Francisco Muro de Iscar – Lo que los protagonistas callan.


MADRID, 23 (OTR/PRESS)

¿Qué se ha tratado con ETA y con sus mediadores, quienes saben lo que ha pasado y qué sabe cada uno de los protagonistas? Zapatero y Rubalcaba, en la retaguardia, han autorizado contactos y visitas como la de Koffi Annan, y dado carta libre a alguno de los suyos para avanzar. Y Eguiguren, que desde el inicio de los tiempos anda negociando bajo cuerda con el entorno etarra.

Y Urkullu, que haya estado o no en el centro de la relación, tiene información privilegiada de todo lo que pasó. Pero, ¿qué sabe Rajoy, qué información ha tenido sobre la marcha del proceso y sobre el debate interno en ETA? ¿Sabe el casi seguro futuro presidente del Gobierno si hay contrapartidas? ¿Le ha pedido alguien que las aplique si gana?

En esta historia de esperanza -pase lo que pase el final de ETA está más cerca-, todavía quedan muchos pasos que dar. Lo primero que ETA entregue las armas, y aunque Garzón ya se ha apresurado a decir que lo hará, la mayoría de los españoles queremos verlo en directo. En el País Vasco ya no hay miedo, al menos hoy, a morir de un tiro en la espalda, a una bomba lapa en el coche o a un atentado contra un cuartel de la Guardia Civil. Pero sigue sin haber libertad.

Nada menos que 500 guardias civiles se concentraron el sábado para denunciar el acoso de Bildu en el País Vasco y Navarra a ellos y a sus familias en los ayuntamientos donde gobiernan. Ni el ministro del Interior ni el director general de la Guardia Civil han dado una palabra de apoyo a sus hombres, a los que se han jugado la vida y todavía se la juegan.

Gracias a ellos y a muchos ciudadanos que han hecho frente a los asesinos, podemos hablar hoy de su derrota. ¿Qué pasará después de las elecciones si, como es previsible, Bildu logra más apoyo? ¿Seguirá el acoso y la huida de los vascos que no comulgan con los proetarras?

No ha habido ni una sola palabra de ETA a las víctimas, las únicas «consecuencias» reales no del conflicto sino de la barbarie durante más de cuarenta años. Esa palabra es indispensable para que podamos hablar de un paso más y, por supuesto, de generosidad. Sí ha habido otras palabras, como las de Eguiguren, diciendo que habría que «hacer un monumento a Zapatero y Rubalcaba por acabar con ETA».

Tantos años hablando de no utilizar el terrorismo como bandera política y acabamos así. Seguramente esta decisión esperanzadora pero incompleta no dará más votos al PSOE, pero puede que se los quite al PNV y abra un escenario terriblemente complejo en el País Vasco.

Se muere ETA, ¡ya era hora después de tanto daño inútil!, pero ni hemos recuperado la libertad en Euskadi ni se ha devuelto la dignidad a las víctimas ni ha llegado la paz y la concordia. A Rajoy le va tocar una tarea envenenada. Ojalá sepa afrontarla como un hombre de Estado y un político honesto.

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