Las fuentes oficiales de La Zarzuela habían hecho creer a la prensa nacional que los Reyes, Don Felipe y Doña Letizia acompañados por sus hijas, habían abandonado Palma para iniciar unas vacaciones privadas apartados de los focos y de los actos oficiales veraniegos en la isla.
Pero no es cierto. La Reina Letizia, que soportarmenos los veraneos en Palma, sí habría abandonado la isla pero no así Don Felipe que decidió recordar sus tiempos de soltería y el sábado 10 salío con amigos a disfrutar de la noche mallorquina.
Según ha podido constatar Periodista Digital, Felipe VI salía a cenar con dos amigos, el cantautor Jaume Anglada y un tercero que es amigo del Rey desde hace años. Lo cierto es que los tres disfrutaron de una sabrosa cena en el restaurante Caballito de Mar de sa Llotja, donde muchos de sus comensales se sorprendieron al comprobar quienes entraron en el local.
Don Felipe degustó una cena compuesta por raviolis, navajas y pulpo a la gallega. De plato fuerte comieron cap roig, el conocido cabracho ibicenco. Los amigos llegaba al restaurante pasadas las 22:30 horas y la velada se prolongó hasta bien entrada la madrugada.
De hecho, eran casi las dos de la madrugada cuando a Don Felipe se le veía desde la calle a través de los ventanales del reservado que el restaurante tiene en el primer piso.
Muchos curiosos observaron al Rey desde la ventana, cosa que disgustó a sus escoltas que, de forma discreta aunque en número importante y de paisano, vigilaban a las afueras del local.
Los agentes intentaban evitar fotos de los turistas, pero sobre todo de un reportero local que se había percatado de la presencia del Rey y quiso fotografiar su escapada nocturna. El reportero gráfico se apostó a la salida del local y la seguridad de Casa Real pidió entonces al Rey que saliera por la cocina, una puerta falsa. Allí dirigieron su coche oficial.
Pero Don Felipe pidió salir por la puerta principal, porque pese a que son muy molestos los paparazzis que pertuban su descanso, él quiso salir como uno más. Momento en el que se produjo un grave incidente, forcejeo incluido, entre los escoltas del Rey y el protagonista, Julián Aguirre, lo cuenta así:
«Los agentes me solicitaban la documentación, para entretener. No tomaron nota. Entre roces y un forcejeo, llegamos al Paseo Sagrera. El Monarca caminaba a paso ligero. El chófer salió y se introdujo en el vehículo sin despedirse de sus amigos.
Hubo ciudadanos que se percataron de cómo una nube de escoltas me rodeaba para evitar que pudiera hacer la foto al Rey. El único disparo que pude hacer retrató las manos de un escolta para tapar el objetivo».
