El caos gubernamental, reflejado en la pésima gestión de la crisis del coronavirus, ya le ha supuesto a España miles de fallecidos

Felipe VI y su premonitoria frase a Pedro Sánchez al jurar como presidente: «El dolor vendrá después»

Nunca habría podido imaginar el Rey Felipe VI que una simple frase se iba a cumplir tan pronto.

El monarca español, justo el día en el que Pedro Sánchez juraba su cargo de presidente en La Zarzuela, tenía una ocurrente respuesta a una ‘gracieta’ del inquilino de La Moncloa.

El jefe del Ejecutivo, que en realidad nunca ha andado muy ducho en eso de guardar las formas ni atenerse a los protocolos oficiales, le soltaba a Felipe VI esta perla:

Han sido ocho meses para diez segundos.

El presidente socialista se refería a las dos convocatorias de elecciones, la del 28 de abril de 2019 y su posterior repetición, el 10 de noviembre de 2019 y las largas negociaciones que han acabado formando un nuevo gobierno de coalición sociocomunista.

Sin embargo, Sánchez no contaba con el humor sagaz e ingenioso del Rey que, en un estado distentido, pero con toda la intención del mundo, replicaba a sus palabras:

Ha sido rápido. El dolor viene después.

Desde luego, si alguna vez el monarca se quedase sin trono, podía dedicarse perfectamente a la adivinación vistas las dotes que tiene.

A Sánchez le está costando más de un dolor de cabeza haberse echado en brazos de Podemos y sus confluencias, de ERC, del PNV o de los bilduetarras, partidos que han acreditado una nula fiabilidad y que en cuanto se les pide un mínimo de lealtad institucional, estos dinamitan todo tipo de consenso.

Y, desde luego, lo que está siendo más doloroso para el gabinete sanchista es el tremendo caos que ha generado la pandemia por el coronavirus.

El presidente del Gobierno ha tenido que ver desde su atalaya como su socio principal, Pablo Iglesias, era quien decidía muchas cuestiones, entre ellas meter a su pareja como ministra de Igualdad.

‘Gracias’ a la denodada labor de Irene Montero para poder imponerse a Carmen Calvo y sacar antes del 8-M su famosa ley del ‘solo sí es sí’, el Ejecutivo no vio o no quiso ver el tremendo iceberg que se le venía encima, el del coronavirus.

Todos muy feministas, muy satisfechos de haberse conocido, todos en pandilla a las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer.

Pero después de la fiesta y del aquelarre, como bien predijera Felipe VI, el dolor vendría. Y tanto que sí.

Ahora mismo España ronda y, desgraciadamente a buen seguro superará este 28 de marzo de 2020, los 5.000 fallecidos y estará en torno a los 70.000 contagiados por el COVID-19.

El dolor que predijo el monarca español es ver como al mismo tiempo que muere gente y se infectan personas, las pruebas que el Gobierno de Pedro Sánchez adquirió valen, a lo sumo, para detectar un embarazo, que fallan más que una escopeta de feria.

Dolor es ver como el Ejecutivo es incapaz de coordinar nada. Que de no haber sido por comunidades autónomas como la de Madrid, el Gobierno de España aún estaría a verlas venir, paralizado por los efectos del coronavirus y acordándose de aquella famosa reunión técnica en el Ministerio de Sanidad un 30 de enero de 2020, cuando se avisó de que, visto lo que había pasado en Wuham (China), España debía protegerse.

Sánchez prefirió no alterar la foto del 8-M y el dolor lo está pagando ahora toda España.

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