Dan tanta vergüenza como asco. Pedro Sánchez necesita la abstención de Bildu para ser investido presidente y un simple repaso a los últimos movimientos políticos en Navarra, donde la socialista María Chivite también gobierna gracias a la abstención de los proetatarras, indica que de forma solapada el PSOE está haciendo gestos de aproximación a los herederos de ETA.
Chivite necesita sacar adelante los Presupuestos de la Comunidad Foral y tiene que contar con el visto bueno de Bildu.
La vieja aspiración de la formación que lidera Arnaldo Otegui es lograr, por razones obvias, la transferencia de las Prisiones y la elaboración de un «modelo penitenciario propio» o un sistema orientado a la reinserción de los presos, mediante la gestión de los cárceles.
Chivite ya ha aceptado una «nueva política penitenciaria» y se ha sumado a la declaración institucional promovida por Bildu, Podemos y Geroa Bai contra la dispersión de presos, un cambio en toda regla que obedece al doble objetivo de mantenerse en el poder y contribuir a que los proetarras favorezcan igualmente la permanencia de Pedro Sánchez en La Moncloa.
La reclamación de un modelo penitenciario propio cuenta, naturalmente, con la buena acogida del jefe del Ejecutivo y desde Instituciones Penitenciarias ya se ha trasladado al Gobierno navarro la disposición a estudiar la propuesta.
En suma, que Bildu va a salirse con la suya, favorecido por la necesidad que tienen tanto Chivite como Sánchez de pasar por el aro de las exigencias de los proetarras. Y en eso están.
Mientras los focos están puestos en el chantaje de los golpistas catalanes a Pedro Sánchez, el socialismo se está aproximando a Bildu paras completar el círculo de la indignidad.
Los pasos de María Chivite en Navarra son claros: ella y Pedro Sánchez necesitan lo mismo y a los mismos compañeros de viaje.
Representan a lo más indecente de la clase política, pero hace tiempo que al PSOE la sangre derramada de los socialistas asesinados por ETA parece no importarle nada.