LOS IMAGINARIOS MALOS TRATOS DE ROCIÍTO INAUGURAN LA CAMPAÑA DE PODEMOS EN EL CIRCO DE TELECINCO

Vergüenza, mentira y manipulación: Irene Montero se salta el derecho a la presunción de inocencia y llama maltratador a Antonio David Flores

Vergüenza, mentira y manipulación: Irene Montero se salta el derecho a la presunción de inocencia y llama maltratador a Antonio David Flores

Huele a dinero, a venganza y a favor prestado a lo más radical del comunismo podemita para sustentar sus leyes de género, de hembrismo, del sí es sí hasta el final, que ni siquiera convencen a las feministas de toda la vida. ¿Necesitaban algún caso mediático para lavar el cerebro a jueces y fiscales en lo tocante a la esperpéntica Ley de libertad sexual? Hace un tiempo hablaban de reprogramar a los miembros de la judicatura. Fue a raíz del juicio de la manada, donde una fresca ligera de cascos consiguió llevar a la cárcel a un grupo de energúmenos trogloditas que habían mantenido sexo consentido en grupo, cosa muy habitual en las noches locas, en estos tiempos de banalización del sexo y el resto de valores. Fue un circo judicial/mediático en el que los jueces sentenciaron bajo una gran presión. ¿Hay que creer siempre a una mujer, diga lo que diga, solo por razón de sexo, como propuso hace un tiempo Carmen Calvo? ¿Las mujeres son seres infalibles? ¿No mienten nunca, no exageran y tergiversan hechos, incluso aconsejadas por sus propias abogadas para sacar más tajada en la separación o el divorcio? ¿No hay denuncias falsas? ¿No hay hombres maltratados e injustamente tratados? Este es un gran debate social y cada vez está más en entredicho la actual Ley de Violencia de Género, por injusta, discriminatoria y vulnerar el artículo 14 de la Constitución que garantiza igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Esta ley discrimina a los hombres, al privarles del derecho a la presunción de inocencia.

Fue vergonzosa y vomitiva la intervención de la Ministra de Igualdad, Irene Montero, en el circo mediático de Sálvame, defendiendo a Rociíto, supuesta víctima de unos malos nunca demostrados y no avalados por ninguna sentencia. Esta ministra, sin más mérito que ser la pareja del jefe, se atrevió a arremeter contra los jueces, tildándolos de machistas, llamando maltratador a un hombre que nunca fue juzgado. Fue una vergüenza también el desfile de supuestas expertas y comisarias de los chiringuitos políticos del género pontificando sobre las interioridades de las emociones humanas, partiendo de una película, morbosamente guionizada, carente de rigor, basada en opiniones y sentimientos de una enferma en tratamiento psiquiátrico desde hace años. Incluso en contra de la opinión de la Justicia.

El culebrón Rociíto es el nuevo circo de las tardes de Telecinco. Todo un inicio de campaña de la izquierda radical para inclinar la voluntad de los votantes de Madrid, comunidad en la que, según la podemita Montero, las mujeres no están seguras. Bochornoso también el apoyo en las redes sociales de los políticos oportunistas del “yo te creo”. Según todas estas hembristas –que no feministas— Rociíto, como personaje público, sería una especie de arquetipo, la voz de las mujeres anónimas que denuncian a sus maridos maltratadores.

Aunque parezca que los carroñeros de Telecinco ya no pueden sorprendernos en su bajada al barro, aún les queda cuerda. Todavía no se han atrevido con un snuff, es decir, la retransmisión de una muerte en directo a través de la tortura, pero todo se andará. Solo es cuestión de tiempo, porque la audiencia de Vasile parece reclamar emociones cada vez más fuertes y el elenco de colaboradores de cortos escrúpulos se mueve como pez en el agua turbia de las cloacas de las bajezas humanas.

ROCIÍTO VENDE SUS IMAGINARIOS MALOS TRATOS POR MÁS DE DOS MILLONES DE EUROS

Lo que ofreció Telecinco la noche del domingo, tras cebar durante los días precedentes, fue vomitivo de principio a fin, y quedan diez capítulos donde, según anuncian, dará estopa a diestro y siniestro. Todo un guion inmundo en forma de docudrama sobre una mujer desequilibrada enfrentada al mundo que, tras perder la guerra contra su exmarido en los juzgados, toma venganza y se dispone a ganarla en el basurero de Berlusconi a cambio, eso sí, de un montón de pasta. Un caso de malos tratos, ciertos o no, vende y Telecinco maneja muy bien los asuntos del morbo, siempre al borde de la legalidad o saltándosela directamente. Recuérdese el millaje del caso Raquel Bollo, una pobre chica que saltó directamente del arroyo al estrellato cuando denunció al padre de sus hijos, el cantante Chiquetete. Se erigen en defensores de la mujer, pero es pura hipocresía. Son conocidas las vejaciones contra algunas de las mujeres invitadas, a lo que hay que añadir las violaciones tanto individuales como en grupo en sus realities regados con abundante alcohol y quién sabe si algún estimulante más.

