MADRID, 23 (OTR/PRESS)
Predecir cómo va a ser el mundo dentro de unos años ha sido una preocupación que viene de antiguo, y la prueba es que la profesión de profeta va pareja en veteranía con la de alfarero, que ya Dios hizo de alfarero con aquello del barro, y le salió Adán, que sólo El sabe si hubiera surgido algo mejor empleando madera o mármol.
Los profetas modernos actúan de forma colegiada y, previamente, hacen una encuesta. Luego, hacen otra, y así descubren hacia dónde van las tendencias, que,¡ hombre!, no es que te digan en qué fecha llegará el Anticristo, pero te pueden indicar, más o menos, lo que va a hacer la mayoría de la gente.
La Fundación de Telefónica ha encargado un útil estudio para conocer los hábitos de menores y adolescentes, y ha descubierto que casi 9 de cada 10 menores usa Internet, y que 7 de cada 10 prefiere navegar por la red a ver la televisión. De un golpe, me he sentido rejuvenecer, porque me entretiene mucho más leer y contestar el correo electrónico, buscar información, leer los contenidos de periódicos del otro continente que aquí no llegan, que sentarme a ver perorar a personas dedicadas a correr los cien metros cama, o a saltar sobre las testas de cornudos y vacas infieles, en un club donde distingo a unos pocos y no conozco a los demás.
Estamos viviendo un cambio de uso tecnológico que va a causar variaciones sociales tan profundas como las que provocó la aparición de la imprenta. La Galaxia Gutember soportó la embestida de la galaxia Marconi, y ésta la del tubo catódico, pero esto que llega tiene de todo y por su orden: se puede leer, se puede escuchar y se puede ver. Navegábamos a vela, y resulta que los adolescentes (y algunos que no lo somos) preferimos los recientes barcos de vapor.