Lorenzo Bernaldo de Quirós – El enemigo externo.


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Una conspiración judeo-masónica, liderada por el capitalismo financiero internacional ha elegido destruir la economía española que goza de una salud envidiable y de unas perspectivas de futuro maravillosas. Especuladores sin escrúpulos se ceban con la pobre España para destruir la ingente labor de un Gobierno responsable, con un programa sólido y consistente para afrontar la crisis y sentar las bases de una flamante recuperación. Esta tesis surrealista sería una humorada si su fuente fuese El Hormiguero o cualquier otro show televisivo. Pero en boca del Gabinete que rige los destinos de España resulta una mezcla explosiva de enloquecimiento e insulto a la inteligencia. El socialismo reinante ha perdido el contacto con la realidad o quiere tomar el pelo a los sufridos españolitos. Cualquiera de esas dos opciones resulta impresentable y constituye un ejercicio de irresponsabilidad impropio de un gobierno de un país que no sea una república bananera.

Los mercados financieros, los inversores y los agentes económicos nacionales y extranjeros han perdido su confianza en la economía española no por afán especulador si no por razones muy sólidas. Con un endeudamiento del sector público rampante y con una economía en caída libre y sin expectativas de salir a flote, nadie en su sano juicio está dispuesto a arriesgar su dinero en España SA. Esta razón social está en una situación muy delicada, por no decir al borde del precipicio, y su solvencia está en cuestión. Ante este panorama, la reacción normal es seguir el viejo consejo de Woody Allen «coge el dinero y corre». Lo contrario es suicida y nadie está dispuesto a morir por Zetapé, salvo su cada vez más reducida guardia pretoriana.

La responsabilidad de lo que sucede tiene una sola causa: la actuación del Gobierno. No existe ni un solo plan creíble y consistente que permita creer que el déficit público se reducirá. No hay ni una sola iniciativa seria para reformar el mercado de trabajo a pesar del aumento brutal del desempleo. No se ha planteado medida alguna que permita confiar en una corrección de la pérdida de competitividad de la economía española. Si además, países con un escenario similar, léase Grecia están en los umbrales de la quiebra, la gente se pregunta y con razón si España puede llegar a una situación similar. En esta tesitura, la reacción de los mercados no es un ataque a España, si no una moción de censura a la gestión del Gobierno.

La búsqueda de un «enemigo externo» al que achacar los problemas internos es un recurso clásico de todos los populismos que en el mundo han sido. Del caos venezolano tienen la culpa los norteamericanos; del desastre argentino tuvieron la culpa los malvados capitalistas internacionales. Los casos podrían multiplicarse hasta el infinito. En plena fuga hacia adelante, el Gobierno lleva al país a una situación pésima con perspectivas horripilantes.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído