Aún son días de emergencia en la isla de La Palma, pero ya son cientos de familias las que lo han perdido de todo, y miles las desalojadas y que no volverán al mismo barrio, pueblo o isla que tenían: la erupción del volcán Cumbre Vieja lo ha cambiado todo.
De modo que en cuanto pase la parte grotesca y natural de la erupción, y decaiga totalmente la solidaria, llegará el momento de la burocracia y de pedir las ayudas para estas familias.
En estas, publica EsDiario un reportaje con un título que genera un impacto descomunal: Un «mena» cuesta al año cuatro veces más que las ayudas previstas para el volcán.
El propio diario matiza el coste por MENA del que habla:
Cada uno de ellos, y son casi 4.000 solo en la Comunidad de Madrid, necesita un desembolso medio de 4.700 euros mensuales. No significa que vayan a su bolsillo, sino que la entidad, oenegé o asociación que los tutela y da cobijo recibe ese dinero cada mes para su manutención, con una tabla que va desde los 1.900 euros hasta los 1.700.
Solo un 7% de los menas son de origen extranjero sin papeles. El resto, en su mayoría españoles, aprovechan la oportunidad y el coste que tienen
La comparación no pretende generar un agravio, sino explicar las paradojas y lagunas de los servicios públicos. Y en buena lid, conviene insistir en que los controvertidos «menas» y su coste tienen letra pequeña: en ese epígrafe van incluidos los menores españoles también, acogidos por familias o en centros especializados, y son la mayoría.
La polémica se circunscribe al 7% de ellos que proceden del extranjero y llegaron en una situación de ilegalidad: una minoría ruidosa de apenas 300 chavales sobre el total madrileño que, sin embargo, afectan a la imagen del conjunto del colectivo, niños y adolescentes con problemas familiares que buscan una oportunidad y suelen aprovecharla.
Escasas ayudas para los damnificados por el volcán
Lo que sin duda quiere denunciar el artículo de EsDiario es que las ayudas estipuladas para alguien que ha perdido todo lo material en su vida; casa, coche, muebles, ropa, objetos, etc. es absolutamente ínfima en comparación a la realidad:
Los afectados solo tienen aseguradas las ayudas que prevé la legislación para situaciones como la suya, muy lejanas a las pérdidas sufridas, según consigna el BOE, que cita «ayudas (…) de situaciones de emergencia o naturaleza catastrófica», de 15.120 euros por destrucción de vivienda y de otros 2.580 euros por las propiedad y objetos materiales y personales, sin más detalle.
Es decir, un palmero que haya perdido su casa, con todo dentro o en el entorno, solo puede aspirar de entrada a 17.700 euros: todo lo demás dependerá de la «generosidad» del seguro propio, del añadido del consorcio y de las partidas extra que pueda librar el Gobierno y el fondo de solidaridad europeo, tan probablemente amplias como inciertas en su plazo, ejecución y destinatarios.