Denunciar malos tratos a través de la televisión siempre es rentable mediática, social y económicamente, máxime si la historia está trufada con elementos extra como un  suicidio fallido, relatado entre sollozos, como el que nos ocupa. Cuando el telespectador participa de manera pasiva en el visionado de imágenes acompañadas de sonidos de fondo y una locución lastimera en primera persona, con jadeos, hipos, balbuceos, silencios, lagrimeo y exagerados ataques de ansiedad, tiene una repercusión en su cerebro, lo cual se traduce en emociones que se registran en estructuras profundas del hipocampo, en las que ya existen emociones anteriores de culpa, miedo, angustia, impotencia o desvalorización. Por eso nos afectan tanto determinadas escenas y nos inducen al llanto. Por eso media España está consternada con este vomitivo culebrón. El  subconsciente no diferencia entre la realidad y la ficción. No es mi intención, no obstante, hacer un perfil psicológico sobre la protagonista del docudrama, porque ignoro qué parte es su propia proyección y cuál un papel aprendido. Por la exageración en la exposición de los hechos, me inclino a pensar que es una mezcla de ambas que deja ver un grave desequilibrio manifiesto que, por lo que parece, no ha sido tratado adecuadamente. Desequilibrio del que se ha beneficiado, por una parte, la adolorida protagonista, por otra, la cadena para conseguir un mayor impacto del relato, así como los adalides de la manipulación del género que, con sus ligeras y sesgadas opiniones, han incomodado a los profesionales del Derecho y a las fuerzas del orden, por pretender crear una justicia alternativa, de espectáculo, “sin posibilidad de que el afectado pueda ponerla en cuestión”, queriendo dar a entender que como el caso ha sido mal juzgado, porque los jueces son machistas, existe la posibilidad de reabrir el caso. Hay que decir que para ello harían falta pruebas y no “un testimonio de parte que ya fue valorado en los tribunales”.

Ahora bien, la seducción no es general, pues mientras la audiencia más babosa se deja influir por el docudrama y permanece con el corazón roto de dolor y el síndrome de abstinencia en espera del siguiente capítulo, un buen número de telespectadores han escuchado el relato con mucho escepticismo. Unos tildan a la protagonista de excelente actriz y otros de una mujer con mil conflictos desde su infancia y mil emociones mal gestionadas, que busca un culpable fuera sin haber mirado dentro de sí misma, que es donde radica el problema. La terapia tiene que enfocarse desde ahí.

Los guionistas han titulado el bodrio Contar la verdad para seguir viva, a lo que algunos críticos han retitulado Contar la verdad para llenar las arcas vacías. Este podría ser el real motivo de la venta de los trapos sucios de los diferentes familiares con los que no tiene trato desde hace años. Ni siquiera mantenía relación con su padre Pedro Carrasco cuando falleció. La causa de estas desavenencias, según fuentes bien informadas, sería su pareja Fidel Albiac, con la que lleva años y del que podría tener una dependencia patológica. Esto es un secreto a voces. Él sería el culpable de este “secuestro” social, distanciamiento y ruptura con sus familiares, incluidos sus hijos, tíos y hermanos. Él es, según estas fuentes, quien dirige su vida, quien se ha encargado de sus continuas demandas y quien ha fundido, literalmente, la millonaria herencia que le heredaron sus padres –no se sabe en qué— y de hacerle contraer una deuda con Hacienda de más de un millón de euros. Él habría sido quien la lanzó a esta aventura mediática por una más que  suculenta suma de dinero.

La serie es un buen botín para todos, aparte de conseguir una venganza en plato frío que incluiría la expulsión del exmarido Antonio David Flores de todos los programas de la cadena, pretendiendo incluso extender el cordón sanitario a las revistas del corazón, con el fin de quitarle cualquier ventana donde poder defenderse. La cadena se está embolsando varios millones, y la protagonista que se presenta como víctima y su pareja habrían cobrado entre dos y cinco millones de euros por el estriptis emocional, según apunta el periódico La Razón.

Este culebrón inesperado puede perjudicar de manera irreparable a algunos miembros de su familia y especialmente a sus dos hijos. Como contraprestación, Rociíto habría retirado todas las demandas contra la cadena, lo cual explica la defensa a ultranza del escabroso relato por parte de los colaboradores.

Fidel Albiac, el cocerebro de todo el guion con la productora, sobre el que hubo un silencio sepulcral en todos estos años, está empezando a cobrar protagonismo. Se rescata incluso una denuncia por malos tratos de hace años y han vuelto a sonar las palabras de Masiel sobre el sospechoso ojo morado de Rociíto que un maquillador de Telecinco habría tenido que disimular. ¿Y si el auténtico maltratador fuese el marido del presente y no el del pasado? Otro secreto a voces, sobre el que la hija mayor, Rocío Flores, tiene mucho que decir. Silente hasta ahora, ella, sin duda, tiene la clave del porqué de la mala relación con su madre y los altercados cuando tenía quince años –ahora tiene 24—, sobre lo cual hay una sentencia condenatoria contra la niña y un periodo de alejamiento, debido a las acusaciones en sede judicial del susodicho Fidel Albiac. ¿Qué ambiente estaba viviendo la adolescente en casa de su madre y su pareja? ¿A qué voces se refiere en uno de sus tuits? Aunque ella nunca ha revelado nada sobre las interioridades vividas con el entonces novio de su madre, parece que hay puntos muy oscuros que podrían conducir a la verdad de esta historia truculenta hecha a la medida del guion, por unas cuantas monedas de plata. Pocas o muchas, no hay cantidad que lo justifique.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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