CON VALENTÍA, MUCHO RIESGO Y SIN CONFIAR EN LA JUSTICIA NI EN LAS FUERZAS DE SEGURIDAD

Cómo echar tú mismo a los okupas de tu propiedad, basándote en un caso real

Los okupas se las saben todas, el propietario también debe jugar a ese juego

Cómo echar tú mismo a los okupas de tu propiedad, basándote en un caso real
El diputado podemita Pablo Padilla y la Policía. Agencias

La historia de los okupas se parece en muchísimas ocasiones.

En el caso de los propietarios, alguien les avisa de pronto de que su segunda vivienda, o en ocasiones hasta la primera cuando han salido de viaje o de vacaciones, ha sido okupada ilegalmente.

Los okupas son rápidos y se las saben todas muy bien. A menudo son sigilosos, llevan días vigilando un piso para asegurarse de que está libre, y en el último momento entran del modo que sea y de forma inminente cambian la cerradura.

Lo siguiente es preparar la casa, extender unas camas -si no las hay- y preparar algo de alimento. ¿La razón? Si llega la Policía, poder demostrar que llevan tiempo en la vivienda, más de 48 horas a ser posible. Aunque es bastante probable que si llevan menos, los agentes de la autoridad tampoco les echen. Si los okupas llevan niños o alguna mujer embarazada, todo es más fácil para ellos y más complejo para los de fuera.

De modo que hay dos tipos de propietarios: los que se lamentan por lo sucedido y se ponen en manos de la Justicia. Que será lenta (entre seis meses y dos años) y a buen seguro dolorosa para ellos y bastante laxa con los okupas que quebrantan la ley; y los que se ponen manos a la obra.

Para ello, cada vez proliferan más empresas de desokupación, que utilizan técnicas de lo más sorprendentes para hacer salir a los okupas de su agujero y dejar el piso libre a sus propietarios.

Y también, cada vez, se vienen dando más situaciones que algún día van a llevar a un disgusto. Por ejemplo, la que cuenta Crónica Global, de una pareja que recuperó su apartamento en la costa de Gerona por las malas, ellos mismos, después de arrancar la cerradura y enfrentarse a los quinquis que ocupaban ilegalmente la casa:

La forma de proceder de estos valientes fue la siguiente, para que tomen nota quien esté en la misma situación:

  1. Esperaron a que el/los okupas salieran de la casa para llamar a un cerrajero y demostrándole que la vivienda era suya con las escrituras, accediera a sustituir el bombín de la puerta.
  2. En su caso, el okupa llegó entonces y tuvieron que enfrentarse a él. Si el okupa llama a refuerzos, los propietarios llaman a la policía.
  3. Los okupas saben muy bien lo que hacen, y si llega la policía dirán que son okupas y que se acogen al Código Penal y a su artículo 245 para no poder ser desalojados a la fuerza, amenazándoles con consecuencias jurídicas.
  4. Los propietarios, al no haber bombín en la puerta, aseguraron que les estaban robando y que los ladrones trataban de entrar al piso.

Así fue como las fuerzas del orden, Mossos en este caso, procedieron a echar a los okupas, por la vía del robo y no por la de la Okupación.

España es el paraíso del okupa y esto tiene muy mala pinta, porque cualquier día puede haber una desgracia mayúscula en estos enfrentamientos entre propietarios (o empresas de desokupación) y los que viven saltándose la ley.

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