Hay un refrán español muy sabio que dice que «quien siembra vientos, recoge tempestades».
Algo así le ha sucedido a la socialista presidenta de Navarra, María Chivite, quien en un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo ha recibido toda una suerte de abucheos e improperios.
La razón es más que evidente. Sus acuerdos con EH Bildu para estar en la poltrona autonómica no se han borrado del colectivo de los buenos ciudadanos navarros.
El 4 de septiembre de 2021 la jefa del Ejecutivo regional acudía a la localidad de Tudela en la que se inauguraba un monolito bautizado como ‘El abrazo de Tudela’ para rendir homenaje a quienes habían sido víctimas de la barbarie etarra.
Cuando Chivite quiso tomar la palabra, varios de los asistentes comenzaron a silbar y a abuchear a la presidenta socialista por querer estar a la vez en las dos vertientes, a favor de los asesinados y amenazados por ETA y, por otro lado, llegando a todo tipo de acuerdos con el partido heredero de la banda asesina:
¡Fuera de aquí! ¡Mentirosa!
La política del PSOE intentaba pedir respeto a los asistentes que estaban disconformes con sus pactos con EH Bildu y se agarraba al argumento de que aquel era un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo:
Un poco de respeto, que este es un acto en favor de las víctimas del terrorismo.
Sin embargo, aunque Chivite trató de seguir con el mensaje institucional, las protestas no pararon:
¡No al pacto con Bildu, fuera de aquí! ¡Vete con Otegi!
Laura Casanova Sáinz-Aja, hija de Francisco Casanova, asesinado por ETA, aseguró al término del acto que no estaba de acuerdo con la doble vara de medir de María Chivite:
Es una actitud súper hipócrita venir a un acto en contra del terrorismo cuando luego estás pactando con los que han estado a su lado toda la vida. Me parece bochornoso, no me he sumado a la pitada por respeto pero ganas no me han faltado
La esposa del asesinado, Rosalía Sáinz-Aja, era también muy explícita en sus críticas contra la actual presidenta de Navarra:
Me ha salido del alma gritar mentirosa por dar un discurso político bonito pero muy alejado de la realidad de sus acciones.