Victoria Lafora – Esto no ha hecho más que empezar


MADRID (OTR/PRESS)

El debate presupuestario y los buenos datos del empleo en abril han permitido a Mariano Rajoy recuperar su papel de «estadista impasible». No hay declaraciones, ni disculpas, ni propósito de enmienda sobre la corrupción y el lodazal en el que se ha instalado su partido, ni sobre las maniobras para obstaculizar las investigaciones judiciales. Ahora lo que toca es hablar de «éxito económico». Incluso se permite ironizar sobre la anunciada moción de censura de Podemos.
Pero la superación de las enmiendas a la totalidad, esta semana, no significa que el camino parlamentario de los presupuestos esté expedito o vaya a ser fácil. A partir de ahora se necesitarán 176 votos para que la desunida oposición no tumbe partidas que se consideran fundamentales de las cuentas públicas. La hábil negociación planteada por el PNV, que tantos réditos va a reportar a Euskadi, es irrepetible. El anhelado voto del diputado Pedro Quevedo, de Nueva Canarias, ya está tasado en casi quinientos millones. Los apoyos se le han vuelto demasiado onerosos al Gobierno.
De ahí la preocupación por la campaña de las primarias del PSOE. Los datos sobre los avales de los tres candidatos no solo han hecho cundir el nerviosismo entre los partidarios de Susana Díaz, sino también entre los miembros del Ejecutivo. A nadie se le oculta que un triunfo de Pedro Sánchez cerraría la puerta a cualquier negociación y alentaría la moción de censura de Podemos. De hecho, los asesores de Pablo Iglesias le instan a retrasar la presentación de la misma hasta conocer quién liderará el PSOE.
De ganar Sánchez, posibilidad que hace una semana se veía como improbable y ahora como factible, Iglesias podría ofrecerle ser el candidato y volveríamos a la casilla de salida. Seguro que recuerdan la famosa rueda de prensa en la que el líder de Podemos se postuló como vicepresidente de un gobierno de Sánchez, asumiendo también el control del CNI y de Televisión Española.
Así, mientras en la Comisión de Economía del Congreso comienza el arduo debate de las enmiendas a los presupuestos, los ojos de Podemos y el PP están fijos en el debate interno de los socialistas. Nunca, ni en su etapa de lehendakari, ni en su efímera presidencia del Congreso, había sentido Patxi López tantos ojos observándole. Es el que menos opciones tiene pero su triunfo evitaría que el PSOE se rompa en dos.
Como ha sucedido en Francia o en Estados Unidos, las primarias en tiempos de indignación social son una bomba de relojería. Pueden llevar a la Casa Blanca a un peligro público como Trump o dejar al socialismo francés al borde de la extinción. La militancia y los votantes no suelen coincidir en el diagnóstico de la situación política.
Con estos mimbres ni Rajoy tiene asegurada la legislatura, ni los socialistas la supervivencia de sus siglas. Esto no ha hecho más que empezar.

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