CONEXIÓN QUILOMBO

Entrevista a Josep Ramón Bosch: «El catalán es la forma más bonita de ser español»

Josep Ramón Bosch Codina (Santpedor, 1963) es licenciado en Geografía e Historia por la Universitat de Barcelona y diplomado en Marketing por EMI. Ha ejercido como ejecutivo en la industria farmacéutica y actualmente es el consejero delegado en una empresa del mundo de la comunicación. Fue presidente de la asociación Societat Civil Catalana, organización de la que fue cofundador y es uno de los fundadores del partido Lliga Democràtica.

Después de décadas de pujanza, la sociedad catalana se encuentra profundamente dividida. Los nacionalistas, llevados por visiones esencialistas y románticas, insisten en completar su proyecto de ruptura. A consecuencia de ello, la inversión extranjera en Cataluña se desplaza a Madrid y la economía renquea. El prestigio conseguido gracias al trabajo bien hecho y la cohesión social se desvanece. El empobrecimiento económico, social y cultural tiene lugar en todos los ámbitos.

‘Cataluña, la ruta falsa’  es una llamada a la acción contra esta gran escisión de los afectos, «una invitación a construir una nueva idea de catalanidad y un nuevo proyecto común español», como explica en conversación con ‘El Quilombo’ de Periodista Digital.

El llamamiento a una España que incorpore plenamente el acento catalán. Cataluña, la ruta falsa hace un repaso ameno y erudito de la historia de las relaciones entre ataluña y España. Recoge algunas de las opiniones más formadas sobre el asunto, que abarcan desde los cronistas medievales, la guerra de Sucesión, la creación del catalanismo moderno a finales del siglo xix, el auge del carlismo, la guerra civil, el franquismo y la Transición hasta la conversión del Barça en emblema catalán y el papel de Pujol en la creación del nacionalismo contemporáneo.

La yuxtaposición de citas, voces y anécdotas históricas, unida al amor sincero por Cataluña y España que demuestra Bosch, conforman un mapa de afectos y afinidades que abre la puerta a un proyecto común que supere las rupturas independentistas y destierre los esencialismos.

«Ortega y Gasset sabía de la imposibilidad de solventar el llamado «problema catalán», y que pretender resolverlo para siempre era imposible, y que lo realmente inteligente sería emprender una solución relativa, una ruta correcta que permitiese «restar del problema total aquella porción de él que es insoluble, y venir a concordia en lo demás».»

«El catalanismo no logró casi nunca dejar de presentar una significación partidista; ni alcanzó a abandonar a tiempo unos derroteros que a la postre han conducido al país a la ruina. Nadie puede hoy honradamente dejar de confesar que, en fin de cuentas, el catalanismo, al término de su trayectoria, se ha vuelto contra Cataluña; y que incluso lo que un tiempo pudo tener de generosa aspiración renovadora, en medio de la general decadencia, lo que tuvo también de idealidad, desviada sin duda, pero llena de ingenuas ilusiones, lo que haya representado en cuanto a anhelos de reforma y de perfección, bien que exaltados y turbulentos, todo ello ha sido ignominiosamente prostituido y sacrificado en estos últimos años. Lo que, en medio de la equivocación general, hubiera en él de nobles ansias renovadoras y de esencias tradicionales, ha sido muerto últimamente por los corifeos separatistas, y a consecuencia de ello el catalanismo es hoy un cadáver. Para el bien de Cataluña y de España entera no lo podemos de ningún modo dejar insepulto.»

«La triple división de Cataluña hace prever que en los próximos cuatro años la agitación separatista seguirá y la pulsión por seguir planteando un referéndum no dejará de estar presente en la política catalana y española. En el control del lenguaje y, por tanto, de la mente de los individuos el separatismo ha sabido también promover las trampas dialécticas. Una de ellas consiste en hablar de España y de Cataluña como dos entidades que están al mismo nivel y que además están enfrentadas. Su discurso crea la sensación de que España es algo lejano, que se halla al otro lado del Ebro, un país vecino al que tenemos que soportar.».

«El Procés unilateral de independencia no ha sido sobre todo un ataque contra España. Ha sido una acometida inédita a las bases de la democracia liberal. ¿Y cuál es el camino para salir del laberinto? No hay otro que el marco constitucional. No hay atajos al Estado de derecho. La Constitución es, precisamente, la hoja de ruta que entre todos nos dimos para abordar y superar los momentos difíciles.».

«La salida del laberinto está en la letra de la Constitución. Pero también en su espíritu. Necesitamos recuperar aquel clima de profundo patriotismo que permitió a nuestros padres mirar juntos al futuro y construir creativamente un horizonte compartido. Sólo hay salida si tenemos la voluntad de superar las diferencias a través de un proyecto común español, abierto y generoso, con acentos de concordia. Ojalá en la nueva legislatura lo logremos entre todos.».

LA RUTA CORRECTA

«Construir una Cataluña dentro de una España en la que todos quepamos, y formar parte, en pie de igualdad, de ese proyecto común que es España. Un proyecto que nos conecta con Europa y en el que los catalanes queremos participar con entusiasmo y responsabilidad. Un proyecto que nos conecta también con Hispanoamérica, a la que no debemos renunciar por razones culturales e históricas. Vivimos tiempos difíciles, la división se ha adueñado de nuestro debate público, de nuestras calles, de las discusiones en la familia, con los amigos o en el trabajo. Es el debate más dramático que puede darse en toda sociedad porque de lo que se trata es de que dejemos de ser conciudadanos, de que dejemos de compartir una comunidad sociopolítica, de que partamos nuestro país.»

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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