaban en CNN+, en la cola del paro
A Paolo Vasile no le está temblando el pulso a la hora de dinamitar el legado televisivo de Prisa e imponer su estilo en los nuevos canales adquiridos por Telecinco.
Después de que la editora de El País renunciara a seguir con el canal de noticias CNN+, el consejero delegado de la cadena de Berlusconi no ha dudado a la hora de encontrar el contenido idóneo, y que mejor define a este grupo, para ocupar ese espacio: Gran Hermano.
Telecinco lanzará esta semana -en principio, el jueves- un canal 24 horas consagrado día y noche a al reality estrella de la cadena. Presentado por Mercedes Milá, este espacio se convierte cada temporada en el eje de la programación de esta televisión.
Sus polémicas alimentan los magazines de todo el día y el tamaño de los escándalos protagonizados por los concursantes es directamente proporcional a su audiencia.
El cambio de ciclo en los canales que hasta ahora explotaba Sogecable lo ilustra a la perfección este relevo. Gran Hermano por CNN+; telerrealidad por información; Mercedes Milá por Iñaki Gabilondo.
Con esta maniobra simbólica, Telecinco también cumple con una de las viejas reivindicaciones de Milá, uno de sus rostros franquicia. Para la presentadora, la esencia de este programa es asistir a la convivencia de los participantes las 24 horas del día y así se lo manifestó al director general de contenidos, Manuel Villanueva, durante la presentación del programa el pasado mes de octubre.
«Necesito mi droga dura», reclamó.
Pero como subraya Vicente Ruiz en El Mundo, Gran Hermano no es eterno, por mucho que cada año Telecinco prolongue su duración más y más, y enlace el final de un reality con el inicio de otro para mantener siempre en antena alguna versión de esta droga en la que se han convertido los realities para parte de la audiencia.
En principio, el programa tiene previsto su final para el mes de marzo. Y para entonces Telecinco debería tener previsto un contenido alternativo que ocupe este canal.
El día de Nochebuena, los accionistas de Telecinco aprobaban la absorción de Cuatro y la entrada en el accionariado de Digital+ para mañana completar el último trámite de la operación.
La Junta Extraordinaria de Accionistas daba también la bienvenida a sus dos nuevos consejeros: Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, y Manuel Polanco, presidente de Prisa TV.
Los dos primeros ejecutivos de la antes llamada Sogecable serán testigos de excepción del desmantelamiento de su proyecto de televisión en abierto. Al menos durante un año.
Si la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) no autoriza a Telecinco el derecho de veto en el gobierno de Digital+, la operación se desharía y Telecinco devolvería el 22% de su participación en Digital+ y Prisa haría lo propio con el 18% que tiene en el capital de Telecinco.
El pasado día 23, Iñaki Gabilondo, desde este mes consejero de la Cadena Ser, se despedía de los espectadores de CNN+ asegurando que acababa una «etapa muy importante» de su vida:
«El cierre de un medio de comunicación es una desgracias y espero que podamos volver a encontrarnos en algún sitio».
A Gabilondo se le podrá encontrar desde ahora como orondo consejero de la Cadena SER. A buena parte de los que trabajaban en CNN+, en la cola del paro.
En el Grupo PRISA pintan bastos. La entrada del fondo estadounidense Liberty, dueños ya de más del 50% del capital del grupo de comunicación más importante en castellano y portugués, con 15.000 trabajadores en todo el mundo, se plasmará en más recortes y despidos.
Según han confirmado fuentes del Comité de Empresa de Cinco Días a Periodista Digital, este jueves 23 diciembre 2010 tuvieron una reunión con la empresa para tratar los detalles de una reducción de plantilla en la cabecera económica del grupo.
«Lo que plantean es despedir a 20 redactores de toda la vida, es decir mentalidad papel, y contratar a 10 periodistas más online y, evidentemente, con sueldos que ni se acercan a los que sustituyen.»
Y lo que se temen es que la empresa se acoja a la reforma laboral aprobada que, en caso de hacerlo como un ERE, les permite bajar de 45 días a 20 días la indemnización por año trabajado.