Tensiones internas y juego de tronos en el socialismo español

El siniestro ‘plan Zapatero’ para reemplazar a Sánchez por Illa y seguir forrándose dos años

Zapatero se mueve para garantizar que la presidencia no salga de la órbita socialista y que la legislatura llegue a su fin pese a la tormenta política que sacude a Sánchez

El siniestro 'plan Zapatero' para reemplazar a Sánchez por Illa y seguir forrándose dos años
Zaptero y Pedro Sánchez PD

Tiene una cara que se la pisa.

Y se lo está llavando crudo.

En pleno vendaval político, José Luis Rodríguez Zapatero emerge como protagonista inesperado.

El ex presidente, lejos de retirarse a los placeres de la vida contemplativa, estaría maniobrando con habilidad para garantizar que, pase lo que pase con Pedro Sánchez, la presidencia del Gobierno no escape del control socialista durante lo que resta de legislatura. Y todo apunta a un nombre: Salvador Illa.

El contexto no podría ser más turbulento.

Los escándalos judiciales se multiplican en torno al Ejecutivo, con ramificaciones que alcanzan desde el propio entorno familiar de Sánchez hasta las cúpulas del partido.

La reciente entrada de la UCO en la sede del PSOE y las investigaciones abiertas contra pesos pesados como Santos Cerdán y Begoña Gómez han encendido todas las alarmas en Ferraz y Moncloa. En este clima, la opción de un relevo ordenado cobra fuerza entre las voces más pragmáticas del socialismo.

El papel activo de Zapatero: guardianes de la continuidad

Lejos de ser un simple espectador, Zapatero habría asumido un papel central para pilotar este posible relevo. Su objetivo es claro: evitar una convocatoria anticipada de elecciones que podría entregar el Gobierno al Partido Popular o a una coalición alternativa. La jugada pasaría por convencer a Sánchez —o presionarle sutilmente— para que ceda el testigo antes de verse forzado a una salida abrupta.

Las reuniones discretas entre Sánchez e Illa en La Moncloa se han multiplicado estos días, según fuentes próximas al partido. El propio ex presidente catalán goza del favor de buena parte del aparato socialista, al considerársele un dirigente menos desgastado por los escándalos recientes y capaz de tejer nuevos consensos parlamentarios.

La Constitución permite el relevo sin urnas: precedentes históricos

El plan no es descabellado ni inédito en la historia reciente. La Constitución Española, en su artículo 99, contempla que si el presidente del Gobierno dimite o pierde una moción de confianza, es el Rey quien propone un candidato a la investidura tras consultar a los grupos parlamentarios. Si ese candidato —en este caso, Salvador Illa— logra mayoría suficiente en el Congreso (primero absoluta; si no, simple en segunda votación), puede convertirse en presidente sin necesidad de convocar elecciones.

España ya vivió un proceso similar hace más de cuatro décadas. En 1981, tras la dimisión de Adolfo Suárez, fue elegido presidente Leopoldo Calvo-Sotelo mediante este procedimiento parlamentario, sin paso por las urnas. Años después, José Luis Rodríguez Zapatero parece querer reeditar aquella fórmula para sortear la tormenta actual.

¿Por qué Illa? Las claves del delfín catalán

La elección de Salvador Illa no es casual. Ex ministro de Sanidad durante la pandemia y actual líder del PSC en Cataluña, Illa ha sabido mantenerse al margen de los grandes escándalos nacionales y goza tanto del respaldo del aparato como de buena prensa entre algunos socios parlamentarios.

  • Es percibido como «gestionador», perfil bajo y dialogante.
  • Puede atraer apoyos nacionalistas clave —especialmente ERC— gracias a su perfil catalán.
  • No está vinculado directamente a las polémicas judiciales que cercan al núcleo duro sanchista.

El movimiento también serviría para reforzar la estrategia socialista a medio plazo: consolidar Cataluña como bastión electoral y desplazar parte del poder económico hacia Barcelona, tal como planean desde Moncloa junto con Collboni e Illa.

Consecuencias políticas: resistir hasta 2027… o ganar tiempo

El objetivo último del «plan Zapatero» es agotar la legislatura hasta 2027 o, al menos, mantener el poder hasta que amaine la tempestad judicial. Evitar una convocatoria electoral inmediata permitiría:

  • Desactivar parte de la presión mediática y judicial sobre Sánchez y su entorno.
  • Dar tiempo al PSOE para recomponerse internamente y renovar liderazgos sin el estrés electoral.
  • Mantener intacto el bloque parlamentario progresista gracias a un perfil menos polarizante como Illa.

De momento, Pedro Sánchez resiste atrincherado y no da señales públicas de querer marcharse. Pero cada día surgen nuevas voces internas —y externas— que urgen a un cambio estratégico antes de que sea demasiado tarde.

Los riesgos del relevo exprés

Pero no todo son ventajas ni certezas para los socialistas:

  • El procedimiento requiere mayoría parlamentaria, lo que obliga a negociar con todos los socios actuales —incluidos independentistas y nacionalistas—.
  • Un cambio brusco podría ser percibido como maniobra oportunista para blindar intereses particulares frente al desgaste judicial.
  • El Partido Popular ya ha advertido que denunciará cualquier «trampa» o «pucherazo» institucional.

La opinión pública podría castigar duramente una operación vista como puramente táctica para «seguir mangando dos años más», según critican desde la oposición.

Curiosidades y datos insólitos

  • En los pasillos del Congreso ya circulan apodos irónicos sobre este movimiento: algunos diputados lo llaman «la operación Frankenstein 2.0», otros hablan directamente del “plan Bambi Reloaded”.
  • Si finalmente Illa accediera a la presidencia sin elecciones, sería el primer presidente catalán desde José María Aznar… aunque Aznar nació en Madrid pero tenía raíces familiares catalanas (un clásico en los quiz políticos).
  • El último relevo exprés por dimisión fue en 1981; desde entonces ningún presidente ha dejado voluntariamente La Moncloa antes de agotar mandato.
  • En redes sociales proliferan memes con Zapatero manejando hilos cual titiritero detrás del telón rojo socialista.
  • Según expertos constitucionalistas consultados estos días por varios medios digitales, no hay impedimento legal alguno para este tipo de transición parlamentaria… aunque reconocen que “el precio político sería alto”.

Por ahora, Ferraz guarda silencio oficial mientras los rumores crecen. Y mientras tanto, Zapatero sonríe desde las sombras: sabe mejor que nadie que, en política española, nada es imposible… salvo aburrirse.

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